Llegan  cartas

El Bachillerato de las Estrellas: el turno noche del Colegio Nacional “Simón de Iriondo”

Prof. M. Carlos Visentín.

DNI. 2.389.173.

Señores directores: Quisiera empezar explicando cómo viene el bautismo de Bachillerato de las Estrellas. En esa época, el corte de la luz era cosa común y si la temperatura lo permitía, las clases continuaban en el patio, a la luz de la luna y de las estrellas. Por contribución de los alumnos se compraron 15 farolas tipo “sol de noche” y en un discurso el Prof. Diez Rodríguez “así calificó” al bachillerato. Al rector interino Armando Drago le agradó esa forma de llamarlo, y resolvió adoptarlo. Así nació el mote del primer Bachillerato Nocturno del interior del país.

Era el año 1933, el “Rector Juliá Tolrá —cuenta en su libro “Memorias” la extinta profesora Natalina Mioti— se lamentaba que teniendo el colegio aulas, gabinetes y todas las instalaciones, las mismas no prestaran utilidad durante las horas de la noche”. Se discute el tema y se resuelve encargar a los profesores Raúl Emilio Aguirre; Constantino Ramos y Rodolfo Piñero para que estudien el tema y, finalmente, se designa al Ing. Piñero para organizarlo. El 3 de abril de 1933 el bachillerato nocturno entra en funciones con 6 divisiones (2 de 1º año y 1 división por cada uno de 2º a 5º año). Fue todo un éxito y faltaron bancos para tantas inscripciones de alumnos y al poco tiempo se dictaban todas las asignaturas completas del turno diurno. No existía presupuesto y todos trabajaban gratis. Faltaban útiles, y quien se ocupara de la higiene de las aulas y gabinetes y tocara la campana. Los preceptores se sacaban de los propios alumnos. Los libros, tizas y demás, eran provisto por los propios profesores. Se reciben aportes, el máximo $ 3 y el mínimo 10 centavos. Había que pagar al portero, José Fernández, que terminó cursando los estudios. Era un año político el 1933; en octubre ocurre la revuelta radical contra el gobierno provincial de Luciano Molinas. El estado de sitio pone orden y recién entonces el ingeniero Piñero —como lo fue el doctor Manuel Menchaca para el diurno— pudo comenzar su lucha para lograr sacar presupuesto oficial. Los viajes a Buenos Aires fueron muchos, todos a costa de los bolsillos de los peticionantes. Piñero supo interesar a condiscípulos; jefes de partidos políticos, como Lisandro de la Torre; Américo Ghioldi; José Heriberto Martínez; Eugenio Wade; el doctor Manuel Menchaca, Rodolfo Lehmann; Nicanor Costa Mendes, Lorenzo Dagnino Pastore, Julio Noble del diario La Nación, diario la Prensa, el periodista Juan José Soyza Reyle de la revista “Caras y caretas”, entre otros. El ministro de la Nación don José María de Iriondo no quería un bachillerato sino una escuela de Arte y Oficio, pues los dos bachilleratos nocturnos de la capital federal —el Moreno y Rivadavia— habían fracasado, y a Rosario se le había rechazado una iniciativa similar. Pero tanta presión tuvo su fruto. Vale la pena recordar una carta firmada por Augusto Paillet, integrante de la delegación: “Salimos en un fordcito prestado en el año 1935 y nos recibió el subsecretario de Educación, Sr. Paz, quien nos informó que no había presupuesto alguno para Santa Fe; conseguimos una entrevista con el presidente Gral. Justo, quien luego de escucharnos llamó por teléfono al contador de la Nación y le pidió que atendiera muy bien a la delegación de Santa Fe. Este nos recibió y preguntó a cuanto ascendía la planilla de funcionamiento y le respondimos que alrededor de cien mil pesos anuales. Ocho días después, el 12 de enero de 1935 salió el presupuesto oficial del bachillerato nocturno de Santa Fe.

Pero no todo es alegría; sólo el 70 % de los docentes “que habían trabajado gratis durante dos años” fueron confirmados, un 30 % no lo fue ni se le reconoció los servicios prestados. Así es la mala política, que en ese año pone de luto a la Patria: el 23 de julio de 1935 en un atentado contra Lisandro de la Torre en el propio Senado de la Nación muere el doctor Enzo Bordabehere, hecho que conmovió al país. Al finalizar ese año, se produce el desprendimiento definitivo del Liceo de Señoritas que funcionaba por la tarde, pero anexo el Colegio Nacional. El decreto del 17 de julio de 1935 le da autonomía y designa a la doctora María A. Medina como primera rectora. Dentro de la planta funcional del Colegio Nacional S. de Iriondo turnos diurno y nocturno han pasado hombres prestigiosos de Santa Fe, de una cultura y un nivel social superior para la época.