Artes Visuales ///

El LXXXIX Salón de Mayo

“... Crear para Andrés Dorigo es un acto compulsivo de afirmación de identidades. Su aprendizaje no es buscar el secreto del arte sino hallar el epicentro del misterio de la vida, desde la mordacidad del surco del lápiz hasta el drama feroz del color que golpea la retina”, sostiene el autor de la nota. Fotos: Amancio Alem
 

Domingo Sahda

Días atrás, en conmemoración de la fecha patria del 25 de Mayo, fue inaugurado oficialmente el LXXXIX Salón de Mayo, en el espacio consagrado por origen y destino, a saber, el Museo Provincial de Bellas Artes Rosa Galisteo de Rodríguez, en convocatoria abierta sujeta a una reglamentación respectiva. Esta convocatoria libre es la única que se preserva en el tiempo dentro del territorio nacional. El Estado provincial a través de sus instituciones, como la que se señala, ha sido promotor y ejecutor, tal cual aquí se testimonia, de gran parte del horizonte cultural santafesino que distingue a la región.

En el contexto de tanta ruidosa e insustancial “charanga” pública, este accionar distingue al Estado provincial dentro del país. El Arte Visual siempre ha sido testimonio actual y vislumbre futuro de las particularidades y orientaciones del pensamiento sociocultural del contexto en el cual se produce. Ha sido y es espejo del pensamiento y la voluntad del conglomerado humano que lo realiza.

Al margen del hacer plástico-artístico, presuntivamente esteticista y depurado, resulta notorio que en la contemporánea “sociedad líquida” el arte emergente de la “sociedad de consumo” en la que vivimos refleja, de modo ostensible, las presuntuosas banalidades visuales que en este Salón se encuentran dispersas aquí y allá.

Sabido es que las imágenes nunca son proposiciones inocentes. Van cargadas de un sentido evidente a primera mirada o inmanente y solapado. Quien se detiene y mira, dialoga en silencio con aquello que atrapa su mirada. Su respuesta ulterior definirá la profundidad y calidad del pensamiento, en el marco de la atomización excesiva del sentido, con lo cual se enfrenta. No se trata de hablar con los ojos puestos en la nuca, tampoco se trata de destacar la presuntuosa tontería con los aires promisorios del futuro.

La historia del Arte Visual del Siglo XX es muestra reciente de mucha tontería publicitada. El lenguaje de las imágenes es el lenguaje de la contemporaneidad y por tanto es de interés mayor prestarle atención.

Los jurados

En la presente edición del Salón de Mayo interesa detenerse, como un primer paso, en el esquema reglamentario aplicado; puntualmente en la constitución de sus jurados. El perfil de excesivo “localismo” rezuma cierta suspicacia. Por otro lado, y con mayor énfasis, resulta cuanto menos más que opinable el criterio de contar con dos cuerpos colegiados en acción, uno para seleccionar y otro para otorgar premios actuando independientemente, constituidos por diversas personas. La exigencia reglamentaria de remitir fotografías, las que una vez vistas y analizadas, aceptadas o rechazadas, posibilitaran o no la admisión final y competencia por los premios, pone dentro de un cono de sombra el criterio de valoración “in situ” de las piezas creadas con aspiración a ser apreciadas en su realidad tangible.

Archisabido es que la experiencia determinante del real “diálogo silencioso” se produce frente a la obra real en cuestión y se da frente a la pieza sometida a juicio pertinente y no, antes que frente a una fotografía, que sólo dará parcial información, muy pocas veces sustantiva. Que este proceder responda a cuestiones extra-artísticas, administrativas o económicas no alcanza para validar el acto, viciado en origen. La llamada experiencia estética significativa determinante en la calificación de obra se da frente al original creado y no frente a una somera y circunstancial opinión plana. Experiencia e información son dos planos contrapuestos.

La experiencia estética se concreta y consolida frente a la obra creada puesta en acto público y no frente al dato referencial ocasional. Estas acciones no tienen el sostén objetivo del riesgo y compromiso frente a la obra que se juzga. Se infiere que este proceder de doble cuerpo colegiado cede responsabilidades, y sujeto a supuestas modas, destiñe la calidad de la convocatoria.

