Historias escritas sobre el ring

Cosme Maturán y la Leyenda del Negro Joe

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Nicolás Cosme Maturán sobresalió en todas las disciplinas deportivas que practicó. Joe Boykin fue un peleador negro que combatió en la Argentina en los años veinte. Ilustración: Lucas Cejas

 

Sergio Ferrer

 

Nicolás Cosme Maturán fue, a grandes rasgos, el pionero y precursor del boxeo en la provincia de Santa Fe. En realidad fue mucho más que eso, ya que sólo basta con repasar su pasado como deportista para meterse de lleno en la historia misma del pugilismo a nivel nacional.

Con nutrida actividad sobre el ensogado a fines de la década del diez y principios de la del veinte del siglo pasado, Cosme Maturán boxeó en distintos rings de la Argentina cuando la mencionada disciplina estaba prohibida en la ciudad de Buenos Aires (lo estuvo entre el 7 de septiembre de 1892 y el 3 de febrero de 1924), hecho que habla por sí mismo de la importancia de este hombre para el desarrollo de la disciplina pugilística y de su trascendencia a la hora de historiar la misma.

“Nico” Cosme (Santa Fe, 18 de noviembre de 1902-Humboldt, 1º de julio de 1981) impulsó como ninguno al deporte de los puños y lo hizo de varias maneras: estableciendo gimnasios y boxing clubes, organizando festivales, armando exhibiciones y protagonizando peleas.

Fue un emprendedor incansable, al que también debe considerarse como un precursor, porque fue uno de los primeros santafesinos en “calzarse” los guantes como profesional -además de haber sido entrenador, promotor y árbitro, entre otras cosas-, aunque se siga debatiendo aún hoy su condición de peleador rentado, al no encontrarse indicios de su licencia en la Federación Argentina de Box (FAB), o algún rastro de su campaña en los primeros ejemplares de la Guía Pugilística, la recordada publicación de los maestros Simón Bronenberg y José Cardona.

Gauchada a Firpo

Vale recordar al multifacético Cosme a través de su amistad con Luis Angel Firpo, relación a la que se refirió en la columna periodística que durante un tiempo escribió para La Gaceta de Santo Tomé. “En 1925 yo tenía una academia de box en Sastre y desde allí mantenía correspondencia con Firpo, que estaba de regreso de Estados Unidos. En una de sus cartas, “El Toro Salvaje de Las Pampas” me pide que haga algo por Joe Boykin, que estaba suspendido por la Federación Argentina de Box y no podía pelear con nadie: llevalo con vos y hacé exhibiciones con él me dice-, aunque sea para darle una mano; yo lo ayudo, dentro de mis medios económicos, pero el Negro es algo raro”, cuenta Cosme en una de sus famosas “Anécdotas Deportivas”, publicada en el citado medio gráfico santotomesino el 29 de agosto de 1962.

“Lo hice ir al Negro Boykin a Sastre e hicimos una presentación en el salón del Club Atlético y Recreativo, a la que concurrió mucha gente; yo tiré diez rounds con Joe, aunque la exhibición era a cinco; el negro pesaba unos 114 kilos y yo 61, por lo que nos dedicamos a realizar técnica, cintura, esquives, velocidad, sombra, trabajos contra las cuerdas, noción de distancia y guantes, donde usé los de seis onzas y él los de diez”, detalla posteriormente.

“De vez en cuando yo lo golpeaba en las zonas blandas y el Negro se enojaba; a veces se le iba la mano y me daba unos “almohadonazos” bárbaros; al público le gustaba mucho el espectáculo y en uno de los descansos entre round y round uno de los asistentes me pidió que le pegara fuerte, para ver cómo reaccionaba; era peligroso pero lo complací ¡para qué!, Boykin se enojó de veras y se me vino encima, enfurecido lo esquivé y el pobre Negro resbaló y se cayó en el piso; no le gustó ni medio que el público se riera, pero después se le pasó”, agrega Cosme sobre el risueño episodio.

