Con ayuda de los vecinos

Pelearon para atrapar a un delincuente en fuga

Destrozaron la puerta principal de la casa y estaban en pleno robo cuando familiares del damnificado los descubrieron. Los asaltantes escaparon, pero uno de ellos cayó en manos de sus perseguidores.

De la Redacción de El Litoral

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Un vecino de barrio Candioti norte denunció anoche el robo perpetrado en su casa de calle Belgrano al 3900, luego de que en su ausencia, familiares descubrieran que la puerta del frente estaba abierta.

No eran más de las 22.30 del sábado cuando Juan, de 42 años, recibió el llamado de su suegra para avisarle que le habían entrado a la casa.

Su suegro Celestino y su cuñado Alberto, de 66 y 34 años respectivamente, habían emprendido la riesgosa tarea de dar alcance a los ladrones, que al ver el auto con las luces encendidas estacionado en la entrada de la cochera, abandonaron el lugar.

Mientras el dueño de casa debió abandonar la parrilla -estaba junto a su esposa y sus hijos por comer un asado en la costa cuando se enteró-; los otros dos hombres de la familia iban detrás de los delincuentes, que a toda carrera intentaban deshacerse de ellos.

Con antecedentes

Tras un largo trecho recorrido, los asaltantes optaron por separarse y ver cuál de los dos corría mejor suerte.

Así fue que a las diez cuadras, Celestino y Alberto, y algunos vecinos que al ver lo que pasaba no dudaron en colaborar, lograron acorralar a uno de ellos. Le dieron alcance en Pedro Zenteno y San Luis, donde hubo una pelea.

Celestino recibió un palazo en el estómago que lo dejó sin aliento, mientras que a su hijo Alberto el golpe le dio en uno de sus brazos. El delincuente, de 33 años y con varios antecedentes por delitos contra la propiedad, se defendió hasta donde pudo armado con un palo de madera, pero los vecinos eran como fieras que no cejaban a pesar de los golpes.

Finalmente, fue puesto a resguardo de la policía, que lo trasladó a la Comisaría 3ra. que interviene por jurisdicción. Allí se lo identificó y se supo de su historial delictivo, y de su domicilio en la zona de la Granja La Esmeralda. En cuanto a su cómplice, fuentes informadas dejaron trascender que estaría identificado.

De casualidad

“Pensé que le había pasado algo a mi hermana”, reconoció Alberto esta mañana. Acababa de llegar de Córdoba y estaba yendo con su papá a buscar su auto, cuando de casualidad descubrieron que la puerta del frente de la casa de su hermana estaba rota y abierta.

“Lo único que me robaron fue un rosario”, dijo a primera hora de hoy Juan, que no dormía desde anoche cuando se encontró con toda la casa revuelta. Claro que todavía faltaba ordenar y serenarse para darse cuenta de que algunos otros elementos también faltaban. No obstante, más allá de los golpes recibidos por su cuñado y su suegro, no hubo que lamentar pérdidas.

El hecho se produjo alrededor de las 22.30 del sábado, cuando los dueños de casa se disponían a pasar un fin de semana alejados de la ciudad, en una casa de fin de semana en zona de la costa. Sin embargo, los planes se vieron empañados cuando antes de la medianoche se enteraron del desagradable suceso.

Vecinos en riesgo

No es el primer caso en la semana en que un vecino toma la decisión de seguir a los asaltantes. El viernes al mediodía, tras el robo cometido en la panadería Monserrat -Monseñor Zazpe, entre San Martín y 25 de Mayo-, un amigo de los dueños del comercio que vio salir a los delincuentes, emprendió una peligrosa persecución en su auto, que terminó en Juan de Garay y avenida Alem. Eran tres sujetos que iban en dos motos y se escabulleron entre los autos.