Escenario de conflicto

El campo volvió al paro

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Animados. Distenderse es obligación y cualquier elemento suma.

foto: Archivo

La extensión del cese de comercialización a todo el país desnuda un reclamo que va más allá del aumento del impuesto inmobiliario y que evidencia la falta de una política activa para la producción nacional.

 

Campolitoral

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El pasado martes, la Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias resolvió de manera unánime la nacionalización de la medida de fuerza que sostenían los productores de la provincia de Buenos Aires. A lo largo de la semana, productores de las cuatro entidades y autoconvocados mantendrán hasta el martes un control de las cargas en la rutas para evitar “fisuras” internas que aquellos que siguen enviando su carga a los mercados.

Por su parte, el ministro de Agricultura de la Nación, Norberto Yahuar, desautorizó a la entidad como referente del sector, y expresó que hasta tanto no se levante el paro no recibirá a los ruralistas.

La Mesa de Enlace se expresó a través de un comunicado, advirtiendo la gravedad de la situación. En el mismo, reclaman el padecimiento que vienen sufriendo desde hace años un modelo que determina una brutal concentración económica. “En materia agropecuaria, el Gobierno Nacional decidió garantizar ganancias a enormes corporaciones. Así, en lugar de crear herramientas virtuosas que permitan poner equilibrio, se intervino de manera pésima a través de la Secretaría de Comercio Interior en los mercados granarios y las cadenas de comercialización de todos los rubros. El modelo privilegia a un puñado de firmas exportadoras y a grandes empresas que con el aporte de capitales financieros ajenos al sector se integran verticalmente y desplazan al sujeto agrario tradicional. Entre 2003 y 2008 esto ya había determinado la desaparición de más de 60000 pequeños y medianos productores”, expresa en comunicado.

Problemas de fondo

Para la Mesa de Enlace, los problemas estructurales se agravaron en la última campaña, por la fuerte sequía que azotó al país. “La Argentina perdió por factores climáticos sólo en esta cosecha más de 20 millones de tn. de granos, entre maíz y soja. Ante la emergencia climática, hubo un compromiso de Norberto Yauhar en enero último de facilitar mecanismos de asistencia financiera que jamás se concretaron. En este marco, el gobierno no dio soluciones ni volvió a citar a ningún espacio de diálogo. Por el contrario, se apeló nuevamente a la construcción del relato, ocultando públicamente los efectos de la sequía”.

Y agrega: “Consumada la baja de los rindes, se empezó a evidenciar un amesetamiento económico de los pueblos del interior, que ahora se verá agravado por los manotazos fiscales que ya se están dando en las provincias. Ante el ahogo financiero al que son sometidos sus territorios por parte de la administración central, gobernadores como Daniel Scioli y Sergio Uribarri ya han respondido mansamente en lugar de discutir un nuevo marco de coparticipación de los recursos”.

Con relación al transporte, las disposiciones 36/12 y 37/12 y la resolución 3292/12 de la Secretaría de Transporte, de manera inconsulta y arbitraria, en algunos casos duplican el costo del mismo perjudicando a las economías que se encuentran más alejadas de los puertos.

“Por su parte, los productores lecheros de todo el país se movilizaron, realizaron asambleas y se concentraron frente a las industrias lácteas. La Secretaria de Comercio Interior, dándoles la espalda, firmó un acuerdo con la industria que fijó un aumento del 7%, aumento que no sólo resultaba insuficiente ante el reclamo de los productores, sino que nunca se cumplió”.

Sube, todo sube

La pérdida de competitividad de las economías regionales es una creciente preocupación. El aumento del costo de los insumos, de la mano de obra (en muchos casos, intensiva), el encarecimiento del transporte, amenazan su subsistencia. Es necesario generar un entorno competitivo que propicie el crecimiento y el desarrollo en el interior del país.

“La comercialización de los productos agropecuarios, granos, carnes y lácteos entre otros, se ve afectada día a día como consecuencia de la intervención por parte del gobierno, mediante acuerdos y cupos de exportación. Es así que se destruyó en los últimos seis años el mercado de trigo, estimando para la presente campaña una disminución aproximada en la intención de siembra del 48%, vislumbrándose el mismo efecto negativo en la comercialización del maíz y otras producciones agropecuarias”, finaliza el comunicado.

/// el dato

El dólar para el campo

Sumado a todo lo expuesto, “no debemos olvidar que nuestro sector, como consecuencia de los derechos de exportación, en algunas actividades vende su producción a un dólar de $ 2.80, adquiriendo muchos de sus insumos a un dólar valuado entre $ 5.80 y $ 6, fruto de las crecientes restricciones implementadas a partir del 31 de octubre de 2011. Este es un nuevo golpe a la rentabilidad productiva que se ha visto disminuida significativamente en los últimos años, producto de una inflación no reconocida por el gobierno nacional que afecta nuestros costos y que no se ve reflejada en la venta de nuestra producción”, manifiesta el comunicado.