Argentina año verde

Arturo Lomello

¡Alegría compatriotas ha llegado el año verde a la Argentina! El dólar y el peso por fin han fraternizado, a tal punto que ya no hace falta el dólar. Los empresarios todos han decidido compartir sus empresas con los obreros y empleados. Los propietarios renuncian a las especulaciones considerando que la propiedad es de quien la necesita. Los políticos van desapareciendo absorbidos por el hecho de que todo el pueblo contribuye a autogobernar el país. La corrupción ha quedado como recuerdo de una mala palabra y se organizan competencias para elegir al ciudadano más virtuoso lo que choca con el pudor de estos, con su acrisolada modestia que les impulsa a renunciar a toda comparación con los demás.

Ya no hay delincuentes, por lo que la policía se dedica a ayudar a los niños, ancianos y desvalidos. Se han suprimido las rejas y por ende las cárceles. Las puertas quedan como elementos estéticos y para preservar del frío o a lo sumo, para permitir intimidad. Nadie se atreve a violar las buenas costumbres, lo que puede provocar la pérdida del equilibrio social.

La gente festeja la llegada del año verde improvisando cantos y danzas en un alarde de creatividad que se renueva constantemente en calles y paseos. Casi todos además de los trabajos para la sustentación son artistas que pasan a constituir las actividades cotidianas y fundamentales.

En poco tiempo afirman los profetas- las épocas de violencias e injusticias pasarán a ser un mal recuerdo como una pesadilla y palabras como gángsters, soborno, delito, violación, vicios, drogas, serán olvidadas.

Festejemos, entonces, compatriotas hemos despertado a nuestra verdadera condición. Hasta hace poco sólo habíamos sido la mitad de un ser humano. El tiempo de la infancia descarriada ha terminado, el año verde presenta signos de la madurez definitiva. Nadie creería que lo que ha ocurrido podría concretarse, nos habíamos olvidado de que para el Creador todo es posible.