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El genio de Piazzolla le puso su sello a la letra de Horacio Ferrer en “Balada para un loco”. El fin de semana pasado y cuando cubría el TC en Paraná, me acordé de ese tango. Pasa que con el transcurrir de los años, uno va observando hechos y protagonistas que antes por estar en la misma vorágine de quienes me rodeaban, “me pasaban de largo”. Hoy es distinto, el árbol sí “me deja ver el bosque”, y por ahí no es para nada bueno lo que se percibe.

Voy a un caso puntual al que contadas veces me he referido y no es la primera vez que ocurre: “Sala de prensa en los autódromos”. Confieso que desde hace 32 años a esta parte, he pasado por épocas de bonanza y de las otras en el automovilismo argentino.

Hasta hace muy poco, la ACTC contaba con una sala móvil “itinerante” que acondicionada especialmente, se llevaba a todos los lugares donde se corría y resultaba muy cómoda. La actualidad marca algo muy distinto...

Al no contar con su propia infraestructura (¿será una cuestión de presupuesto?), debieron recurrir al edificio que está construido en el autódromo del Club de Volantes. Allí existe la torre de control —la famosa torre Víctor—, que para ese menester es ideal. En la planta baja funciona la sala de prensa que lleva el nombre del recordado colega Jorge Alberto Deu, que sirve para albergar a una cierta cantidad de personas.

¿Qué hace el club? Deja esas instalaciones en manos de la gente responsable de la ACTC. Con las altas temperaturas que se registraron en oportunidad de la carrera de TC y TC Pista, estábamos como hacinados en ese recinto. Ni siquiera había instalado un dispenser para consumir al menos un vaso de agua y ni hablar acerca de si tenés que pedir una mera planilla con los tiempos. Es más o menos como que estás pidiendo 1 millón de dólares... (¿?).

En cuanto a las conferencias de prensa —aunque en este caso sí existe un lugar apropiado que es aportado por la categoría, el cual estaba instalado atrás del podio y al lado del Parque Cerrado—, ¿qué ocurrió? Entre un numeroso personal de seguridad propio de la ACTC, del club y de la Policía contratada, nos cambiaron 80 veces las directivas. Nunca se sabía por dónde teníamos que dirigirnos a tal o cual sector. Y encima hay que bancarse los malos tratos (no fue en mi caso precisamente, pero sí lo comprobé sobre todo con los colegas radiales, que hasta fueron objetos de algún forcejeo por parte de algún uniformado buscando quizás un excesivo “protagonismo”).

A quienes les quepa el sayo: señores nosotros vamos a trabajar a los autódromos/circuitos, no vamos a pedir limosnas ni mucho menos a ser maltratados. Es de esperar que el dinero que perciben del “Automovilismo para todos” les alcance para cubrir cuanto menos necesidades primarias.

Por eso lo de la “Balada para un loco”. “Mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizón...”.

“Mezcla rara de penúltimo linyera y ...”

D. M.