Extensión universitaria

¿Quién establece qué investigar?

En el marco del XI Congreso Iberoamericano se realizó un panel sobre Ciencia, Tecnología y Sociedad. Persisten las discusiones en torno a quién define cuándo un problema social es legítimo.

(C) Analía Benigni - Comunicación científica UNL - El Litoral

¿Qué caracteriza a la extensión universitaria en este nuevo milenio?, ¿qué tienen en común, o más particularmente cuáles son los puntos de contacto entre la extensión, la docencia y la investigación?, y al mismo tiempo, ¿en qué se diferencian? En el marco del XI Congreso Iberoamericano de Extensión Universitaria se debatieron estos y otros temas, que hacen a las funciones propias de cualquier Universidad.

Jesús Sebastián, de la Universidad Complutense de Madrid, indicó que una de las características básicas de la extensión es el compromiso social, pero, al mismo tiempo, que éste debe de estar presente también en la docencia y en la investigación. Es decir, que en una Universidad el compromiso social tiene que ser transversal a sus funciones: “Si la extensión social se apropia del compromiso social de una universidad, entonces nos encontramos ante el dilema de qué compromiso le toca a la docencia y a la investigación. Por lo cual, planteo que el compromiso social sea un principio transversal que atraviese toda la estructura institucional de la Universidad”, manifestó Sebastián.

“¿Qué papel debe jugar la extensión en este escenario? Creo que el de la interlocución y la vinculación permanente con los sectores sociales y productivos, de tal forma que le permitan alinear sus políticas institucionales, con las políticas públicas, y las demandas sociales, entre otras funciones. Sería como una antena desde el punto de vista del contexto”, prosiguió Sebastián.

Por su parte, Leonardo Vacarezza -especialista en Sociología de la Ciencia y la Tecnología, profesor de la Universidad Nacional de Quilmes- se refirió a que existe una relación de asimetría entre la Universidad y la sociedad, es decir, entre el conocimiento del experto y del lego. En este marco, uno de los posibles significados de la apropiación social refiere a la alfabetización científica. Por ende, la universidad debe implementar acciones de alfabetización científica con el objetivo de “contribuir a la elevación social y cultural de la población que no tiene acceso al conocimiento; cumplir con el compromiso moral frente a la injusticia de una sociedad desigual y brindar servicios para la satisfacción de necesidades o la solución de problemas sociales”, entre otros postulados mencionados.

Por otro lado, “existe un motivo que refiere a devolver a la sociedad parte del esfuerzo que ésta hace para sostener a la Universidad”, enfatizó Vacarezza.

Qué investigar

Por otro lado, el doctor en Science, Technologie et Societé (Centre Science, Technologie e Societé, CNAM, París), licenciado y profesor en Sociología de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), Pablo Kreimer preguntó a la audiencia: “¿quién define los problemas?, ¿quién establece cuál es la agenda de temas a investigar?, y más particularmente, ¿quién define cuándo un problema social es legítimo?” Frente a ese cuestionamiento, el decano de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la UNL, Mario Schreider, ejemplificó el caso del Programa CAI+D Orientados a Problemas Sociales y Productivos, en donde la UNL con fondos de su propio presupuesto- profundiza el conocimiento y aporta soluciones sobre problemas que la comunidad y el desarrollo sostenible de la región demandan.

Los proyectos de este Programa respetan la forma de los proyectos tradicionales de I+D de la UNL, pero incorporan un avance en la generación de conocimientos en el contexto de una aplicación, particularmente en la identificación de los problemas a abordar y en la participación de los beneficiarios de los proyectos en las etapas de formulación y ejecución de los mismos.

En lo que respecta a los temas de interés que se plantean en cada convocatoria, Schreider indicó que “se realizó un espacio de discusión y análisis entre las estructuras de la gestión de la Universidad, los representantes de las unidades académicas y el Consejo Social de la UNL, organismo donde están representados muchos actores sociales, como por ejemplo el sector productivo, la iglesia, la justicia, las organizaciones no gubernamentales, el sector científico-tecnológico”.

“Como así también, se efectuaron interrelaciones y consultas con otros organismos gubernamentales para comenzar a trabajar en conjunto, como por ejemplo la secretaría de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación de la provincia de Santa Fe y otras universidades de la región, en procura de establecer los mismos”, concluyó Schreider.