Un documental con mucho afecto

El 23 de octubre de 2004, en la Sala Mayor del Teatro Municipal, se presentó “Los Mamelli, un canto a la vida”, documental realizado gracias el empuje y las ganas enormes de dejar un testimonio para la historia por Mario Culasso, quien convocó a un equipo integrado por Natalia Borsotto (Boston Film), Jorge Albornoz, Imágina Multimedia, Fabiana Fornara, Guillermo Torres, Germán Culasso, Rosana Giorsino y María Inés Cosentino.

Juan Carlos Arch escribió luego en El Litoral que “es, ante todo, una demostración de afecto pero también una contribución imprescindible para ese Galpón de la Memoria en donde se guardan las cosas del corazón. Con esa pretensión es que Mario Culasso emprendió este trabajo, con la voluntad y la esperanza de que este video sea desde un material de consulta hasta un homenaje a ese grupo y todos los que pasaron por él”.

“La tarea consistió en rescatar todo lo filmado, en cualquier paso y calidad, y fotografiado de esas funciones, de aquellos ensayos y hasta la voz de su creador, el recordado Hugo Maggi, cantando en más de una ocasión. De ese acopio se fueron seleccionando las partes de mayor peso en lo que hace a los espectáculos propiamente dichos y a la cocina del grupo. Para alternar con esas imágenes, Culasso realizó entrevistas, entre las que se destaca la de Raúl Faría, uno de los primeros Mamelli, que cuenta con emoción su primera actuación”, relata.

“Pero existe otro eje narrativo, y es la opinión de los críticos teatrales Jorge Reynoso Aldao y Roberto Schneider, que es como decir un antes y ahora en la visión especializada de quienes lo vivieron y aún viven aquella feliz experiencia, de la cual hablan mucho más en concreto, en lo que significó y significa para el teatro santafesino, ubicándolo en el contexto necesario y en el tiempo preciso”, advierte.

“... a la vez que testimonia el paso de la vida, es también una requisitoria a seguir trabajando con el mismo cariño. El título elegido: ‘Los Mamelli, un canto a la vida’, es sin duda toda una propuesta en ese sentido. Y la secuencia donde Maragno canta su oda al payaso es, dentro del filme, una cumbre de calidez. Más allá de sus virtudes y defectos, este film se impone por eso, por insistir en reconocer lo nuestro, nuestra historia, extrayendo de ella un momento importante, una iniciativa que fue bisagra en nuestro teatro independiente y también una muestra de afecto que consolida algo tan simple y a veces tan olvidado como nuestra historia pequeña que hace a la historia grande”, culmina.

Un documental con mucho afecto

El programa de mano entregado cuando se proyectó “Los Mamelli, un canto a la vida”. Foto: Archivo El Litoral