Arranca la campaña

Todo listo ¿qué sembramos?

Todo listo ¿qué sembramos?

Frente a la tendencia al abandono o suplantación del trigo, algunos especialistas advierten que pueden surgir inconvenientes. El incremento de la producción de cebada y garbanzo -las dos alternativas que más crecen- podría conspirar contra el negocio. Se acentúa la inclinación al monocultivo.

 

Juan Manuel Fernández

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Las complicaciones comerciales le siguen restando hectáreas al trigo. La nueva campaña arrancó con pronósticos de una fuerte reducción del área nacional. Las dificultades de la coyuntura impulsarán a muchos productores a ir directo a la soja de primera, mientras otros probarán con algunas “alternativas”.

Esta situación tiene sus riesgos, como advirtieron algunos especialistas. El crecimiento de cultivos como cebada y garbanzo ha sido tan importante que podría complicarse la colocación de la cosecha. Incluso se habla de peligros agronómicos como menor aporte de rastrojos, expansión de nuevas malezas o permanencia de enfermedades en el lote.

En el centro norte santafesino las primeras estimaciones reportan una caída promedio de entre 22 y 24% del área, según el último reporte del SEA (Sistema de Estimaciones Agrícolas, que publica la Bolsa de Comercio de Santa Fe). El trabajo consigna que, pese a la excelente reserva de humedad que se observa en el 75% de la región, se notan “menor inversión en insumos, menor superficie sembrada e implantación con mínimos costos”. En algunas zonas el recorte alcanzaría al 30% respecto del año pasado.

Mucho es peor

La tendencia comenzó a notarse hace unos años, cuando los agricultores empezaron a sustituir la siembra de trigo con cultivos que no estén intervenidos y ofrezcan mejores márgenes.

Según Daniel Miralles, docente de la Cátedra de Cerealicultura de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) e investigador del CONICET, en la última década la superficie triguera se redujo a razón de 270.000 hectáreas por año mientras que, por ejemplo, la de cebada se fue incrementando 40.000 hectáreas campaña tras campaña. Sus estimaciones indican que esta “alternativa” -que puede venderse como malta, grano o forrajera- crecería 30% este año, hasta alcanzar 1.2 o 1.5 millones de hectáreas, y el mercado podría darle una sorpresa al productor. “El precio de la cebada forrajera no es esperable que se mantenga”, previno. Alejandro Conti, miembro del CREA Tandil y socio de una empresa exportadora, alertó: “el mercado de cebada cervecera es pequeño y vidrioso, mientras que el de cebada forrajera tuvo una situación de precios irreal en la última campaña, a partir de los recortes registrados en la producción mundial de maíz: eso no necesariamente va a repetirse en 2012/13”. De hecho EE.UU. se perfila para una supercosecha maicera y, por otro lado, ante una mayor oferta de cebada la demanda exportadora local podrá ser más exigente en las condiciones de recibo y así penalizar con mayor libertad al productor.

En cuanto al garbanzo, otro cultivo que creció con fuerza, el economista de la Fundación Mediterránea-IERAL Juan Manuel Garzón previno a productores CREA en Córdoba. Según su estudio el comercio mundial es de 1.100.000 toneladas anuales y en los últimos 12 años la tasa de aumento de la producción en el mundo fue de 1,4%. “Sin embargo, en la Argentina ha dado saltos de crecimiento del 69% en tan sólo un año”, advirtió, por lo que puede no haber mercado con precios interesantes, con una demanda externa este año de 70 u 80 mil toneladas.

Por otra parte, Miralles anticipó un potencial riesgo agronómico. Calculó que el crecimiento de la cebada apenas cubriría un 20% de las hectáreas que dejará el trigo, por lo que “se induce que una gran cantidad de hectáreas va a pasar a implantarse con el monocultivo de soja”. En este caso, “los suelos tendrán menores períodos de cobertura, habrá un menor aporte de rastrojo, aparición de nuevas malezas (como rama negra) y un mayor uso de agroquímicos para el control de estas malezas emergentes”.

Para atrás

En su último informe semanal la Bolsa de Cereales de Buenos Aires estima una siembra nacional de 4 millones de hectáreas de trigo, 13% menos que las 4.6 implantadas el ciclo pasado. En el centro santafesino, los primeros sondeos indican -salvo alguna excepción como Humboldt (ver aparte)- que la retracción puede ser todavía mayor.

