Gonzalo Sosa, estudiante de Ciencia Política

El Congreso lo premió por detectar un caso de baja calidad legislativa

Es oriundo de la localidad entrerriana de Crespo. Decidió investigar la producción de ordenanzas del Concejo de su ciudad. Y se encontró con una baja calidad en las normas, pues no favorecían el desarrollo local. Fue reconocido por un círculo de legisladores nacionales.

 

Luciano Andreychuk

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Gonzalo Miguel Sosa, un joven estudiante de la carrera de Ciencia Política, se propuso hacer lo que ni los cronistas parlamentarios más experimentados se animan. Sacó su lupa de investigador y decidió relevar la producción legislativa del Concejo Deliberante de su ciudad natal, Crespo (en la vecina Entre Ríos, a unos 70 km de Santa Fe), entre 2007 y 2011. Evaluó todas las ordenanzas sancionadas, las organizó por temáticas y categorías, determinó porcentajes, y luego de un riguroso trabajo intelectual, arribó a una preocupante conclusión: en el poder legislativo de esa localidad, la calidad de las iniciativas aprobadas era muy baja: abundaban las normas administrativas, y no había ordenanzas que favorecieran de desarrollo local.

Su trabajo -titulado “El desarrollo local fuera de la agenda legislativa”- obtuvo el primer premio en el 3º Concurso de Pensamiento Parlamentario, organizado por el Instituto de Estudios Estratégicos y de Relaciones Internacionales (Ieeri) del Círculo de Legisladores de la Nación. Por estos días, Gonzalo es el “niño mimado” de la Facultad a la que pertenece (Humanidades y Ciencias de la UNL). Y hasta le llovieron felicitaciones de la ciudadanía crespense.

Ocurre que la entrerriana Crespo se perfilaba como una ciudad con un fuerte potencial de desarrollo productivo, y como pionera en la proyección de planes estratégicos. Pero ese desarrollo no se veía: “Algo estaba pasando desde el Concejo, porque estaban frenadas las iniciativas. Decidí determinar la contribución que hacía el Deliberativo en los procesos de desarrollo local. Para eso tomé las 211 ordenanzas comprendidas entre diciembre de 2007 y mayo de 2001, hice un análisis y una clasificación. Y a partir de eso fui obteniendo resultados”, contó el joven de tan sólo 24 años a El Litoral.

Sin apoyo al progreso

Los procesos de desarrollo se caracterizan por contar con ordenanzas de carácter sectorial o multisectorial. “Pero en Crespo se daba la particularidad de que el 70 % de las ordenanzas eran de carácter individual. El 38 % eran normas que implicaban casos de autorizaciones para subdivisiones y construcciones, otro 25 % eran ordenanzas para exenciones de pagos de tasas e inmuebles, entre otros impuestos. A su vez, las referidas a administración (aumentos de sueldos o de asignaciones familiares) representaban un 15 %. Obtuve así que el 80 % de normas eran nada más que eso: no encontraban ninguna norma que respondiera concretamente al desarrollo local”, graficó Sosa.

El estudiante también evaluó la procedencia de las iniciativas -si eran ingresadas por el Concejo, el Ejecutivo o particulares-. Sólo el 11 % de las ordenanzas evaluadas fueron impulsadas por el Concejo. “Concluí que el Deliberativo de Crespo pecaba de omisiones en su contribución al proceso de desarrollo local de la ciudad”, dijo Sosa. “No hice ningún análisis político; sólo me referí al Concejo como institución, sin distinguir partido gobernante u opositor”.

Propuestas superadoras

El trabajo no se quedó en el diagnóstico, sino que también sugirió soluciones para favorecer el desarrollo estratégico desde el Legislativo local. “Propongo que Crespo dicte su propia Carta Orgánica. Y que, dentro de las atribuciones, haya una serie de funciones y contribuciones específicas de los concejales para el desarrollo local”. El estudiante también plantea la creación de una agencia local para el desarrollo.

“En el Concejo actual de mi ciudad hay tres comisiones: de Asuntos Económicos, de Infraestructura y de Acción Social. Con mi trabajo sugiero una reforma del reglamento interno del Deliberativo, para que se establezca una cuarta Comisión de Planeamiento Estratégico y Desarrollo Local, que se articule con las otras tres. Con todo eso, se contempla al desarrollo local como un proceso integrador y abarcativo de toda la sociedad de Crespo”, cerró.

El Congreso lo premió por detectar un caso de baja calidad legislativa

La política, esa vocación. Con sólo 24 años, Sosa recibió un importante premio que lo estimula a seguir estudiando.

Foto: Flavio Raina

Orgullo

Para el decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL, Claudio Lizárraga, el premio a Sosa pone de manifiesto, “además de los méritos personales del alumno, el trabajo de toda una institución que trabaja en lograr un perfil de profesional comprometido con el saber de la propia disciplina, y con los problemas de la región”. “Este perfil crítico, investigativo y reflexivo del estudiante de Ciencia Política cruza toda la propuesta académica. Hay un fuerte componente teórico y metodológico que promueve un abordaje crítico, tanto desde un enfoque cualitativo como cuantitativo”, opinó el coordinador de esa carrera, Daniel Comba.

¿Caso testigo?

—¿Considera que esta situación detectada en el Concejo Deliberante de Crespo es un caso aislado, o se repite en otras ciudades pequeñas de Santa Fe y Entre Ríos?

G. Sosa: —Creo que la situación en Crespo se ve reproducida en concejos de otras localidades. Hay un inconveniente con el que yo me encontré al momento de la investigación: se ha escrito poco sobre el trabajo legislativo de los Concejos Municipales, no hay datos ciertos. Se tiene la percepción social de que no hay calidad, pero no salta a la luz. En Crespo, la gente tenía la percepción de que el Concejo funcionaba mal. Pero faltaba que esté demostrado a través de los datos.

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