editorial

Irritación por los cortes de luz

Temperaturas máximas elevadas y cortes incesantes en el servicio de energía eléctrica. Una combinación que irrita a los habitantes de la provincia de Santa Fe que, durante el último semestre, escucharon cómo desde el gobierno se presagiaba un verano “tranquilo” gracias a las inversiones realizadas en la EPE a partir de 2007.

Cuando todo parecía indicar que la peor situación castigaba a la ciudad de Rosario, desde esta semana la EPE se vio obligada a establecer cortes de energía “preventivos” en la ciudad Capital y en la zona de la Costa.

Los especialistas calculan que la demanda de electricidad aumenta cada año entre 5 y 7 por ciento, variable que se profundiza durante períodos de crecimiento pronunciado como el que atravesó la Argentina desde 2003.

El país no realizó las inversiones necesarias para generar más energía y acompañar el crecimiento de la demanda. La provincia, por su parte, tampoco se ocupó en destinar los recursos necesarios como para garantizar la distribución de la energía que hoy requieren los clientes de la EPE.

Es verdad que los gobiernos provinciales anteriores a la gestión del socialismo no realizaron inversiones elementales para que el sistema funcione. Durante aquellos años, la decisión política apuntaba a la privatización de la EPE, por lo que no existió una verdadera preocupación por actualizar la infraestructura de la empresa al ritmo de las necesidades. Incluso, se permitió que alrededor de 600 técnicos calificados e ingenieros pasaran a retiro. Los efectos de aquella sangría de personal idóneo se sienten en la actualidad.

Sin embargo, el socialismo ya transita su quinto año de gobierno y se agotó el tiempo de seguir atribuyendo a las gestiones anteriores la responsabilidad de los males del presente.

Como si los cortes de luz no resultaran los suficientemente irritantes para la población, los contratiempos se producen en el preciso momento en que comienzan a aplicarse los aumentos en la tarifa de la EPE.

El gobierno decidió postergar los incrementos a los clientes que sufrieron los problemas más graves. Sin embargo, llama la atención que las autoridades no hubiesen tenido en cuenta que esta situación podía plantearse durante el presente verano.

En este contexto sombrío, la incertidumbre se profundiza porque la Secretaría de Energía de la Nación confirmó a la provincia que retirará los subsidios a la EPE por haber aumentado sus tarifas sobre fines del año pasado.

Durante las últimas semanas, el gobernador Antonio Bonfatti comenzó a describir la situación con la crudeza necesaria y planteó algunos paliativos: propuso a los municipios que exijan a las constructoras de edificios la inclusión de grupos electrógenos en el presupuesto de cada obra.

La verdad es antipática y la solución de fondo exigirá tiempo y dinero. Quien ofrezca una salida mágica al problema, estará mintiendo de manera irresponsable.