Imprecisión, ambigüedad

Otra cuestión a tener muy en cuenta es la aparente confusión entre impreso circunstancial, que oficia de registro temporal de lo acontecido, y un real catálogo del acto que se pretende documentar, coleccionar e historiar. Queda flotando en la imprecisión, la ambigüedad sujeta a lo opinable de quiénes y cuántos fueron los partícipes. Por qué se adjudicó tal recompensa a éste, cuáles son los méritos distintivos. Quién asumió el gesto público de votar por esto y no por aquello. Y el porqué y los méritos de cada obra distinguida. Así las cosas, este impreso sólo alcanza el valor de registro circunstancial que no define ni compromete públicamente a los jurados actuantes, resultando en lo hecho un folleto descartable. A pie de página, y luego de la columna de auspiciantes al evento que se relata, se advierte que “las actas completas del 89º Salón de Mayo están disponibles en www.mpba.org.ar”. Esto sólo se aprecia como solución de compromiso circunstancial que en los hechos niega el urbi et orbi de la información a la que se hace referencia.

Las cuatro secciones

De las cuatro secciones concursadas, las de mayor interés resultan ser las de Fotografía y Pintura, respectivamente. En grado menor hasta casi su inexistencia, el apartado Cerámica, en tanto que el denominado Arte Objeto señala un universo tan amplio y ambiguo, impreciso, que remite el interés a la curiosidad ocasional que se autojustifica en algo más presuntuoso -quizás- que la “nadería” (valga el neologismo) circunstancial.

Resulta cuanto menos curioso leer los etiquetados o nombres y explicaciones de procedimientos llevados a cabo para concretar cada obra en cuestión. En muchos casos, sobre todo en las dos últimas secciones, la sofisticación enunciada presume un arduo y complejo trabajo que supera en grado sumo la consistencia de la obra señalada. La explicación técnica resulta más interesante como ítem reflexivo y desafío conceptual que la obra señalada y a la vista.

El denominado Arte Visual consiste en obras tangibles, no audibles o simplemente legibles en sentido primario y ampuloso.

El invitado de honor

El invitado de honor, por merecido reconocimiento, es Andrés Dorigo. Transcribiré un breve texto del cual soy responsable y que fue señalado en ocasión de la edición de “Creadores Santafesinos” que dediqué al artista plástico homenajeado.

“... Crear para Andrés Dorigo es un acto compulsivo de afirmación de identidades. Su aprendizaje no es buscar el secreto del arte sino hallar el epicentro del misterio de la vida, desde la mordacidad del surco del lápiz hasta el drama feroz del color que golpea la retina. Barroco hasta la desmesura, es un perplejo ser que busca el porqué de las cosas, queriendo apresar constantemente lo inasible, dejando tras de sí una estela que lo define como el creador que es...”. (Fin de la cita D.S.).

Las secciones

Siguiendo el orden del impreso de mano, la Sección Cerámica aparece como pobre en cantidad de obras expuestas y en calidad de resolución de las mismas. Queda en el misterio si ello es así por pobreza en cantidad de envíos, o pobreza en imaginación creadora. Si fuera en acuerdo a este último ítem vale la pena reflexionar en torno del “que se enseña y que se aprende” en este rubro en la región.

Como no hay información a la vista en esta cuestión, vale la pena señalar que el Primer Premio Gobierno de la Provincia de Santa Fe le fue adjudicado a Graciela Olio, por su obra “Proyecto Sur: Serie Home, conexión México Tenerife” (Láminas de porcelana impresa con proceso fotocerámico en crudo. Monocción, Cono 8 (12607) Atmósfera Oxidante. Más título que obra. La referencia técnica resulta más interesante como proceso a develar que la obra en sí, irrelevante. La sección completa se destaca por su pobreza.

Sección Fotografía

Muy interesante en su conjunto. Se muestra aquí que las arbitrariedades creativas tienen el límite del “ser o no ser”. El Premio Adquisición Gobierno de la Provincia de Santa Fe le fue adjudicado a Martín Darío Toyé, por el conjunto de sus obras denominado “Construyendo Identidad Masculino Femenino” y “Construyendo Identidad Femenino Masculino”, fotografía y acetato.

Se trata de dos piezas íntimamente vinculadas tanto por la calidad de resolución como por la referencia icónica a la que aluden. La poética de la ambigüedad del concepto se traslada a la ejecución y viceversa, creando una unidad conceptual de imagen y referencia sin fisuras, abordando desde la calidad de ejecución plástica inobjetable un tópico al que se arriba cuando se entiende que el arte visual no sólo es curiosa manualidad o banalidad conceptual al uso. El inteligente compromiso y la calidad de imagen distinguen el envío.

Sección Pintura

El Premio Adquisición Gobierno de la Provincia de Santa Fe le fue adjudicado a Cristina Ferreras por su obra “De la Serie Álbum de Familia” (técnica mixta).

