Dos cuadras de Barranquitas

Los vecinos de Barranquitas, en el pequeño triángulo que forman el cruce de las vías -hoy en plan de levantamiento y apertura de calles- en Saavedra y Pedro Díaz Colodrero, no encuentran paz. De un tiempo a esta parte, la tranquila fisonomía del barrio fue alterada por los arrebatos.

De la Redacción de El Litoral

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El último caso, al menos el que cuentan, fue el domingo. Dos amigas del barrio venían caminando a las nueve de la noche por Luciano Torrent y Zavalla, hacia la casa de una tercera amiga. Iban a tomar unos lisos y a celebrar las pascuas. En la esquina un señor frena su moto y las deja pasar y hasta alas saluda. “¡Qué amable!”, comentaron entre sí. Pero el señor amable las atacó unos metros más adelante e intentó, en este caso sin suerte, arrebatarle la cartera a ambas. Los gritos de una de ellas y los vecinos que salieron rápido en una hora en que todavía había movimiento en el barrio, obligaron al frustrado arrebatador a irse sin nada.

Luego, los vecinos contuvieron a las mujeres. Una de ellas buscaba el vidrio de sus anteojos, rotos en el forcejeo. La otra comentaba, con una risa nerviosa: “era el horario que me faltaba: ya me habían robado a la mañana y a la siesta. Me faltaba a la noche...”

Alguien llamó al comando, que vino realmente enseguida. Pero ya no estaba el arrebatador, al que salieron a buscar.

Los ataques en Pedro Díaz Colodrero, Luciano Torrent, Saavedra, San Lorenzo, Zavalla (en Barranquitas, en una zona en que se abrieron calles ganadas a las vías) son constantes y no hay un solo vecino que no haya sufrido alguno. Incluso, una mujer, vecina “de toda la vida” del barrio, sufrió una quebradura de cadera del forcejeo con un arrebatador. Se está recuperando ahora.

“A mi hijo le sacaron el celular la semana pasada”, dice otra vecina.

Hace un mes, en la misma esquina, le arrebataron el bolso a una mujer que paró en su auto a preguntar por una calle. El amable informante era uno de los arrebatadores del barrio. Los vecinos refieren que en todos los casos son dos o tres caras conocidas los autores de estos arrebatos.

Y que ya hicieron denuncias, gestiones, pero sin solución. Y, lo más grave, relacionan estos hechos policiales constantes con la ocupación de terrenos junto a las vías de varias personas que viven en viviendas precarias, levantadas junto a lo que queda del terraplén de la vía, junto al Puente Negro -similar al de Aristóbulo- que sobrevive en el lugar.

Incluso, denuncian ocupaciones de casas vacías y de otras en construcción, así como asentamientos detrás de las casas de los vecinos de años, que de golpe tienen un número impreciso de habitantes, con demandas, que les generan temores e inseguridad.

Mientras, parece que los dos o tres que arrebatan en el lugar tienen por ahora vía libre.

Dos cuadras de Barranquitas

Esquina de San Lorenzo y Pedro Díaz Colodrero, cruce abierto por la Municipalidad en el terraplén ferroviario. Al fondo, casas precarias levantadas en las vías. Los vecinos dicen que ha crecido de modo alarmante la inseguridad y los arrebatos son constantes.

Foto: Diario El Litoral

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