La tercera edad le pierde el miedo a Internet y a las tecnologías

Cada vez hay más “abuelos 2.0”

Cada vez hay más “abuelos 2.0”

Hiperconectadas. Para ellas, Internet ya no es un misterio. El curso permite una introducción completa a las tecnologías digitales. Y una integración con los tiempos que corren. Foto: Guillermo Di Salvatore

En un curso de alfabetización informática que se dicta en la UTN local, se inscribieron para este año 400 adultos mayores, número tres veces mayor al de los anotados en 2010. Aprenden a usar redes sociales, a manejar el celular y el cajero automático.

 

Luciano Andreychuk

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Una señora mayor se acomoda los anteojos e inclina su cabeza todo lo que puede hacia el monitor de la computadora. La edad le trajo algunos problemas de visión, pero eso no es impedimento para seguir navegando en ese océano virtual que es Internet. Abre su casilla de e-mail; tiene pensado mandarles un correo a sus nietos, que están en el exterior. También una tarjeta virtual y una foto familiar, sólo para recordarles cuánto los quiere y extraña. Luego, posteará un video en Facebook para las “chicas” del Pami (un tango del '40 que le trae bellos recuerdos), y entrará al portal de la obra social para, con un click instantáneo, acceder a un listado de prestadores médicos.

Ella no sabe que se ha convertido en una “abuela 2.0” -denominación numérica que alude a una fase de la vertiginosa evolución de Internet, donde todos estamos incluidos en comunidades virtuales-, ni que, como ella, cada vez son más las personas de edad avanzada que se suman a la revolución de las tecnologías digitales. Aún cuando la Red de redes y otras yerbas parecían de patrimonio exclusivo de las nuevas generaciones y de los adultos jóvenes.

Esto se advierte con sólo mirar los cursos de alfabetización informática para adultos mayores que se dictan en la UTN Santa Fe. En el programa Upami (Universidad Para Adultos Mayores Integrada) para 2012, se inscribieron casi 400 abuelos que tienen la intención de capacitarse en el uso de las nuevas tecnologías. Ese número es casi tres veces mayor al de 2010 -cuando arrancó a dictarse la propuesta-, año en el que hubo unos 130 anotados. Por la enorme demanda a estos talleres, se firmaron acuerdos para dictar la capacitación en otras 4 localidades: San Justo, Esperanza, San Carlos Centro y Santo Domingo.

Upami es un programa nacional de educación no formal de talleres gratuitos, destinado a afiliados a Pami, dictados por egresados profesionales y alumnos, con el fin de permitir realizar una actividad ocupando productivamente el tiempo posjubilatorio. Con estos cursos, se enseña a manejar una computadora e Internet. Pero también hay un módulo donde pueden aprenderse saberes tecnológicos prácticos, como usar el celular correctamente, el home banking -banco electrónico- y el cajero electrónico.

El programa tiene como objetivos “favorecer la integración social y el desempeño de abuelos en su comunidad. Apuntamos a derribar las fronteras que la tecnología le imponían a los adultos mayores. El programa respeta la integración del adulto mayor y sus derechos de seguir capacitándose durante toda la vida”, explican a El Litoral Marta Castellaro -secretaria de Extensión de la UTN local- y Carlos Leguizamón, coordinador del programa.

Barreras

“Al principio, en 2010, habíamos empezado con una simple capacitación informática. Ya en el primer semestre, se empezó a anotar cada vez más gente: el primer hubo más de 100 afiliados a Pami que vinieron a los talleres. Luego, fuimos incorporando idiomas y manejo práctico de tecnologías, como el uso de la banca electrónica, telefonía celular y cajeros. Hoy, los talleres se dictan durante toda la semana, a cupo completo. Este espacio es impresionante, nos cayó del cielo”, dice satisfecha Castellaro.

—¿Se empiezan a derribar las barreras generacionales que separaban a los adultos mayores de Internet?

—Sí, sin duda. Derribarlas es de alguna manera el desafío que nos planteamos. Y a eso lo vemos, por ejemplo, en la relación que los abuelos que vienen al taller tienen con sus nietos. Ellos dicen: “¿Cómo mi nieto puede manejar la compu y yo no?”. Aprenden para no verse afuera de la modernidad. También notamos que tienen la necesidad de estar más en contacto con sus hijos o nietos, que están en el exterior. Esa posibilidad la dan las redes sociales -comenta Leguizamón.

“Nos sentimos integrados”

Graciela Michel (84 años) confiesa que el curso le ha resultado muy útil: “Hoy el que no sabe computación es un analfabeto digital, independientemente de la edad”, afirma. “Sos la burla de los niños cuando no sabés algo de Internet. A mí me tocó ir a los cyber, por ejemplo, ¡y los chicos me miraban con una cara! Ahora, podemos responder de otra manera: nos sentimos integrados, actualizados”, dice. “Yo, particularmente, estoy muy entusiasmada; me encanta”.

“Le doy un montón de usos”

Para Norberto Ruscitti (68 años) lo mejor son las noticias: “Casualmente, estaba leyendo Ellitoral.com”, cuenta en la entrevista. “Leo noticias por Internet, pero también le doy otros usos a la compu, como las redes sociales. El curso además es abarcativo, aprendemos a ser operadores de una PC, y así podemos organizar nuestros archivos, o escribir en Word, un montón de cosas... Y nos comunicamos con parientes que están en el extranjero, por ejemplo”.

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