Vocación solidaria

Vocación solidaria
 

María Emilia Gagneten

Esta maestra normal y profesora de inglés viene desarrollando -desde hace un tiempo- diferentes actividades solidarias en instituciones de su barrio, de manera voluntaria, como El Refugio y la Casa de Juan Diego. La educación de niños y jóvenes y la posibilidad de que se formen para conseguir un trabajo son sus prioridades.

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS. FOTO. MAURICIO GARÍN.

BAJO PERFIL. “Tengo mucha capacidad de organizar, de entrelazar y hacer que las cosas caminen, y con el entusiasmo que les pongo, las cosas caminan. Preferiría nombrar personas para que mi nombre quede entre el grupo, para que se vea quiénes son los que está haciendo las cosas”.

LOS COMIENZOS. “Llegué a El Refugio porque vivo a media cuadra. Un día entré y consulté en qué los podía ayudar. Me puse a hablar con los chicos y les pregunté por la escuela. Algunos me decían que no iban o que iban a los Emmpa, para adultos. Advertí que hay muchos chicos que están desfasados en la edad cronológica y la edad escolar y que tenían muy poca escolaridad: una o dos horas diarias. Armamos un grupo con maestras y ex directoras de escuelas (como Julia Gómez y Eva Ortiz, entre otras, quienes tienen mucha experiencia y conocimientos sobre niños de diferentes clases sociales y ganas de seguir enseñando) para hacer apoyo escolar. Funciona en el Biblioteca Popular Pablo Pizzurno. Si estos niños y jóvenes no tienen algún tipo de educación, una base, van a seguir siendo aplastados, ya que no tienen elementos para lanzarse a la vida. Se logró que muchos chicos pudieran entrar en escuelas de la zona. En 2011 estas docentes dieron apoyo escolar a algunos chicos de la Escuela Cuarto Centenario, siempre apuntando a aquellos que no tienen ninguna otra posibilidad de ayuda de la casa y que tienen problemas de aprendizaje”.

NECESIDADES VARIAS. “Los chicos de El Refugio son jóvenes a los que hay que incentivar permanentemente porque vienen de fracaso tras fracaso. La única forma de hacerles entender que eso es un bien para ellos es hacérselo sumamente entretenido pero, al mismo tiempo, productivo, que les sirva. Esto sigue funcionando porque se hizo en 2011 y continuará este año”.

APRENDER PARA MEJORAR. “En una feria de organizaciones sociales me encontré con Gustavo Bogel, director de la Casa de Juan Diego. En esta institución conocí a un grupo de chicas de entre 17 y 25 años, madres, con hijos chicos. Les propuse enseñarles a coser. A raíz de que se dejarán de usar las bolsas de plástico y se las reemplazará por otras, les sugerí que hiciéramos unas de friselina. Es algo fácil y es un material que cuesta relativamente poco. En la institución había dos máquinas de coser que no funcionaban, pero que se hicieron arreglar. Hicieron las bolsas y se ofrecieron a mercaditos del barrio y otras personas. Así se fue haciendo una cadena, según los pedidos. Un día le propuse al Arq. Rodolfo Bravi atar dos cabos: las chicas que estaban aprendiendo costura y que necesitaban una salida laboral podían hacer las bolsitas que iban a precisar los chicos de la colonia de vacaciones municipal. Le pareció buena la idea y la concretamos. Hay que recordar que Juan Diego es un lugar adonde van las mamás que necesitan cosas materiales: un desayuno o un almuerzo, ropa (que mucha gente dona y se va reciclando) y reciben contención y orientación. La idea no es que simplemente reciban algo sino que ellos generen sus propias condiciones para mejorar”.