“La gente actúa por contagio. Acá la superficie de trigo cae seguro un 20% por los problemas comerciales”, calculó el asesor de AFA María Juana Gustavo Meroi. En la zona la mayoría alquila a valores que van de 14 a 18qq de soja y en las últimas campañas buenas “no hicieron el colchón”, por lo que con el fracaso de este año (en marzo levantaban 10qq de soja de 1º contra los 50 de un año atrás) hay un alto endeudamiento. Por esta razón el trigo que se siembre se hará con la menor tecnología posible (sin fungicidas ni fertilizante).

En San Justo aún no se manejan cifras, pero también “se espera una siembra menor por los problemas comerciales”, dijo el becario del INTA Lisandro Angeloni. Los proveedores zonales comentan que “esperan vender menos”, también por el alto costo de implantación, que ronda los 20 quintales (unos $1.200) si se usa un paquete tecnológico completo (fertilizante, fungicida y control de malezas). Con alquileres de 8 a 10qq/soja se complica todavía más en una zona con rindes históricos de 22/23qq de trigo (aunque los últimos tres fueron “muy buenos”, con promedios de 30qq). En este contexto, Angeloni calculó que “si la soja de 2º viene bien puede ser negocio un trigo de 20/21qq, pero si da 18qq se complica”. A tono con la presunción de Daniel Miralles, también afirmó que “las condiciones llevan a aumentar la soja de 1º sin cultivo de cobertura en invierno”. En el distrito, sobre 200.000 hectáreas agrícolas, unas 150.000 irían a soja y apenas 20.000 con trigo y “alternativas”.

Un poco más al norte, en Calchaquí, para la titular del INTA local, Julieta Scarel, “el trigo está dormido” -también por las restricciones comerciales- y los primeros cálculos indican alrededor de 3.000 hectáreas (hasta Margarita), contra 4.000/5.000 del ciclo 2011/12. “Es de esperar que se apueste a la soja”, apuntó.

Desde el INTA Rafaela, el especialista en manejo de cultivos Jorge Villar comentó que las primeras evaluaciones regionales anticipan “reducciones de entre 10 y 40% de la superficie triguera, y en algunos casos más, pero habrá que ver si se cumplen”. En el departamento San Martín, por ejemplo, “se sembraría sólo un tercio respecto del año pasado”. Pero además agregó otro elemento de preocupación: “los acopios restringirían la recepción porque todavía tienen grano de dos campañas y en la próxima sólo lo recibirían seco”.

Prometen pero ¿cumplen?

María Juana fue, algunos años atrás, uno de los distritos pioneros en la búsqueda de “alternativas” al trigo y por eso no sólo tienen mayor conocimiento agronómico, sino que han medido también el desempeño de cada uno. De hecho algunos cultivos, como al colza, empiezan a retroceder. “Se sembraron unas 50/60 hectáreas, 10% menos que el año pasado”, calculó Gustavo Meroi. Los ensayos de AFA revelan que “el maíz rinde 30/35qq menos que atrás del garbanzo”, pero sobre todo “se complica en el recibo, porque no la toman hasta diciembre y hay que acopiarla en el campo y por el alto contenido de aceite se acidifica”.

El garbanzo, en cambio, pegó un salto. “Creció más de 300%, pasó de 400 a 1.200 hectáreas por el buen precio del grano”, afirmó el asesor de la cooperativa. Y agregó que el área llega a 7.000 hectáreas sumando San Martín de las Escobas, San Vicente, Sastre y Clucellas. El desempeño del año pasado explicaría el fenómeno: se produjo a un costo de u$s550/ha, se cosecharon 23 a 29qq/ha y los socios de la cooperativa vendieron a u$s710 la tonelada. Sin embargo, Meroi reconoció no son todas flores: “una campaña tuvieron que aguantar el grano hasta enero; y esta dependerá de cómo salga el trigo”.

También crece la cebada en María Juana, que acusa unas 800 hectáreas contra 200 del año pasado. “En 2011 vendimos 50 bolsas de semillas y ahora colocamos alrededor de 1.500”, confió Meroi. Allí los rindes rondaron los 40qq el año pasado con costos de u$s320/360 por hectárea y llegó a venderse hasta u$s200 la tonelada, aunque hoy el grano Condición Cámara con descarga en diciembre se paga en Rosario u$s160. Pero ya hay reparos logísticos y comerciales: “Cargill ofrece retirar en marzo con precio a fijar hasta diciembre, pero con un valor propio”, apuntó el asesor.

