/// EL INVITADO

El espanto estaba previsto

Pedro Álvarez Bustos (*)

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Desde esta misma columna, hace un año se decía que cuesta despegar. Gobiernos, sin distinción de signo político, han basado nuestro desarrollo y tratado de consolidar una infraestructura en base a materiales de segunda mano.

A ello durante estas dos últimas décadas se ha agregado una conducción desastrosa y con total falta de control en materia de ferrocarriles, entre otros ítems, y una alarmante falta de inversión y mantenimiento en quienes son los prestadores de esos servicios públicos.

Lo de Once conmueve. Ocurrió en lo que sarcásticamente se denomina “expreso pingüino-bolivariano”. Más de 50 personas fallecidas y de 700 heridos. Pero, con plena convicción, ese horror estaba previsto. Espanto y pavor no encuentran justificación alguna.

Hasta se soñó con un “tren bala”, habiéndose firmado un precontrato de obras con la empresa francesa Alston, por 2.700 millones de euros. Lo usado o desechable o antiguo solo vale cuando deja de fabricarse y lo buscan coleccionistas por la razón apuntada o por haber pertenecido a algún famoso. Se infla el precio y, a veces, de una forma astronómica.

El mercado de usado, en automóviles fue profundamente analizado por el Premio Nobel en Economía George Akerlof. Expresa que con los coches de originaria calidad, pero defectuosos, conocidos como “lemones” o “cacharros”, en EEUU intentan hacer pasar esos vehículos como si se encontraran en buen estado. Se hacen ofertas por un valor equivalente, a la calidad esperada, para explicar los efectos de la información asimétrica en los mercados.

Comprando de “segunda mano” ningún país llega a ser potencia mundial y, menos aún, con gobernantes que gozan de total impunidad y un empresariado corrupto, beneficiario de subsidios millonarios. Solo en enero pasado TBA (Trenes de Buenos Aires) recibió $ 76.9 millones y no obstante su aciago estado los trenes, en Argentina, reciben del Estado 270 millones mensuales.

Y ahora el funcionaraje pretende embarrar la cancha, presentándose como querellante trasnochado.

Condolencias para los familiares y amigos que lloran sensibles pérdidas, puntualizando que la responsabilidad total recae sobre la Presidente de los argentinos, los funcionarios del área y prestadores de un servicio que no brindaron ni brindan eficientemente.

(*) Productor agropecuario, abogado y escritor.