El mismo cantito durante todo el partido


“El domingo cueste lo que cueste...”

Una multitud recibió con aplausos a Sensini y alentó de manera permanente a Colón que volvió a la victoria en casa. Obvio: pidieron ganar el clásico.

“El domingo cueste lo que cueste...”

El gladiador y la gente.

Esteban Oscar Fuertes de cara a su pueblo, luego de festejar el gol que cerró la noche en el Cementerio de los Elefantes. El “20” sabe lo que vale el clásico del domingo. Foto: Luis Cetraro

De la Redacción de El Litoral

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El hincha tiene esas cosas. Y el que está acostumbrado a ir a la cancha sabe que es así: ciento por ciento pasional, cero por ciento racional. Es que, a pesar de perder jugando mal con All Boys, pareció que el simple efecto del cambio de técnico —con la ida de Sciacqua— generó un aire distinto en el Cementerio de los Elefantes. Y eso que Marito, en su patrimonio más importante, jamás se fue insultado. Pero la llegada de Sensini y todo lo que pasó en la semana post Floresta cambió muchas cosas.

Si bien la gente le hizo saber a los jugadores que quiere ganar “sí o sí” el clásico del domingo contra Unión, la forma del pedido popular fue distinta. Y fue mejor. Porque contra Arsenal sonaba a amenaza: “Si no ganan en la cuarta, qué q... se va a armar”. Y anoche, masiva pero respetuosamente, los 25.000 hinchas imploraron: “El domingo cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar”.

Como lo marca el folclore futbolero de esta ciudad, el resto de los cantitos estaba destinado al rival de todos los tiempos. Pero ninguno se repitió tanto como el ya marcado. Y tampoco ninguno se escuchó tan fuerte en la tarde-noche en el Cementerio de los Elefantes.

En la previa, los dirigentes sabaleros —encabezados por Rubén Moncagatta ante la ausencia de Germán Lerche que está en Suiza con la Selección argentina— ya palpitaban el gran choque del próximo domingo, con dos temas predominantes:

* Agotar todos los caminos para pedir autorización a Agremiados y AFA para jugar el partido de reserva. Como se sabe, hay una reglamentación en Santa Fe que prohíbe que se juegue antes de las cinco de la tarde en esta época del año

* Saber cómo se venderán las 2.400 populares visitantes, las que obviamente “volarán” en un ratito en la sede sabalera. En principio, todos los caminos apuntan al jueves a la tardecita en Colón. No se venderán plateas visitantes y esas 100 butacas serán usadas, en principio, para el protocolo.

Con el manager/secretario técnico instalado en los palcos, Sensini debutó con el pie derecho como técnico de Colón y no defraudó al amigo que lo recomendó: Gabriel Omar Batistuta.

La escenografía fue casi la misma de siempre, con algunos pequeños retoques. Como cuando saltó Diego Pozo a “pelotear” en los movimientos previos y apareció Sergio Torres para entrenarlo en el propio campo de juego.

La explosión con el golazo del “Pipita” Higuaín, que revoleó la camiseta de frente a los hinchas, empezó a calentar la tarde en el Cementerio de los Elefantes. El gol de Olimpo, tres minutos después, no frenó el aliento incesante de las tribunas.

Y cuando el partido se complicaba por el cerrojo bahiense, apareció el “Torero”, para que las gradas deliraran en la Plaza del Sur. Moreno, que siempre le hace goles a Olimpo, destrabó todo con un testazo, después de un lindo centro de Maxi Caire que buscó en las alturas Pellegrino, forzando el error de Faccioli.

Y el broche de oro, después de otra gran habilitación de Higuaín, lo puso el hombre que marcó goles en todos los años que se puso la camiseta sabalera en Primera. Que había tenido una noche para el olvido, errático como en pocas veces, pero eligiendo bien la última bola de la noche: amague, penal, ley de ventaja y gol desde el suelo para cerrar el telón con el 3 a 1.

El final, con el partido liquidado, escuchó la misma sinfonía del inicio y del medio: “Que el domingo cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar”. Esta vez fue pedido y no amenaza. Cambió la gente y cambió el equipo. Como si todos se dieran cuenta de que deben sacar un rato el pie del acelerador. Los de adentro y los de afuera. El clásico, dentro de una semana, será otra historia. Y como siempre, marcará un antes y un después para cada equipo según el resultado.

La vigencia de Fuertes

Por momentos, pareció dolerle el partido. Es que, marcado de cerca por los centrales de Olimpo, no le quedaba una. Para colmo, en la única clara que se contabilizó en los primeros 45 minutos, dio toda la impresión que se apuró en meter el zurdazo cruzado cuando tenía metros de terreno para avanzar.

En el complemento, raro en él, tomó malas decisiones con las pelotas que le quedaron. Pero en el final, después de una contra letal bien administrada por el “Pipita”, sacó su pequeño “Bichi” ilustrado: toque, quiebre, enganche, penal y gol... es gol. Cerca de los 40 en el DNI y cerca de los 140 en su propia ficha rojinegra.

El domingo escribirá otra página propia jugando un clásico. Y volverá a pisar el 15 de Abril. Ya es casi una leyenda. Para buscar allí, después de varios años sin jugarse, el último festejo sabalero hay que repasar un gol del “20”, en la primavera del ‘98 cuando Colón ganó 2-0 (al otro gol lo marcó Pablito Richetti).