Sobre la región del INTA Rafaela hay “algo” de colza, garbanzo y cebada que “no cubren el hueco del trigo”, dijo Jorge Villar. Hasta cierto desánimo hay en algunos lugares como el departamento San Martín, donde “decayó el entusiasmo” por la cebada y sólo se implantaron unas 1.500 hectáreas.

El mismo reemplazante del trigo también desembarcó en Calchaquí en 2011 y aún “está desarrollándose”, dijo la ingeniera Scarel, quien calculó para este ciclo unas 800/1.000 hectáreas a sembrar.

En San Justo, en tanto, las alternativas también hacen pie. “En primer lugar está el garbanzo, que llega por primera vez, con menos de 3.000 hectáreas; le sigue la cebada cervecera, que el año pasado dio entre 25 y 26 quintales; y luego hay algo de arveja y lenteja, que ya se hizo dos años: uno fue bueno y el otro malo”, relató Lisandro Angeloni.


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Primera en la lista. El mayor reemplazo se viene haciendo con cebada, pero este año podrían cambiar los términos comerciales.

Foto: Archivo

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El otro poroto. La producción mundial de garbanzo viene creciendo al 1.4%, mientras en Argentina se incrementó 69% en apenas un año.

Foto: Archivo

La cebada cubriría sólo un 20% de las hectáreas que dejará el trigo, por lo que “se induce que una gran cantidad de hectáreas va a pasar a implantarse con el monocultivo de soja”

Una (nueva) rareza

En María Juana largaron temprano con los experimentos para sustituir al trigo y ya probaron todo: lenteja, arveja, garbanzo, colza, triticale. Pero no se detienen. Ahora prueban el coriandro, que el año pasado se cultivó en un puñado de hectáreas. De allí salieron las semillas que se usarán en estos días para implantar unas 60 hectáreas comerciales.

A contramano

En Humboldt las condiciones de humedad “son óptimas” para el trigo, ya que el perfil dispone de 120 a 140 mm de agua acumulada, un nivel que asegura buena parte del requerimiento hídrico en todo el ciclo.

Contrario a lo que ocurre en otras zonas -según reveló la ingeniera de AFA Edith Weder- “la intención de siembra es, por ahora, un 20% superior a la del año pasado; pero podría crecer si hay nuevas lluvias”. Además de la necesidad agronómica de tener cubierto el lote, este comportamiento se explica en el resultado de la última campaña: “los productores lograron mejores rindes con la soja de segunda que con la de primera y por eso repiten el esquema”.

En la cooperativa estiman que el rinde de indiferencia para el trigo -con un planteo tecnológico mínimo y a valores actuales de mercado para el grano Condición Cámara- en campo propio es de 27 quintales, pero asciende a 37 en lotes alquilados. Aunque los últimos años hubo promedios de 40 quintales, el histórico en la zona es de 35.

Si bien los “alternativos” tendrían un leve incremento del 10% -y lo encararían sólo los productores que disponen de mayores superficies-, aparentemente en el distrito prima la conocida máxima de “más vale malo conocido...”. En el caso de la cebada los números son tentadores, “pero el mercado es muy pequeño y habrá problemas comerciales si sigue creciendo”. Weder explicó que se hacen contratos pero luego “aparecen manipulaciones con la calidad” y los productores sufren fuertes descuentos, si es que pueden vender la cosecha.

En tanto, el riesgo del garbanzo parece mayor, ya que a las dificultades de mercado se agregan riesgos agronómicos. Al ser una leguminosa complica la rotación con la soja -otra leguminosa- y puede perpetuar enfermedades fúngicas en el campo. Además es el blanco perfecto para la “ascochyta” o “rabia del garbanzo” (Ascochyta Rabiei), una patología presente en la zona que puede ocasionar pérdidas totales. Comercialmente este grano también tiene estrictas exigencias de calidad -como tipificar el calibre, lo que obliga a identificar cada camión que sale del campo- y mayores complicaciones logísticas, ya que la demanda no recibe a cosecha y el productor debe almacenarlo en su campo. “Es muy vidrioso y así se lo comunicamos a nuestros socios”, reconoció la asesora.

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Poco y nada. Algunos se desilusionaron con la colza y es de las menos elegidas para el invierno.

Foto: Archivo