Atroz crimen en barrio Santa Rita

Siete tiros a quemarropa

La víctima tenía 26 años. Seis balazos lo alcanzaron en la espalda. El restante en la nuca. Hay un detenido.

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La policía trabajó intensamente en el lugar del hecho en busca de elementos de interés para la causa.

Foto: Pablo Aguirre

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Minutos después del ataque, el infortunado fue trasladado hasta el hospital psiquiátrico Mira y López donde, pese a los esfuerzos realizados, se produjo su deceso. Foto: Pablo Aguirre

Redacción de El Litoral

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Fueron 7 tiros los que terminaron con la vida de Javier Mendoza, de 26 años.

El grave suceso ocurrió en la tarde de ayer y provocó un verdadero sacudón en los numerosos habitantes de barrio La Ranita.

Eran cerca de las 18, cuando un individuo apareció en la zona de La Pampa al 6400 (esquina con Europa) y sorprendió a Mendoza.

Lo que siguió fue un breve intercambio de palabras que terminó de la peor manera. El recién llegado (un muchacho) sacó de entre sus ropas un arma de fuego y lanzó un furibundo ataque contra el nombrado. La ira del agresor fue de tal magnitud que descargó casi por completo todos sus proyectiles.

Seis de los balazos impactaron en la espalda de la víctima. Un séptimo tiro ingresó en la parte posterior del cuello (nuca).

Cometida la demencial acción, su autor se alejó del lugar a la carrera, ante la aterrada mirada de los vecinos también sobresaltados por los disparos.

Quienes primero reaccionaron fueron los propios allegados a la víctima quienes cargaron al herido en una Renault Kangoo blanca y partieron raudos en dirección al hospital psiquiátrico Mira y López. Entre éstas personas estaría el padre del baleado.

Ya en dicho nosocomio, los profesionales ordenaron los trabajos que son de práctica para estos casos. No obstante, pese a los esfuerzos realizados, minutos después se produjo el deceso.

En simultáneo, unidades del Comando Radioeléctrico y de Orden Público rastrillaban el lugar del episodio en busca de datos que permitan dar con el autor del crimen.

Las novedades no tardaron en llegar. Uno de los pesquisas advirtió el paso de un sospechoso en una zona próxima al escenario del asesinato.

Así las cosas, la policía logró aprehenderlo no sin antes tener que resistir el embate de varias personas que intentaron entorpecer el accionar policial.

La retirada de los móviles se produjo en medio de una “lluvia” de piedras y palos que arrojaban los más exaltados, motivo por el cual debió llegar “de apuro” una unidad del Cuerpo de Guardia de Infantería. Ya en dependencias policiales, se supo que el único detenido por el crimen es un muchacho, de 19 años.

Entre otras cosas, el imputado habría confesado que arrojó el arma homicida en un descampado de la zona. No obstante, dicho elemento no fue hallado hasta el cierre de esta edición.