¿Predestinados al infortunio?

¿Predestinados al infortunio?

La actriz iraní Leila Hatami, en el papel de Simin, durante una escena de la película “La separación”, de Asghar Farhadi. Foto: Agencia EFE

Por Laura Osti

 

Magistral relato del realizador iraní Asghar Farhadi, “La separación” es su quinto largometraje y ha merecido premios en el Festival de Berlín el año pasado y el Oscar a Mejor Película Extranjera este año.

La película empieza con una pareja enfrentando a un juez en una audiencia para gestionar el divorcio, pedido por la mujer, Simin (Leila Hatami), quien desea separarse de su marido, Nader (Peyman Moaadi), porque ella quiere irse a vivir al extranjero y él no.

Son un matrimonio joven, ambos trabajan y tienen una hija de once años, Termeh (Sarina Farhadi). La mujer sostiene que no quiere seguir viviendo en Irán “en estas circunstancias” y que desea aprovechar la oportunidad que le da la obtención de una visa para radicarse en otro país, al que no menciona, para lograr una vida y un futuro mejor para el matrimonio y su hija.

El hombre, en cambio, se opone porque no quiere dejar solo a su padre, enfermo de Alzheimer y a su cargo. El juez dictamina que no existen motivos para autorizar el divorcio y cierra el caso.

A partir de allí, de esta desaveniencia privada y familiar, las cosas empezarán a complicarse, de manera exponencial, en una espiral de pequeños conflictos que se irán entrelazando uno con otro, hasta formar una urdimbre de una complejidad tal, que la sensación que transmitirá al espectador será de verdadera asfixia y desesperación.

Con el sello inconfundible de los relatos orientales, que va encadenando una historia con otra, conformando un relato mayor, “La separación” expone un retrato de la vida doméstica y social del Irán actual, en el que conviven las tradiciones y la modernidad en una difícil y conflictiva cohabitación.

Maestría

Farhadi demuestra maestría al lograr sintetizar en un drama familiar, esa complejidad de su pueblo que, con una concepción determinista implícita (propia de esa cultura), trata de adaptarse a las nuevas circunstancias. En la sucesión de problemas, cada vez más graves, que tienen que afrontar Simin y Nader, a partir de su desaveniencia conyugal, confluyen concepciones religiosas, conflictos de clase, aspectos educativos, morales, sociales, políticos y fundamentalmente (algo muy arábigo), el tema de la justicia. Cómo administrar justicia, atendiendo todas las posiciones en conflicto. Y cómo las negociaciones pueden llegar a un punto de no resolución por el entrecruzamiento de distintos discursos, cuando, por ejemplo, un arreglo “políticamente correcto” resulta impracticable porque va en contra de la fe y sus preceptos.

En el medio, quedan desamparados los sentimientos, lo que expresa Termeh, con su tristeza incontenible al ver el derrumbe de su hogar familiar y los prejuicios a los que debe enfrentarse fuera de casa, al involucrarse su familia en un conflicto penal suscitado por un confuso accidente que sufre una mujer que cuidaba al anciano enfermo.

El enfrentamiento entre ambas familias dispara otra serie de sucesos confrontativos y engorrosos, imposibles de asimilar para la pequeña, pero que no hacen más que mostrar hasta qué punto está complicada la vida para ese pueblo.

Sin caer en la tentación de tomar partido por alguna de las partes ni de aventurar salidas facilistas, el relato de Farhadi apunta a lo más humano de la experiencia vital, a lo cotidiano, a la existencia concreta de personas de carne y huesos en una época y un lugar difíciles.

Acompaña al director un elenco de un nivel excelente en el que cada actor asume su papel con total convicción y naturalidad, destacándose especialmente las dos niñas que lo integran.

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EXCELENTE

La separación

Jodaeiye Nader az Simin. Irán, 2011. Dirección y guión: Asghar Farhadi. Género: Drama. Interpretación: Peyman Moaadi, Leila Hatami, Sareh Bayat, Shahab Hosseini, Sarina Farhadi. Producción: Asghar Farhadi. Música: Sattar Oraki. Fotografía: Mahmuoud Kalari. Montaje: Hayedeh Safiyari. Diseño de producción: Keyvan Moghaddam. Duración: 123 min. Apta para mayores de 13 años. Se exhibe en el América.