Música

“Nunca es tarde”

De la redacción de El Litoral

Un emprendimiento familiar con una historia verdaderamente entrañable permite escuchar ocho temas de variados autores en la cálida voz de Clara Garber. El trabajo se titula “Nunca es tarde” y posee la impronta de un cálido homenaje.

Clarita -como a sus familiares les gusta decirle- nació en Buenos Aires, en el Hotel de Inmigrantes hace muchos años, que por auténtica coquetería -y respeto de verdad- no se dan a conocer. Es decir que vino en la panza de la madre desde Polonia, que era el origen de sus padres.

Es la mayor de tres hermanos de una familia judía que se integró en el barrio de Flores de Capital Federal a un inquilinato (o conventillo, como después se conoció a esas largas casas con olor a malvones y jazmines), donde convivió con familias de distintos orígenes. Italianos, españoles y criollos, como la literatura y el teatro popularizaron. Con algunos de aquellos vecinos, Clarita aún hoy mantiene relaciones de verdadera amistad.

Por aquellos años aprendió canciones españolas, judías y los tangos de la época. Recuerda que a pesar de lo humildes que eran, la mamá con las vecinas lo fueron a escuchar a Gardel cuando cantó en su Flores querido.

Rememora las tertulias que luego se hacían en la trastienda de la peluquería de sus padres, ya en la década de los ‘40, que ejecutaba el violín.

Hoy, el mayor orgullo de Clarita son sus dos hijos, cuatro nietos y dos bisnietos. A los 25 años participó como intérprete en la grabación de un LP de música judía e integró el coro judío Gevirtic.

Inquieta y activa como es, estudió teatro y en la actualidad se perfecciona en canto con el profesor Ángel Conopulos, y participa en la comisión de recuperación del Café de los Angelitos, donde actuó en diversas oportunidades.

Los temas incluidos en el CD son “Cafetín de Buenos Aires”, “La blanca paloma”, “Nostalgia”, “Dos palomitas”, “Será una noche”, “Alma, corazón y vida”, “El último café” y “Carta de un león a otro”.

2.jpg