EDITORIAL

Algo no anda del todo bien

Hay algunos indicadores que aparecen como los primeros síntomas de que algo no anda del todo bien en la economía argentina. Después de 28 meses, la industria cayó -en febrero- por primera vez (-0,28%) y en los rubros que tradicionalmente fueron relevantes: construcción y automotor. Por su parte, la titular del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, admitió que el nivel de reservas de libre disponibilidad “es negativo”, y el gobierno abrió dos frentes en los que no se sabe si su postura tendrá un resultado positivo: su deseo de reestatizar YPF y las restricciones, cada vez con mayor alcance, a las importaciones.

Según se lean, las estadísticas tienen un significado. En el caso de la industria, más allá de lo sucedido en febrero, la variación acumulada del primer bimestre de 2012, en comparación con el mismo período del año anterior, muestra un incremento del 0,6 por ciento, pero con relación al comportamiento del índice de tendencia-ciclo, se observa en febrero de 2012 una baja del 0,3 por ciento. Estos son datos del Indec, que se complementan con la referencia a la encuesta cualitativa industrial, que mide expectativas de las firmas: el 85,4% anticipa un ritmo estable en la demanda interna; el 10,5 de las empresas prevé una suba y el 4,1 vislumbra una baja.

La semana pasada, cuando la titular del Banco Central fue al Congreso a justificar la reforma a la Carta Orgánica, debió admitir que las reservas de libre disponibilidad no existen. Hay un saldo negativo con relación a la base monetaria actual. La admisión de esta situación no hace más que darle la razón a los que especulan que la reforma a la Carta Orgánica del BCRA no tiene otro justificativo que cubrir ese bache. El caso gobierno-YPF, según los analistas, se seguirá complicando. El mensaje que va al exterior desalienta las decisiones de inversiones en el país y eso tendrá un costo a mediano plazo. Como ocurre ya con las restricciones cada vez más severas a las importaciones. No es que falten hoy determinados insumos. Lo grave es que la industria argentina no está en condiciones de suplantarlos a corto plazo. Hay muchas quejas de empresarios brasileños y uruguayos. Brasil insiste en que Argentina ha creado una dificultad adicional a su comercio porque las exportaciones hacia Argentina cayeron un 22% en los dos primeros meses de este año. Claro que algo parecido vivió el industrial argentino en la década de los 80. Está claro que en un mundo interdependiente, lo más ventajoso es el equilibrio, que aquí está ausente. Sería conveniente apagar estas primeras luces amarillas.