Previsiones para el año próximo


Prometen que en 2012 Europa superará la crisis

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Herman van Rompuy Foto: EFE

El presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, calificó al 2011 de “annus horribilis”. Críticas contra el Primer Ministro británico, David Cameron.

 

De la Redacción de El Litoral

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DPA

El presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, lo dijo hoy con claridad meridiana pero en latín: la eurozona, y por extensión toda la Unión Europea (UE), viven un “annus horribilis”, uno de sus momentos más graves de las últimas décadas, aunque se superará el bache, prometió.

“No hay una solución milagrosa, en absoluto. La confianza que se ha perdido sólo puede restablecerse poco a poco. La crisis de confianza ha sido demasiado profunda para que haya un cambio de la noche a la mañana”, comentó el ex primer ministro belga en una acalorada intervención en la Eurocámara, centrada en la crisis y en los acuerdos alcanzados en la última cumbre de Bruselas.

Apenas trascurridos cuatro días del último -y supuestamente trascendental Consejo europeo, y superado el momento de las declaraciones políticas grandilocuentes, aflora ahora en las instituciones europeas un tono más pragmático sobre los resultados de la cita europea.

En ese sentido, aparte de Van Rompuy también el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, recordó hoy que no hay ninguna solución automática para salir del pozo: “No hay ni panacea ni bala de plata, ni milagros”, apuntó. “Esto se parece más a un maratón que a un ‘sprint’”, agregó el portugués.

A pesar del baño de realidad de Bruselas, Van Rompuy expresó su confianza en que la Unión Europea (UE) superará esta fase de dificultades y prometió que las generaciones venideras recordarán que Europa pasó en estos años “del infierno al paraíso”.

Al mismo tiempo, el belga se mostró irritado por el hecho de que las principales plazas bursátiles no hayan reaccionado de manera tan positiva como se esperaba en Bruselas a los acuerdos alcanzados en la pasada cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno.

“No podemos decir que los mercados financieros son corresponsables de la crisis actual y de los problemas que tenemos que superar y al mismo tiempo decir que esperamos los resultados de los mercados financieros para evaluar los resultados a nivel político en el Consejo Europeo”, se lamentó.

Contra Cameron

Pero la parte más dura de la jornada en Estrasburgo se la llevó el primer ministro británico, David Cameron, contra el cual cargaron las tres principales fuerzas políticas en la Eurocámara.

El veto que puso el británico, presionado por el ala más euroescéptica de su partido conservador, al gran pacto fiscal de la UE, al que se sumaron todos menos Londres, fue el objetivo.

“Si podemos prescindir de la solidaridad británica ... no veo porqué los otros 26 (socios) deberían hacer más gestos con el Reino Unido”, comentó Joseph Daul, líder del PPE.

Sus palabras hacían referencia al año 1984, cuando en la cumbre europea de Fontainebleu, Francia, la entonces primera ministra conservadora británica Margaret Thatcher lograba el llamado “cheque británico”, cerca de 4.000 millones de euros anuales que Londres recibe como compensación por los menores beneficios que, en comparación con socios como Francia o España, obtiene de la Política Agrícola Común.

“Esto no es una declaración de guerra ... la solidaridad va en ambas direcciones, no sólo en una dirección. El dinero de nuestros contribuyentes debería ser empleado para algo más que recompensar egoístas actitudes nacionales”, subrayó Daul.

También los líderes de la bancada socialista y socialdemócrata, además de los liberales, calificaron de inaceptable las exigencias de Londres, quien en su voluntad por proteger los intereses del corazón financiero del país, la “city”, quedó aislado del resto de socios.

No obstante, el grupo de Europeos Conservadores y Reformistas acusó a sus colegas del hemiciclo de haber convertido a Reino Unido en el “chivo expiatorio”, mientras que el radical euroescéptico Nigel Farage aseguró que Londres simplemente ha decidido subirse “al bote salvavidas” mientras el resto de la Unión Europea navega “en el Titanic camino del desastre económico y democrático”.