Dos días clave para la Unión Europea

Merkel y Sarkozy luchan contra la adversidad para salvar el euro

La refundación de la Comunidad tiene cada vez más obstáculos. El ministro británico, David Cameron, no firmará si no hay garantías para el sector financiero de su país.

Fernando Heller - DPA

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El tándem “Merkozy”, neologismo que identifica la simbiosis política entre la canciller germana, Angela Merkel, y el presidente galo, Nicolas Sarkozy, no lo tendrá fácil en la próxima cumbre del jueves y viernes para sacar adelante su proyecto de refundar la Unión Europea (UE) para anclar la disciplina fiscal.

A pesar del tono grandilocuente que exhibieron este lunes en la cumbre del eje franco-alemán, tras anunciar que crearán un nuevo Tratado de la Unión Europea con el objetivo de salvar la moneda única y fijar a fuego en los textos la “regla de oro” de la disciplina presupuestaria, los mercados siguen sin relajar la presión, incluso sobre París y Berlín, hasta ahora intocables.

En las últimas semanas todo parece seguir en la UE la caprichosa “ley de Murphy” (si algo puede salir mal, saldrá mal): mientras el eje franco-alemán se afana en cerrar la crisis, la agencia de rating Standard & Poors amenaza la “triple A”, la mejor nota, de Alemania y Francia, entre otros socios, además de cuestionar la máxima solvencia del fondo de rescate al euro.

Por si no bastase el cúmulo de problemas que deben enfrentar los 27 socios en la cita que se inicia mañana, el primer ministro británico, David Cameron, amenaza con ‘no firmar‘ un nuevo texto europeo si no obtiene garantías suficientes para el sector financiero de su país, concentrado en la City, el corazón económico de Londres.

Una vez más, se cuela en un Consejo europeo el recuerdo de la euroescéptica ex primera ministra británica Margaret Thatcher, quien en la cumbre europea de Fontainebleau en 1984 lanzaba una apuesta contra los federalistas europeos, entonces encarnados por el eurodiputado italiano Altiero Spinelli (1907-1986), que abogaba por los “Estados Unidos de Europa”, con políticas económicas unidas en el ámbito monetario y fiscal.

“No firmaré un tratado que no tenga esas salvaguardas sobre asuntos como la importancia del mercado único y de los servicios financieros”, subrayaba Cameron.

La palabra “salvaguardas” o “excepciones” suelen traer malos augurios para quienes apuestan por más Europa (más unión política) y no por un continente como zona de libre comercio, el mayor mercado del mundo (cerca de 500 millones de habitantes-consumidores) con algunas reglas pero sin muchas concesiones a Bruselas.

Londres fue casi siempre el paladín de las fórmulas especiales, con las claúsulas “opt out” (excepción), mediante la cual, por ejemplo, el país tampoco participa en el euro. Ahora, Cameron parece inspirarse en el mismo espíritu de resistencia a todo lo que suene a ceder soberanía a las instituciones de la UE.

Compleja

La postura de Cameron agrega todavía más incertidumbres a una de las cumbres europeas más complejas de los últimos años. En la cita estará por última vez el presidente en funciones del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien junto al vencedor de las últimas elecciones en España, Mariano Rajoy, del conservador Partido Popular (PP), han mostrado su apoyo sin fisuras a la reforma de los Tratados europeos.

En todo caso, la reunión de este lunes del tándem franco-alemán en París ha dado al menos las pistas de como podría quedar configurada la hoja de ruta de la eurozona y de la UE en los próximos años o décadas: más disciplina y castigos (quizás automáticos) a los socios incumplidores del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), el motor que pretendía ordenar la heterogénea constelación de la eurozona, pero que ha resultado deficiente.

El nuevo plan franco-germano para intentar sacar a Europa de la crisis pasa por una Unión Fiscal, lo cual, de hecho, se traducirá en un estrecho control de los borradores de presupuestos nacionales por parte de Bruselas, con una amplia cesión de soberanía, a lo cual no todos los socios del bloque estarían dispuestos. El proyecto daría así a la Comisión Europea el control remoto para sugerir y proponer enmiendas y cambios presupuestarios todas las veces que sea necesario.

Los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 deberán analizar la propuesta alemana para que quede grabado en los nuevos tratados, así como en las Constituciones nacionales, la ‘regla de oro‘ fundamental del PEC: un límite de déficit del 3 por ciento del producto interior bruto (PIB) y un techo del 60 por ciento del PIB de la deuda pública.

Otro frente de batalla de la cumbre, que a priori parece innegociable por Berlín, es permitir que el Banco Central Europeo (BCE) actúe como prestamista de último recurso, adoptando funciones similares a la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos o al Banco Central de Japón, para comprar cuando sea necesario deuda soberana de los países con problemas, lo cual ayudaría a frenar los ataques de los especuladores, además de una rebaja de tipos.

Italia

Los tres sindicatos mayoritarios de Italia, Cgil, Cisl y Uil, anunciaron hoy una huelga de tres horas para el próximo lunes, 12 de diciembre, como protesta ante las medidas incluidas en el plan de ajuste aprobado por el Gobierno tecnócrata de Mario Monti. Los representantes de los trabajadores pidieron un encuentro urgente con el Gobierno para aportar modificaciones al plan de austeridad y se dijeron “preocupados por las consecuencias que el plan de ajuste tendrá sobre los empleados y los jubilados, así como sobre las perspectivas de desarrollo del país”. Se trata de la primera iniciativa común de los tres sindicatos mayoritarios en muchos años.