Editorial

Una apuesta a la educación inicial

Mucho antes de asumir y aun antes de resultar electo, el actual intendente de Santa Fe, José Corral, había anunciado, entre otras prioridades, su intención de involucrar la gestión del municipio en los primeros años de vida de niños y niñas, a través del sistema de jardines maternales.

Poco después de hacerse cargo de la jefatura de la ciudad, confirmó la apertura -para este año- de 30 salas para bebés de 45 días a un año de edad. Estarán ubicadas en diez barrios cuya nómina no fue elegida al azar, sino que pertenecen al norte y oeste de esta capital, donde se concentra la población con mayores carencias económicas. El objetivo es ir ampliando esa cobertura de manera gradual, y habilitar nuevas salas, hasta que los beneficiarios de la propuesta cumplan los 4 años.

Sin dudas se trata de una decisión de gran importancia, porque involucra una probabilidad cierta de inserción en el sistema educativo de aquellos que no pueden hacerlo a través de la red privada. Precisamente se dará prioridad en el ingreso a miembros de familias más vulnerables y cuyas madres trabajen. Esta cuestión es trascendente, habida cuenta de que la inexistencia de espacios adecuados limita las posibilidades laborales de madres de niños pequeños, o bien éstos deben quedar -en no pocos casos- al cuidado de otros niños, apenas mayores, lo cual además de potenciar riesgos limita sus posibilidades educativas y recreativas.

Para garantizar el cumplimiento de esta medida, la máxima autoridad municipal elevó al rango de secretaría a Educación -también lo hizo con Salud- e impulsó la ordenanza que regula el Sistema Municipal de Educación Inicial. Uno de sus objetivos es -tal cual figura en el texto elevado al cuerpo deliberativo local- establecer un marco que regule la oferta de servicio educativo del nivel Inicial, garantizando igualdad de oportunidades a todos los niños y niñas de la ciudad en el acceso a una educación de calidad.

La extensión del alcance de la órbita municipal a temas tradicionalmente reservados a la provincia y la Nación, y desarrollados al margen de sus incumbencias, resulta no sólo pertinente, sino vital. En primer lugar, por la carencia que se verifica, con los miles de niños que, por escasez de oferta pública y privada, o por insuficiencia de medios para acceder a ésta última, quedan excluidos de vías de oportuno acceso al sistema educativo. Pero, sobre todo, porque el ingreso al sistema educativo involucra desbloquear impedimentos, abrir oportunidades, y, también, facilitar la inserción social y la visibilidad a todos los efectos de la atención estatal. Se trata, lisa y llanamente, de extender la mirada de lo público hacia un proyecto de inclusión integrador y abarcador, que supere las limitaciones del asistencialismo y apuntale, desde sus mismos cimientos, la construcción de ciudadanía en un plano de mayor justicia y equidad.