Al margen de la crónica

Gilda, la única

Juan Cruz Boedo

Él era petiso, o al menos no tan alto como lo requerían las cámaras de Hollywood. Ella era la reina de las curvas: desde el pelo hasta los tobillos todos estaba muy bien torneado. Cuando alcanzaron la cumbre del éxito él tenía 30 años y ella 28. Él fue propuesto como un duro y buen mozo que tenía que “bancarse” los vaivenes sentimentales de una mujer despampanante y lo logró. Ella, que ya había saboreado las mieles del éxito con “Sangre y Arena” enfrentaba todo un reto al filmar la película que la llevaría a erigirse en uno de los símbolos sexuales de la sociedad norteamericana y mundial. Y también lo logró. Glenn Ford, el petiso y Rita Hayworth, formaron un dúo que alcanzó la química exacta para erigir un filme inolvidable: Gilda. Para ambos, fue un antes y un después.

Es que la película logró como pocas veces en la pantalla mostrar una relación tortuosa, de idas y vueltas, de infidelidades, traiciones y desengaños. Donde el amor es, en realidad, un valor degradado o un bien extinguido en la historia de dos perdedores. También es el filme donde aflora como nunca un claro erotismo que era infrecuente en el celuloide norteamericano. Ford es Jhonny Farrell, un jugador empedernido que llega a una Buenos Aires con casinos, mujeres y champán y gracias al dueño de uno de esos antros logra un trabajo fijo. Pero resulta que la esposa de su patrón, George Macready, es ni más ni menos que el dorima de un viejo amor de Jhonny, la historia imposible y antigua pasión que lo dejó sin rumbo en la vida: Gilda.

Muchas cosas se pueden contar de la película pero hay dos que resumen la tórrida pasión que encierra. Una de ellas la canción que Gilda (Rita) usa el play-back para atacar de celos a Jhonny (Glenn) con el ‘Put Blame On Mame‘ y además de un baile sensual, de una mujer dominada por el alcohol -pero fundamentalmente por el despecho-, amaga hacer un strep-tease frente a los gordinflones del supuesto casino porteño. Gilda solamente alcanza a sacarse un guante y arrojarlo a la amable... y el fuego se encendió. Tanto que Jhonny, entre la furia y el deseo, le aplica una cachetada histórica que nadie más pudo repetir.

Gilda hizo a Rita la bomba sexual del cine y le dio a Glenn Ford el paso a la fama como un actor duro y potente. Para el resto de los mortales, un filme que puede disfrutarse cada vez que algún canal especializado en cine de culto, lo entrega.

Rita Hayworth murió un 14 de mayo de 1987, cuando tenía solamente 68 años. Fue víctima cruel de una enfermedad que no era conocida, y su Alzheimer fue tratado como alcoholismo. Fueron años muy duros donde la enfermedad fue corroyendo a una de las mujeres más bellas del mundo y entre los pocos amigos que la frecuentaban estaba Glenn Ford. Pero nada ni nadie pudo afectar a Gilda, la única.