Cómo liberarse de la esclavitud del cigarrillo

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Más de 6.000 santafesinos participaron de cursos masivos donde se busca derribar mitos, conocer los peligros para la salud y hacerse de herramientas para apagar definitivamente el pucho. Una tarea difícil, pero que el 40 % consigue poner en práctica.

TEXTOS. AGUSTINA MAI ([email protected]). fotos. GENTILEZA MINISTERIO DE SALUD Y EL LITORAL.

Con un padre fumador, Mario nunca vio al cigarrillo como un problema sino como algo natural. Fumó durante 20 años, hasta que un compañero de trabajo lo invitó a un curso para dejar de hacerlo. “Me pidió que lo acompañara. Yo tenía un poco de ganas de dejar porque fumaba un atado por día, que era mucho y me afectaba en la vida diaria. Así que fui a ver qué onda y al segundo día dejé de fumar”, contó Mario Bustos.

Además de los daños en su salud, este hombre se decidió a abandonar el hábito porque se sentía discriminado. “Cuando no fumás, estás incluido en cualquier lugar. En cambio, con la ley que prohibe fumar en espacios cerrados, si fumás tenés que salir del trabajo. Eso también influyó en la decisión”, relató.

¿De qué manera lo ayudó el curso? “Al segundo día empecé a ensayar los cambios de hábitos que nos sugirieron, como reemplazar el primer cigarrillo de la mañana por un café”, detalló. Ya pasó un año y Mario sigue firme en su decisión. “Me hizo bien, tengo mejor rendimiento físico y duermo mejor”, comentó.

Harto conocidos son los efectos nefastos del cigarrillo, como causar el 30% de las enfermedades cardíacas, el 80% de las enfermedades respiratorias crónicas, la mitad de los accidentes cerebrovasculares (ACV) y el 83% de los cánceres de pulmón. Además, el que fuma vive, en promedio, 10 años menos que el que no tiene el hábito.

Santa Fe es la provincia pionera en legislar sobre el tabaquismo y encarar una política pública que pretende desterrar la cultura del pucho. “Tenemos un instrumento muy importante que es la ley 12.432, aprobada en 2005, que plantea puntos fundamentales, que son los mismos que impulsa la Organización Mundial de la Salud (OMS)”, aseguró Beatriz Martinelli, coordinadora del Plan Provincial de Cesación Tabáquica.

Estos principios son la prohibición de la publicidad del tabaco y de su venta a menores de 18 años, la promoción de ambientes 100% libres de humo (públicos, privados y en medios de transporte) y de tratamientos de cesación tabáquica.

Desde 2006, el Ministerio de Salud de la provincia realizó 50 cursos para dejar de fumar, a los que asistieron más de 6.000 personas. “Para dejar el hábito, además de la decisión, la persona necesita información, herramientas y apoyo grupal. Eso es lo que intentamos brindar con ellos, que tienen un equipo interdisciplinario de médico, psicólogo, enfermera, nutricionista y profesor de Educación Física, que abordan los distintos aspectos”, detalló Martinelli.

Según la encuesta nacional de factores de riesgo, en Santa Fe la proporción de fumadores tuvo un leve descenso de 27,3% en 2005 a 26,6% en 2010. Pero el principal logro fue que la exposición al humo de tabaco ajeno (en el hogar, el trabajo o el lugar de estudio) se redujo del 51,5% al 37,4% en ese lustro.

Además, según el Ministerio de Salud de la Nación, desde la aplicación de la ley bajaron un 28% los infartos agudos de miocardio. “Esto demuestra la eficacia de la ley y de implementar ambientes libres de humo”, señaló Martinelli.

DEPENDER DEL CIGARRILLO

El tabaquismo es una enfermedad crónica, perteneciente al grupo de las adicciones. Y se lo considera como una dependencia química y psicosocial. “Está vinculado al individuo pero también es un hábito compartido y aceptado socialmente. En esto influye la pertenencia a un grupo, por ejemplo en los jóvenes implica copiar una conducta del adulto, probar algo nuevo y ser aceptado por sus pares. El 80% de los adultos que fuman se inició en el hábito antes de los 19 años”, explicó la funcionaria.

El objetivo es que en cuatro días consecutivos, la persona llegue a cero cigarrillos. ¿Es posible? “Muchos pueden y otros no, pero según las encuestas realizadas el 40% lo logra”, reconoció Beatriz, al tiempo que detalló los perfiles de los participantes: “Identificamos tres tipos: el que viene altamente decidido y necesita apoyo. Esa persona es muy probable que deje de fumar. Otros vienen presionados por la pareja, los hijos o los compañeros de trabajo que le dicen que no puede seguir fumando. Sabe que es malo para su salud, pero no está decidido. Finalmente, está el que viene a curiosear, a ver de qué se trata. En los tres grupos tenemos personas que dejan este hábito”.

Los asistentes son -en partes iguales- hombres y mujeres; la mayoría tiene entre 30 y 60 años. “Los jóvenes no se lo plantean porque se creen inmortales”, comparó Martinelli. A través de un test, se mide el nivel de adicción que define la cantidad de cigarrillos que se fuman y desde cuándo. “Viene todo tipo de personas: desde el que fuma 10 cigarrillos ó 40 por día, el que hace 10 años que lo hace o más de 30”, puntualizó.

HERRAMIENTAS

Durante el curso se intenta derribar mitos relacionados con el cigarrillo. “Es común creer que calma la ansiedad, que es una compañía, un placer o que permite compartir con amigos. Buscamos deconstruir esas ideas y romper con el ‘yo no puedo’, gracias al compromiso y objetivo grupal”, especificó Martinelli. En este sentido, es clave el apoyo terapéutico y el de los pares que buscan la misma meta.

