Pobreza y desempleo juvenil

La cuestión social en el centro

de la preocupación de obispos

Diferencias entre los números del Indec y los elaborados por la UCA. Valoran lo realizado por el gobierno pero admiten que no alcanza.

Guillermo Villarreal

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DYN

El nuevo marco de diálogo Gobierno-Iglesia no impide a los obispos tener una percepción diferente sobre el modo de encarar la cuestión social, sobre todo cómo atender las situaciones de pobreza alarmantes y con cifras propias que duplican las estadísticas del Indec. Monseñor José María Arancedo confirmó que esta problemática será prioridad pastoral de la Iglesia apenas asumió la conducción de la Conferencia Episcopal Argentina en noviembre pasado: “La preocupación por lo social y la opción por los pobres siempre van a ser temas presentes en la agenda eclesial”, precisó. Pese a reconocer que el gobierno de Cristina Fernández “dio pasos positivos” en este tema vital, el arzobispo santafesino advirtió que “ahora hay mucha gente que consume, pero que no pudo salir de estructuras de pobreza como la carencia de vivienda digna o de acceso al agua potable”. Para trazar este diagnóstico social, los obispos cuentan con informes mensuales elaborados por la Universidad Católica Argentina. Estos estudios privados, que Arancedo definió como “muy sólidos y serios”, determinaron en forma reciente que cerca de un 30 por ciento de los argentinos son pobres, cifra que contrasta con el 15 por ciento medido por el Indec. Diferencias estadísticas que llevaron a los obispos a opinar puertas adentro que la deuda social sigue siendo material pendiente de la administración kirchnerista, pese a los esfuerzos para saldarla.

La falta de empleo

Otro tema que preocupa a la Iglesia es la desocupación, sobre todo entre los jóvenes. Una problemática que el titular de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Lozano, transmitió en diciembre pasado al ministro de Trabajo, Carlos Tomada. “El empleo digno es el único camino para salir de la pobreza”. La frase resonó fuerte en el despacho del funcionario kirchnerista, quien no atinó a dar respuesta y esquivó el planteo eclesiástico. Lozano fomenta una iniciativa consensuada con diversos sectores por su antecesor en la Pastoral Social, monseñor Jorge Casaretto, tendiente desterrar las situaciones de exclusión laboral.

El proyecto apunta a establecer políticas públicas que privilegien el empleo formal, a vincular los sistemas educativo y productivo, a generar programas de capacitación para la reinserción social de los sectores excluidos, y a prevenir el trabajo infantil. En forma paralela, la Pastoral Social también auspicia una iniciativa de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (Acde), para promover una política empresarial sustentable y orientada a ocupar y dar oportunidades de empleo personal con capacitación media o baja. Una franja laboral que representa el 43 por ciento de la población y que, según la Escuela de Economía de la UCA, fue excluida de la oferta laboral expansiva que se registró en los últimos años. “Todo el crecimiento del empleo neto entre 2004 y 2011 ha sido en trabajadores con educación secundaria completa o superior, mientras que el nivel de ocupación de trabajadores con educación secundaria incompleta declinó”, subrayó en un informe reciente. Para revertir este factor de exclusión social, la casa de altos estudios sugirió a las autoridades nacionales “repensar las políticas laborales con el objetivo de atenuar la segmentación del mercado laboral y crear empleos decentes para la población actualmente excluida del mercado formal del trabajo”.