RENOVADAS IDEAS. “En Juan Diego me pareció que el hecho de que una jovencita aprendiera a coser era algo bueno porque siempre va a haber alguien que necesita arreglar su ropa. Incluso, estuve hablando con la gente de El Galpón, municipal, donde tienen máquinas de coser nuevas para ver si las chicas van y aprenden algo más (como hacer moldes y la parte comercial, que es muy importante para poder abrirse y hacer otra cosa). Esto no quitaría que sigan yendo a Juan Diego. Si conseguimos más máquinas donadas, se pueden hacer arreglar y las chicas podrían llevárselas a sus casas y generar sus propios emprendimientos, estando con sus hijos”.

LA BÚSQUEDA. “Cristina Moreaux es la promotora de esta revista, que apoya mucha gente. Cuando la conocí le pregunté qué podía hacer, desde mi casa, porque la sede me queda lejos. Les junto cosas, veo si la gente les puede donar algo, estamos siempre en contacto por mail. Son autogestivos, la pelean bastante con la revista. Si alguien tiene un artículo o algo lindo para decir está bueno que lo manden a la revista o si quieren hacer publicidad contribuirán para que siga andando. Con su venta hay chicos de la calle que reciben un cierto dinero mensual. El año pasado les enseñé a hacer bolsos de tela: como no tenían máquinas de coser les propuse hacerlas en casa y que después ellos les pusieran un valor agregado: adornos, botones, un dibujo, y después las vendieron. Los chicos aprendieron a coser un botón o a poner una trencilla, y a usar la imaginación para hacer cosas”.

SER SOLIDARIOS. “Hay mucha gente que -a lo mejor- está en su casa y dice que le gustaría ayudar en algo pero no sabe cómo hacerlo o no tiene ganas de salir. A mí se me ocurren tantas cosas por hacer y no concibo que una persona se aburra en su casa. Quizás tienen cosas que nos pueden ayudar a seguir trabajando. Siempre necesitamos cierres, cordones, ropa para reciclar, una repisa, un armario, telas, cintas, tijeras, máquinas de coser, papeles usados, biromes, lápices; todo nos viene bien”.

EDUCACIÓN, LA BASE

“Esto lo hago de onda porque me gusta enseñar pero también porque me preocupa y me ocupa mucho el tema educativo. Soy maestra normal pero me dediqué a dar clases de inglés, en mi casa. El tema de la educación en Santa Fe me preocupa, aunque en todo el país, pero empiezo por lo que tengo más cerca porque es lo que uno puede hacer. Hablé con Bravi para proponerle que desde el gobierno municipal fueran a buscar a los chicos a sus casas para llevarlos a la escuela. No nos engañemos: por más que esté la asignación universal por hijo, los padres mandan a la escuela a sus hijos salteado, cuando pueden o cuando quieren. Un chico que no está bien alimentado ni estimulado desde niño va a crecer con muchas falencias”.

APRENDER EN CASA

“La costura es un hobby que tengo, aunque en realidad todo lo manual me gusta. En mi casa, cuando éramos chicos mi mamá (por gusto) nos hacía los vestidos, cosidos a mano cuando no tenía máquina. Ese amor a las cosas manuales siempre estuvo en nuestra casa. He hecho cosas de todo tipo, incluso cosí y tejí para las mejores tiendas de Santa Fe. Lo aprendí de mirar”.

TAMBIÉN LA MÚSICA

“Nací en Santa Fe y viví en varios barrios de la ciudad, incluso en el campo, lindero a la ruta 19. Sigo con mis clases de inglés, pero también estudio arpa y piano. Tenemos otros proyectos con el tema de música. En 2011 organizamos con una profesora de la Escuela de Música, Marcela Méndez, y otras personas, un festival de arpa, que anduvo muy bien. Tocamos en la Peatonal y se acercaron muchas mamás interesadas”.

PROYECTOS

“Quiero que los chicos de El Refugio puedan hacer alguna actividad manual para que tengan un oficio, una salida laboral. En 2010, fueron a aprender panificación a la Fundación Furman y el año pasado a un CAF, adonde hicieron pan para distribuir a otros CAF. Eso estuvo marchando pero siempre falta un poco más”.