“Un muerto que camina”

“A Joe lo tuve conmigo durante un mes; era un Negro noble, que parecía un chico juguetón y alegre, pero que no podía dominar el vicio de beber hasta embriagarse y perder todo el control. Se volvió a Buenos Aires y es como que se apagó; con el tiempo lo encontré en la avenida de Mayo, en la esquina de calle Perú, pero estaba loco, como diría Florencio Sánchez, era un muerto que camina, no me conoció; por eso lo recuerdo con profunda tristeza; tal vez en la tinieblas de su mente puede que él también me haya recordado, porque fuimos grandes amigos”, completaba Cosme su historia sobre el negro Joe Boykin, cuya principal rareza era, justamente, que tomaba como un condenado.

Joe fue un boxeador estadounidense que formó parte durante un tiempo del grupo de colaboradores de Luis Angel Firpo (en Sastre lo presentaron como “El conocido entrenador de Firpo”). Poco se sabe de él, excepto la descarnada y pintoresca descripción brindada por Cosme. Era un hombre de cuerpo fornido, cabeza perfectamente rapada y bastante “grueso” por cierto. En su récord notamos tres antecedentes valiosos entre 1923 y 1926, las victorias obtenidas en Argentina contra el norteamericano Tom “Sailor” Maxted y el uruguayo Angel Rodríguez (al que le sacó un invicto de más de 40 peleas), ex rivales de Firpo, así como el triunfo que le adjudican en Brasil contra el italiano Herminio Spalla, otro que fue adversario del juninense. Boykin peleó entre 1918 y 1934, destacándose entre sus rivales aparte de los nombrados- a Jack Gross, Monte Munn y Big Boy Benson.


Batacazo

Cuando Joe Boykin llegó al país, acompañando a Luis Ángel Firpo, se lo consideró un visitante ilustre. En pocos meses acrecentó su prestigio al derrotar al uruguayo Ángel Rodríguez, que se mantenía imbatido y contaba con el antecedente de haber “noqueado en uno” al popular “Toro Salvaje de Las Pampas”. Boykin superó a Rodríguez por puntos en diez asaltos en la ciudad de Buenos Aires, el 24 de mayo de 1924. Después, bebida mediante, su fama se fue diluyendo, hasta volverse a Estados Unidos hecho un espectro.

Récord casi desconocido

Nicolás Cosme Maturán realizó 32 peleas entre 1917 y 1927, con 23 triunfos (11 de ellos por la vía rápida), 6 derrotas y 3 empates. Este récord, prácticamente desconocido hasta 2011, ya había sido publicado alguna vez a instancias del propio boxeador, que supo pasárselo a un periodista para que lo diera a conocer.

El texto original, redactado por Maturán en máquina de escribir, así como un artículo sobre el mismo pueden encontrarse actualmente en el Museo Histórico Andrés Roverano de Santo Tomé, lugar en el cual están archivados y bajo resguardo todos los cuadernos de anotaciones y carpetas del recordado pionero (que, dicho sea de paso, es autor de un Decálogo del Buen Deportista cuyos preceptos aún mantienen su vigencia).

Lamentablemente, en el referido recorte no se pueden apreciar ni el nombre del colega que transcribió aquel récord hace ya mucho tiempo atrás -se supone que Cosme todavía peleaba cuando pasó en limpio su registro-, ni el del periódico que lo publicó, ni la fecha de edición.

El año pasado, a raíz de la publicación del libro “Monzón nunca estuvo solo”, ese listado de peleas vio la luz, por decirlo de alguna manera, para dejar demostrado que en muchas localidades de la provincia (Rosario, Santa Fe, Coronda, Gálvez, San Javier, San Justo, Casilda), se hacía boxeo profesional o “de paga”- en tiempos en los que la actividad estaba vedada en la Capital Federal.