Además, los participantes reciben herramientas para manejar el síndrome de abstinencia, como actividad física, técnicas de relajación, alimentación saludable, beber mucha agua y los posibles tratamientos farmacológicos (se brinda información, pero no se medica).

Una etapa fundamental en el proceso para dejar de fumar es evitar las recaídas. “Para lograrlo es importante reconocer, anticipar y manejar determinadas situaciones, como la tentación diaria, la presión de los demás y la excesiva confianza de manera prematura, que llevan a fumar un cigarrillo o dar una seca o pitada. También hay que manejar determinados estados emocionales, como el miedo, el enojo, el nerviosismo, la ansiedad desmedida o la culpa, que no se resuelven fumando. ‘El fumar calma los nervios’ es una de las falsa creencia instalada en muchas personas fumadoras”, explicó la psicóloga Jackeline Giusti.

Al comenzar y al finalizar el curso, a los asistentes se les mide el monóxido de carbono. “Se sopla en un aparato que mide las partes por millón de monóxido en el aire expirado. En un fumador, los niveles van de 20 a 40; en una persona no fumadora oscilan entre 2 y 4. Es un motivador muy interesante porque la gente puede ver la cantidad de ese gas, que es muy nocivo porque impide que los órganos, incluido el cerebro, se oxigenen correctamente”, indicó la coordinadora del plan provincial.

A los 3 meses de finalizado el curso, desde el Ministerio de Salud se llama por teléfono a los participantes para ver si dejaron de fumar o no, si tuvieron recaídas, etc. Según las encuestas, el 40% de los asistentes logra apagar el cigarrillo definitivamente.

Testimonios

A continuación, damos a conocer algunos comentarios que dejaron diferentes personas que asistieron al Curso de Cesación Tabáquica, que ofrece gratuitamente el Ministerio de Salud de la provincia:

- “Me ayudó mucho la información de los daños que provoca el cigarrillo, conocer los síntomas de la abstinencia y cómo afrontarlos”.

- “Lo que más me ayudó fue el grupo y la contención que refuerza mi decisión personal de dejar de fumar”.

- “Aquí aprendí el daño que me hace fumar. Quiero vivir libre de humo, no esclava del cigarrillo. Gracias por ayudarme a dejar de fumar”.

- “Hoy es el último día del curso y llegué a cero, algo impensado cuando empecé. Estoy muy agradecido”.

+ información

En Internet:

www.who.int/mediacentre/events/annual/wntd/es/index.html y www.msal.gov.ar/tabaco/

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participantes de uno de los cursos gratuitos de cesación tabáquica.

Etapas para dejar de fumar

Por Jackeline Giusti

Dejar de fumar implica un proceso de cambio que no es lineal. Para el psicólogo Prochaska la persona atraviesa una serie de etapas o estadíos.

- Precontemplación: etapa en la cual las personas no están intentando cambiar en un futuro inmediato. No pueden ver que tienen un problema con el cigarrillo. Tienden a evitar leer, escuchar o hablar acerca de su adicción.

- Contemplación: se dan cuenta de que tienen un problema con el cigarrillo y comienzan a pensar que deberían dejar de fumar.

- Preparación: las personas están listas para encarar acciones concretas para poder dejar de fumar. Han realizado intentos en los pasados 12 meses o están intentando hacerlo en el próximo mes. Están más convencidos de que las ventajas asociadas a dejar de fumar superan las desventajas. Éste constituye el grupo más motivado y más dispuesto a llevar adelante el cambio.

- Acción: involucra una modificación evidente del comportamiento, o sea, dejar de fumar. Es la fase donde las personas tienen que esforzarse más.

- Mantenimiento: luego de seis meses de haber dejado de fumar y no haber recaído, las personas entran en esta fase. Continúan aplicando lo aprendido pero no necesitan trabajar tan duramente para prevenir la recaída. Durante esta fase, los riesgos más comunes están asociados a problemas emocionales, como enojo, ansiedad, depresión, estrés. ¿Cuánto dura la etapa de mantenimiento? Para algunos toda la vida. Otros pueden terminar totalmente y nunca más sentirse tentados frente a un cigarrillo, son los que han llegado a la etapa de finalización.

Este proceso de cambio en la conducta adictiva presenta interferencias que lo obstaculizan y que es necesario identificar. Estas interferencias se encuentran tanto dentro de la misma persona (miedos, pensamientos rígidos, baja autoestima, falsas creencias) como en su entorno (encontrarse con gente que fuma, pasar por el quiosco que vende cigarrillos o determinados estímulos asociados con el fumar). Para despejarlas, es necesario recurrir a los recursos internos (iniciativa, creatividad, capacidad de comunicarnos adecuadamente con los demás) y también del entorno (como la ley 100% de humo de tabaco o los cursos para dejar de fumar).

+datos Próximos cursos

Del 25 al 28 de junio se desarrollará un curso para dejar de fumar en las ciudades de Reconquista y Avellaneda. En tanto, del 6 al 9 de agosto, será el turno de Villa Constitución. Los cursos son coordinados con los municipios y colabora Lalcec.

Día mundial

El 31 de mayo de cada año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebra el Día Mundial sin Tabaco, cuyo objetivo es señalar los riesgos que supone el consumo de tabaco para la salud (la principal causa de muerte prevenible en todo el mundo) y fomentar políticas eficaces de reducción de dicho consumo.

El tema de este año fue “Interferencia de la industria tabacalera”, campaña que se enfocó en la necesidad de exponer y contrarrestar los intentos, cada vez más agresivos, de la industria tabacalera para obstaculizar la firma/ratificación/implementación del Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT) de la OMS en los distintos países. Argentina es uno de los pocos países del mundo que aún no ha ratificado ese convenio.