La pintura, un amor de su infancia, marcó definitivamente el camino del santafesino Carlos Ferreyra.

El santafesino Carlos Ferreyra -artista plástico autodidacta, nacido en nuestra ciudad pero radicado desde hace unos años en Buenos Aires- sigue creando, rescatando personajes cotidianos y recreando nuestras costumbres, mitos e idiosincrasia a través de sus obras.

A fines del año pasado presentó sus últimos trabajos en la muestra “Dibujos”, en AG Espacio de Arte de aquella ciudad. Plasmó sobre papel una serie de 20 dibujos invocando rostros llenos de argentinidad. En cada uno de ellos se pueden identificar personajes y actividades que tienen que ver con nosotros. A diferencia de sus muestras anteriores -en óleo y color-, cedió su lugar a la tinta y al blanco y negro. “Dibujos” fue una muestra exclusivamente de dibujos sobre papel y un sólo óleo sobre tela.

En diálogo con Nosotros, el artista plástico recordó a su “querida Santa Fe, a la que no viajo desde hace tres años; parece poco pero es mucho tiempo”, explicó los motivos de este cambio en su técnica de trabajo y destacó las posibilidades que tiene en aquella ciudad para continuar con su desarrollo profesional.

- ¿Qué nos puede comentar sobre su última muestra en Buenos Aires?

- Normalmente expongo pinturas pero el año pasado he tenido la mala suerte de tener una enfermedad en la cintura y la espalda, que no me permitió trabajar. Sin embargo, sí podía estar sentado a una mesa y poder hacer dibujos. Por eso hice esta serie, que expuse en una galería, por cierto con mucho éxito, ya que gustó mucho a la gente. Estoy muy contento con esto porque pasé al menos el temporal. Ya me estoy sintiendo mejor y este año voy a pintar otra vez.

- ¿Cuál es la técnica utilizada en los dibujos?

- Los dibujos son en blanco y negro sobre plumilla cruzada, en tinta china, y nada más, sin mucho misterio, un dibujo directo, claro, figurativo. Trasladado al dibujo, mi temática, mis formas y figuras tal vez son un poco más serias. El dibujo blanco y negro exige un poco más de dramatismo. Está un poco arrimado a esto mi trabajo, pero después es más o menos lo mismo, mi idioma, mi forma de expresarme.

- ¿Qué plasmó en esos dibujos?

- Figuras o medios cuerpos de personajes, figuras que yo encuentro y traslado al dibujo. A esta serie la llamo Mate Amargo porque es gente así, de la nuestra, pero no es una serie de gauchos o de compadritos, como he estado haciendo.

- ¿Qué repercusión tuvo esta muestra anterior?

- Fue muy buena: la he ido llevando por todas partes como Santa Fe y después Buenos Aires. Son los cuadros que traje de Guatemala, adonde viví más de 40 años, que nunca puse a la venta para poder mostrarlos. Ahora, lo último que he hecho es todo nuevo: el Martín Fierro, entre otros. Incluso, Clarín hizo un almanaque un fin de año con mis trabajos.

FUERTES CAMBIOS

- ¿Cómo fue el proceso de adaptación de su vida y trabajo en Buenos Aires?

- Me he mantenido haciendo muestras y otras cosas; acá hay mucho para hacer. En Buenos Aires estoy desde hace varios años. Mi regreso a la Argentina, ya hace unos 5 ó 6 años, era a Santa Fe. Yo volvía a mi tierra, a mi lugar, a lo mío, a mis calles, a mi parque, a mi olor. Pero cuando llegamos nos instalamos, compramos un departamento y cuando terminamos de hacer todo, nos avisa nuestra querida hija Isabel (quien estaba casada y vivía en Miami) que se venía a vivir a Buenos Aires, porque le encantaba esta ciudad. Así fue que nos dijo que nos fuéramos a vivir con ella. Y es mi hija, entonces ya sabrá cuál fue la decisión. Desde entonces, he estado desarrollando mis actividades dentro de lo que puedo, que no es fácil. Buenos Aires es muy grande. Hay millones de oportunidades, a diferencia de Santa Fe, donde no hay galerías de arte que vendan pinturas. Pero lo grande de esta ciudad es lo que menos me gusta. Me atrae una ciudad más moldeable y manejable como Santa Fe para vivir. Pero si quiero desarrollar mi trabajo, eso tiene que ser acá. No se puede en otro lugar, ni siquiera en Rosario. Ésto es un monstruo: uno cree que lo conoce pero nunca termina de hacerlo.

- ¿Qué es el arte para usted?

- A pesar del problema en la espalda, el arte es mi leiv motiv, es mi vida. Esto ha sido siempre así y no va a cambiar ahora, y seguiré haciendo cosas. Voy a empezar algo, tomando una idea que después desarrollaré. Mis proyectos son hacer proyectos, empezar a organizarme después de esta última muestra. A veces no puedo salir de mi tema, que fue siempre el de mi pintura, que es el título que les puse a mis trabajos: ‘Momentos importantes de gente sin importancia’. Ese detalle de vida siempre me interesó mucho y no desaparece, se alarga y se alarga y no termina nunca, porque está lleno de momentos importantes para gente sin importancia.

- ¿Qué rol juega su esposa en su actividad?

- Irma (N. de la R.: a quien conoció en Guatemala, su país natal) es mi fiel compañera en mi trabajo. Sin ella no sé dónde andaría (se ríe).

Veinte dibujos en blanco y negro invocando rostros de personajes argentinos integraron su última muestra.

Sintética biografía

Carlos Ferreyra nació en nuestra ciudad en 1937. Recogió un notable reconocimiento por sus pinturas y dibujos en el exterior durante 44 años. Sus obras fueron expuestas en Miami, Nueva York, Washington, Madrid, Barcelona y Guatemala, adonde vivió muchos años.

Pero su intención de encontrar descanso después de tanto tiempo de dedicación al trabajo, lo decidió a volver a sus raíces. De regreso a su Argentina natal, sus obras han sido apreciadas en lugares como el Palais de Glace (en 1996, con la muestra “Grandes Maestros de la Pintura”), la Casa Rosada, el Salón Azul del Congreso de la Nación, la Galería De Santi, el Museo Rosa Galisteo de Rodríguez de nuestra ciudad (en 2004, titulada “Momentos importantes de gente sin importancia”), ArteBA y Expotrastiendas, entre otros.