Licencia para matar
Oscar Manuel Donnet
D.N.I. 11.758.431
Sres. Directores:
La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha despenalizado el aborto en los casos de violación.
Está claro que una violación es una de las expresiones más detestables del accionar del hombre como especie, es una demostración de la bajeza en la que puede incurrir un ser humano, afectando no sólo a quien la padece sino a la sociedad en su conjunto.
No obstante, en el ranking de las aberraciones, es el asesinato el que aún mantiene el liderazgo fundamentado en que quien es víctima ya no tendrá posibilidades de modificar su situación al quitársele el primer y elemental derecho de toda persona que es el de la vida.
Todo acto de violencia es repudiable, pero el aborto es el más vil y cobarde de todos con los que nos toca convivir. Las más inocentes e indefensas vidas son eliminadas cruelmente sólo porque egoístas y demenciales razones esgrimidas cómodamente desde el estrado condenatorio así lo han determinado.
¿Por qué matar a estos angelitos, que sólo viven para regalarnos dulzura, paz y amor? ¿Cómo se puede aniquilar a un hijo, a un nieto, a este ser que aún no ha nacido y que por supuesto carece de toda maldad; y luego continuar una existencia normal? ¿Por qué sumar a la terrible situación de una violación un crimen mayor y para nada reparador?.
¿No es deber de quienes legislan, imparten justicia o nos gobiernan, bregar por la vida sin importar en qué etapa se encuentra?
Y cuando se tratan temas de tanta importancia ¿no deberían ser los representantes del pueblo, es decir el Congreso de la Nación, quienes resuelvan mediante la discusión seria, el análisis y una aprobación por mayoría? ¿O será que el cargo que les toca desempeñar a los Sres. de la Corte los erige en dioses?.