Sectores

Un perfil del nodo Esperanza

Tras mucho bregar, los empresarios esperancinos tendrán su parque industrial. Otra buena noticia es que Cristina Fernández visitará la ciudad, para el lanzamiento de las dos primeras torres de energía eólica fabricadas allí.

Félix Canale

[email protected]

La semana pasada, durante un diálogo con El Litoral, el presidente del Centro Industria, Comercio y Afincados de Esperanza (Cicae), Jorge Simonutti, estaba con humor bipolar. Por una parte satisfecho, porque se logró escriturar el predio donde se instalará el primer parque industrial. Por otra, molesto, porque las disidencias políticas internas de la ciudad no dejan avanzar a suficiente velocidad los requerimientos del sector empresarial.

“Hace 20 años que Esperanza debió tener un parque industrial, pero por desacuerdos entre los políticos, o porque la cuestión productiva no estaba en sus agendas, nunca tuvimos nada. El proyecto que ahora está en marcha fue una iniciativa de Cicae, que buscó los terrenos y gestionó ante el Banco Central y la Afip la obtención de los dólares, porque el vendedor del predio quería cobrar en esa moneda”, reivindica.

Más allá del malhumor por el pasado, Simonutti se contenta porque los interesados compraron sus respectivas parcelas (en una superficie de 53 hectáreas) pagando el ciento por ciento por adelantado.

Reflexiona: “Eso demuestra la necesidad que existe. Los empresarios compraron sin saber cuál parcela le tocará; adelante, atrás o al costado. Recién ahora comenzará el desarrollo del proyecto ejecutivo. Pero lo concreto es que allí funcionarán 105 industrias, que ya compraron, y que son una tercera parte de las empresas que operan aquí”.

El perfil

El dirigente calcula que en lo que podría llamarse “el nodo Esperanza” se encuentran en actividad no menos de 300 industrias, (unas 140 carpinterías), varias de ellas con antigua data comercial, en rubros como el cuero y la metalmecánica. Entre estas últimas existen compañías exportadoras (unas 30), y en algunas de éstas el giro anual del negocio depende en más de 50 por ciento de las ventas externas.

“Si comparamos la cantidad de industrias que tenemos, con la cantidad de pobladores (alrededor de 50 mil), somos uno de los nodos más importante de la región. Esto incluye el volumen de exportaciones. Creo que Esperanza exporta más que Rafaela. Pero Rafaela tiene una ventaja: allí tienen “lobbistas” que defienden su ciudad. Aquí, en Esperanza, no tenemos “lobbistas” que piensen en la ciudad, sino en intereses propios, generalmente políticos”, afirma.

Nueva mención a los profesionales regionales de la política. De todas formas, el presidente de Cicae aporta datos que trazan el perfil productivo de la región: “El 85 por ciento de las compañías que ya compraron en el parque industrial son micro empresas con dos o tres empleados. Hoy trabajan en pequeños galpones o dentro de un domicilio sin posibilidad de expandirse. Ahora podrán hacerlo. En Esperanza lo que hay que resolver es el problema de las pequeñas empresas”.

La observación de Simonutti abre una pregunta. ¿Cuán claro visualizan las políticas industriales de la Nación, la provincia o los municipios (en este último caso, si es que las tienen) la participación de las micro empresas industriales, como cadena, en la generación de valor agregado y empleo?

La buena onda

Simonutti desarma el gesto adusto cuando la charla deriva hacia la próxima Feria de las Colonias (Fecol), programada por Cicae entre los días 20 al 23 de septiembre. “Hace dos años se presentaron 300 expositores. Para 2012 la expectativa es alcanzar entre 350 y 400”, se entusiasma.

“Lograr 50 ó 100 expositores más, no tiene que ver directamente con el incremento de recaudación por alquileres de stands, lo cual es bienvenido. En la mira está el propósito por consolidar la feria de Esperanza como una vidriera, donde se concentre, cada dos años, la oferta de negocios de la región. “Esperanza no está en el mapa nacional -dice Simonutti y hay que posicionarla”.

Ya en clima de buenas noticias, el presidente de Cicae saca un as de la manga. Anuncia: “Esta programado que el 19 de julio la presidenta Cristina Fernández venga a visitar las industrias esperancinas”.

El dirigente es demasiado amplio. En realidad, la visita presidencial está relacionada con la venta de las dos primeras torres para energía eólica, de fabricación nacional, construidas por la empresa Sica, de la que es propietario Simonutti. Son estructuras de 83 metros de altura (que soportan las hélices) que apuntan a sustituir importaciones que vienen de Corea.

Pero no se equivoca cuando estima que la presencia de la presidenta en su planta industrial, además de un orgullo personal, como fabricante, contiene otro componente: “Es una oportunidad para poner a Esperanza en el país, mostrando lo industrializada que está”, concluye.

Claroscuros en lo inmediato

Como la mayoría de los dirigentes gremiales empresarios, ligados a la actividad manufacturera, el presidente de Cicae respalda la política nacional de promoción industrial y sustitución de importaciones. Pero también, como muchos de ellos, comienza a advertir síntomas que abren signos de interrogación sobre el futuro inmediato.

“Éramos muy competitivos y empezamos a no serlo, sobre todo los exportadores. Acá en Esperanza las compañías sienten cada vez más la inflación en dólares, que no puede trasladarse a los precios. A mi juicio, debe buscarse algún mecanismo para que el dólar se establezca en no menos de 5,10 pesos. Con ese cambio se podría mantener la competitividad en los mercados externos”, propone.

No es su única preocupación. También agrega las crecientes trabas a las importaciones de insumos. “Uno está sintiendo un poco de miedo por todo esto. Estoy de acuerdo con la política de sustitución de importaciones, pero tendría que haber sido algo progresivo y planificado, y no una decisión que se tomó de un día para otro. Aquí en Esperanza hay industrias que desde hace tres meses tienen retenidos sus insumos en la aduana. Sin ese insumo no pueden seguir produciendo. Está faltando una sintonía fina que pueda detectar cuáles medidas son proactivas y cuáles pueden hacer daño”.

A esta coyuntura se suma otro dato incómodo: existe una incipiente retracción de la demanda de bienes industriales, tanto en el mercado doméstico como desde el exterior. Para Simonutti la prueba más evidente es que en el primer cuatrimestre del año los pedidos de cotización se retrajeron entre 15 y 20 por ciento, comparados con igual lapso de 2011.

Simonutti. “Somos uno de los núcleos industriales más importante de la región”.

Un perfil del nodo Esperanza

Foto: El Litoral