Anoche, en el Arenal

Dos balas terminaron con la vida de un nene de 10 años

Uno de los ocho hijos de los esposos Benítez-Galicio murió, a poco de recibir dos tiros en el costado izquierdo.

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Los esposos Benítez recibían el consuelo y la solidaridad de sus vecinos esta mañana frente a su casa de Pje. Cervantes al 4600. Foto: Danilo Chiapello

 

José Luis Pagés

jpages@ellitoral

Marcos Ramón Benítez que tenía 10 años de edad y vivía junto a sus padres -además de siete hermanitos-, en El Arenal situado atrás del barrio San Lorenzo, murió anoche, a las 23.10, alcanzado por dos balazos.

Los disparos, que partieron de las sombras, no habrían estado dirigidos a él. Fueron balas perdidas las que se incrustaron en su cuerpo, dos de las tantas que en cualquier momento del día o de la noche surcan las calles de la barriada que Los Sin Techo levantaron 14 años atrás.

El papá de Marcos, Pablo Benítez, quien trabaja como lavacoches en el estacionamiento de la Gobernación, dijo entre lágrimas que su hijo era el cuarto de los ocho que tuvo con su compañera Mabel Galicio, de 37, quien no pudo pronunciar palabra porque un nudo le atenazaba la garganta.

Marcos, quien estaba en su casa cuando cayó herido de muerte, concurría a la escuela Pascual Echagüe y allí cursaba el cuarto grado, mientras que su vida social se limitaba a la relación con amiguitos de su edad, con los que solía jugar en la calle y con ellos almorzaba en el comedor que funciona en el Polideportivo de Cervantes al 4600, en la esquina de su casa.

“Para eso quedó el Polideportivo, ahí no hay otra actividad que la de darle la comida a los pibes, pero no se practica ningún deporte y las actividades recreativas no existen”, acotó un vecino.

“Acá los balazos van y vienen a cualquier hora, y muchas veces los chicos dejan de comer y salen corriendo porque se arma un tiroteo”, dijo a su vez el padre de Marcos, quien no dejaba de preguntarse “¿quién me devuelve a mi hijo?”.

“Otro vecino que salió en apoyo de los dichos de Pablo Benítez agregó: “Los vecinos somos los prisioneros de ellos, de los delincuentes. Ellos están en libertad y son dueños de la calle, mientras nosotros tenemos que vivir encerrados en nuestras casas”.

Muchos pobladores de El Arenal que pasaban ante la casa de los Benítez detenían el paso o bajaban de sus bicicletas, para saludarlos y expresarles sus condolencias en medio de escenas de profundo dolor.

A quiénes se refieren los que hablan de “los dueños de la calle”, a ésos que andan a los tiros sin reparar en las consecuencias, no se sabe con exactitud, pero que ahí existen las bandas criminales, existen.

Para saber cuáles son las razones por las que los vecinos se sienten abandonados a su suerte basta recordar al policía que allí mismo murió acribillado a balazos, cuando cuidaba una obra de la EPE, o a la niña que fue violada, asesinada y sepultada en medio de la calle, cuando regresaba de un baile.

“Espero que entiendan nuestro dolor -dijo el papá de Marcos-, porque no es distinto al dolor que pueda sentir cualquier familia que vive en el centro de la ciudad. Justicia para mi hijo”, pidió Pablo Benítez.

 

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Marcos Benítez, el nene de diez años muerto a balazos en El Arenal.

Foto: Archivo