Mercado de granos

Lo interno influye más que lo externo

La vigencia de las restricciones a la comercialización de trigo y de maíz ha tenido sobre los precios un efecto mucho más negativo que la crisis mundial.

 

Pablo Adreani

A esta altura de los acontecimientos ha quedado demostrado que el daño producido por la política

anti-exportadora de trigo y de maíz, implementada por el Secretario de Comercio, en un momento en el cual el Gobierno necesita de las divisas para recomponer su balanza comercial y el superávit fiscal, ha tenido un efecto mucho más negativo para los precios que la misma crisis de la Unión Europea.

La corrida del dólar, el retiro de los plazos fijos en pesos y su conversión al dólar “blue”, el “pedido” del Gobierno a los exportadores para que demoren la salida de sus ganancias al exterior, el nuevo esquema para las empresas mineras y petroleras que deben liquidar el ciento por ciento de sus divisas en pesos, la sugerencia a los importadores “no paguen una sola carta de crédito, y unas cuantas disposiciones más que han terminado por asfixiar el sistema financiero local e internacional.

Todas ha tenido como consecuencia directa la paralización del comercio exterior de la Argentina, tanto desde el punto de vista de la importación como de la exportación.

Cuesta creer que el Gobierno quiera frenar el Comercio Exterior, sus flujos comerciales y financieros, logrado por el cambio en las reglas de juego y en el “uso y costumbre” internacional, en la ruptura de las “reglas y contratos Incoterms” que legisla desde hace siglos el comercio exterior mundial.

Se salva la soja

El comercio de commodities agrícolas está prácticamente paralizado, salvo en el caso de la soja donde existe demanda todos los días del año. No siendo el caso del trigo y del maíz, en los que el control de las exportaciones implementado por el Secretario de Comercio (dicho de otra forma la no apertura de los ROE o registros de exportación) sigue provocando una paralización absoluta en el comercio de ambos productos. En este escenario de turbulencia cambiaria y financiera, donde la misma incertidumbre la trasladan los molinos y exportadores, el productor se muestra totalmente desconcertado, desorientado, shockeado, desanimado, pero a la vez con mucha bronca contenida, ante una situación donde está comenzando a cosechar el trigo de la nueva cosecha y todavía tiene trigo de la vieja cosecha sin poder vender. Lo mismo está sucediendo con el maíz, si bien estamos a un par de meses del ingreso de la nueva cosecha de maíz, la falta de demanda con entrega ha provocado una caída libre en el precio del disponible.

Algo parecido está pasando con el trigo agravado en este caso por el ingreso de la nueva cosecha.

Dispersión de precios. El precio del trigo disponible llegó a 116 dólares, el mínimo de los últimos tres años y la posición futura enero 2012 no está mucho mejor, cerrando el miércoles a 112 dólares. Mientras tanto, en la web oficial del Ministerio de Agricultura el precio del trigo FAS teórico supera los 166 dólares, un sobre precio de 50 dólares con respecto al precio que pagan molinos y exportadores. En el caso del maíz, el mercado disponible llegó a cotizar 120 dólares, el mínimo de los últimos tres años e incluso por debajo del precio del maíz en plena crisis financiera en los Estados Unidos, a mediados del 2008.

En la misma web del Ministerio de Agricultura el precio del maíz FAS teórico a partir del precio FOB de mercado, llega a 190 dólares, esto es 70 dólares por arriba del precio que pagan los polleros y la exportación.

Muchos productores están olfateando que la política agropecuaria del Gobierno no se va a modificar y tienen cada vez más cerca el fantasma de una rentabilidad negativa o quiebra en muchos de los casos.

Sensación térmica

El ánimo en el interior está comenzando a levantar cada vez más temperatura y se habla ya con frecuencia en muchas reuniones de productores de salir a las rutas como una manera de demostrar su descontento y también como un pedido de: “Auxilio, me estoy fundiendo”.

La quiebra de muchos productores de trigo y de maíz, podrá revivir la epopeya de la resolución 125; pero en esta oportunidad tienen frente a ellos el 54 por ciento de votos que dan cierto aval al modelo. Me pregunto: ¿no será que el modelo está agotado y vienen tiempos de cambios, como lo viene sugiriendo la Presidenta con sus frecuentes anuncios en distintos foros, reuniones con industriales y empresas automotrices y de maquinarias agrícolas?