La obra pintada impone una imagen hipotéticamente documental reinterpretada, que anuda la imagen a la palabra como concepto en sí. Éstas flotan desde diversas escrituras y posiciones, envolviendo y sosteniendo la imagen central -muy bien pintada-, que al ser mirada nos interroga desde el silencio inmóvil. Crea el sortilegio de la comunicación silenciosa. Un muy buen trabajo que mereció con holgura la distinción acordada. De igual modo, resulta de sobrado interés por su calidad plástica intrínseca de obra la pintura “El anhelo de la teleportación”, acrílico sobre lienzo, cuyo autor es Jorge Antonio Lezama. Se trata, como en el caso anterior, de pinturas como lenguaje vinculante antes que curiosidad “último grito de la moda”.

Sección Arte Objeto

El Premio Adquisición Gobierno de la Provincia de Santa Fe le fue adjudicado a Fernanda Aquere por su obra “De la Serie de entramados. Ensayos para un deseo”. Esmerada composición abstracta que se lee como “cuadro” (pintura), a despecho de la sección en la que fue inscripta. El diseño envolvente, la reiteración rítmica de la forma plana sobrepuesta crean un obsesivo contrapunto, que nos lleva a un conglomerado abstracto en el que la irrealidad se impone. La proyección de la luz y su refracción sobre el muro otorgan un interjuego de materia plana y sombra de interés visual acrecentado. La realización es impecable y presupone una exploración previa que aquilata la obra en sí misma, al margen del territorio en el cual fue inscripta.

Así las cosas, se impone acto seguido que la entidad convocante promueva el interés por la visita al Salón, haciendo hincapié en el estamento educativo en todos sus niveles y modalidades, en el supuesto de que ese ámbito es el responsable de la formación cultural de sus clientes. El ser de los museos no es colectar por el gusto de almacenar sino el de documentar la sensibilidad y el conocimiento de lo actual para proyectarlo al futuro. De igual modo, se supone, se desea que los espacios educativos, las escuelas, sean algo más que depósito ocasional de niños y jóvenes, para convertirse en epicentros de la formación activa y global del lugar y el tiempo histórico en el que les toca vivir.

 
“... Crear para Andrés Dorigo es un acto compulsivo de afirmación de identidades. Su aprendizaje no es buscar el secreto del arte sino hallar el epicentro del misterio de la vida, desde la mordacidad del surco del lápiz hasta el drama feroz del color que golpea la retina”, sostiene el autor de la nota. Fotos: Amancio Alem

Al margen del hacer plástico-artístico presuntivamente esteticista y depurado, resulta notorio que en la contemporánea “sociedad líquida” el arte emergente de la “sociedad de consumo” en la que vivimos refleja de modo ostensible las presuntuosas banalidades visuales que en este Salón se encuentran dispersas aquí y allá. Foto: Pablo Aguirre

“... Crear para Andrés Dorigo es un acto compulsivo de afirmación de identidades. Su aprendizaje no es buscar el secreto del arte sino hallar el epicentro del misterio de la vida, desde la mordacidad del surco del lápiz hasta el drama feroz del color que golpea la retina”, sostiene el autor de la nota. Fotos: Amancio Alem

“... Crear para Andrés Dorigo es un acto compulsivo de afirmación de identidades. Su aprendizaje no es buscar el secreto del arte sino hallar el epicentro del misterio de la vida, desde la mordacidad del surco del lápiz hasta el drama feroz del color que golpea la retina”, sostiene el autor de la nota. Fotos: Amancio Alem

“... Crear para Andrés Dorigo es un acto compulsivo de afirmación de identidades. Su aprendizaje no es buscar el secreto del arte sino hallar el epicentro del misterio de la vida, desde la mordacidad del surco del lápiz hasta el drama feroz del color que golpea la retina”, sostiene el autor de la nota. Fotos: Amancio Alem
“... Crear para Andrés Dorigo es un acto compulsivo de afirmación de identidades. Su aprendizaje no es buscar el secreto del arte sino hallar el epicentro del misterio de la vida, desde la mordacidad del surco del lápiz hasta el drama feroz del color que golpea la retina”, sostiene el autor de la nota. Fotos: Amancio Alem

Sobre los jurados, el autor opina que el perfil de excesivo “localismo” rezuma cierta suspicacia... Resulta cuanto menos más que opinable el criterio de contar con dos cuerpos colegiados en acción. Foto: Pablo Aguirre