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Pensalo

E.C.

Lo primero que merece el Bichi Fuertes es respeto. La admiración, la idolatría, el afecto y cariño de la gente estarán siempre fuera de cualquier discusión. Él merece el respeto de todos por lo que es para Colón y lo que ha significado y logrado en el club.

La decisión de Fuertes de retirarse es de él y, en el mejor de los casos, de su familia, de su entorno más íntimo. Ha llegado a una edad a la que no cualquiera llega y lo hizo en buena forma. Si está cansado, si algunas cosas lo fastidian, si ya no tiene ganas, es algo absolutamente entendible y natural.

Hay una realidad: el Bichi no quería retirarse en junio; quería hacerlo en diciembre, mes en el que cumplirá los 40, y jugando una copa internacional. No está en un buen momento y quedó relegado luego de muchos años a ser suplente. Éste no es el final que él imaginó. Jamás se le pasó por la cabeza estar sentado en el banco, sin hacer goles y con un equipo que no tiene el protagonismo esperado.

Repito: el Bichi se tiene que ir cuando él quiera. Cococho Álvarez, otro ídolo de Colón, se fue cuando el equipo estaba en la B (1984) y veía que la cosa no iba ni para atrás ni para adelante. Fue su decisión venir a terminar su carrera con el club en el ascenso y fue también suyo el momento en que dijo basta. Pero en el deseo de todos los que lo quieren al Bichi de verdad, subyace el sentimiento de que su adiós debería ser el mejor de todos. Por eso, Bichi, aunque te cueste otra pretemporada, aunque duelan las piernas, aunque haya alguien que hoy esté mejor y que juegue en tu lugar, pensalo bien. Todo Colón va a bancarte, pero todo Colón también quiere que tu adiós sea el mejor.