Lo propone el Prof. José Manuel Echevarría, voluntario social español

Violencia en el aula: piden crear

unidades de prevención escolar

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Burlas, acosos y agresiones son algunas de las modalidades de la violencia escolar. Con las UPE se busca actuar preventivamente desde las aulas. Foto: Archivo El Litoral

Es un sistema por el que se capacita a docentes en áreas clave -derechos del niño, adicciones, etc.- para que intervengan preventivamente ante eventuales problemáticas escolares, como el bullying o las agresiones. Ya se desarrolla con éxito en la ciudad de La Plata.

 

De la redacción de El Litoral

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La violencia escolar en sus múltiples modalidades -bullying o acoso escolar, agresiones y abusos, etc.- no da tregua. Para enfrentar la problemática y contribuir a revertirla, el representante en América Latina de una ONG internacional propone para Santa Fe una receta que no será la panacea al flagelo, pero que morigeraría sus efectos: crear las Unidades de Prevención Escolar (UPE), un programa de capacitación para docentes en ocho áreas sensibles -derechos de la infancia y adolescencia, sexualidad, adicciones, etc.- que permite hacer una intervención preventiva para evitar casos de violencia.

Quien insiste con esta idea es el profesor español José Manuel Echevarría Walls, delegado de la Asociación Mundo Solidario de España para Latinoamérica, hombre del voluntariado social que actualmente se desempeña también como capacitador del Centro interdisciplinario de Prevención de Enfermedades de Transmisión Sexual y Sida (Cipress) de nuestra ciudad. “Las UPE han tenido un notorio éxito en escuelas secundarias de la ciudad de la Plata (provincia de Buenos Aires) donde se aplican desde hace varios años, y en una ciudad de España”, asegura Echevarría en diálogo con El Litoral.

El Programa Unidades de Prevención Escolar tiene por objetivo nuclear a docentes y directivos para implicarlos en una propuesta de capacitación sobre 8 áreas de prevención -derechos de la niñez y la adolescencia, reproducción sexual, interculturalidad, seguridad ciudadana y adicciones, entre otras-, en un curso que contemple formación específica sobre cada una de las áreas. La idea es que los docentes capacitados puedan detectar dentro de sus colegios situaciones de riesgo, o advertir sobre alumnos con necesidades de apoyo especial, para luego derivar cada caso al especialista que corresponda.

Los docentes dispondrían de un “recursero” de apoyo o agenda con direcciones, nombres y teléfonos de todas las direcciones municipales y de los organismos públicos y privados relacionados con la infancia y adolescencia. Esto facilitará el aviso preventivo inmediato en casos de eventuales situaciones de violencia escolar. Capacitar, multiplicar y replicar, son las tres claves de este programa internacional. Además de cada alumno y de su comunidad educativa de pertenencia, las familias también serían beneficiarias.

Experiencias

“En La Plata implementamos las UPE en escuelas primarias y secundarias con muy buenos resultados, con la participación de los Ministerios de Educación y de Desarrollo social de provincia de Buenos Aires, y de la Municipalidad de La Plata. Aquí en Santa Fe, hemos propuesto desde el año pasado este programa al Ministerio de Educación provincial y a la Municipalidad local, pero nunca atendieron nuestra propuesta”, dice Echevarría.

“Se trata de tomar a dos docentes de cada colegio que estén en contacto permanente con los chicos (que serían el primer eslabón de la UPE), capacitarlos en 8 áreas de prevención, y que esos docentes preparados con herramientas generen un cordón umbilical entre la escuela y mesas de seguimiento integradas por especialistas del Estado que se dediquen a atender problemáticas sociales”, explica el profesor.

“Las estructuras están, los técnicos y profesionales en cada una de las áreas están. Con este programa se les da a los docentes de la UPE recursos para que puedan actuar preventivamente ante eventuales problemáticas en las aulas. Los maestros y profesores no quedan solos para atender casos de violencia escolar, se les da el apoyo que necesitan. Sería un programa viable en Santa Fe”, concluye el profesor español.

Una “guitarreada emotiva” en el corazón de la pobreza

Desde la delegación local de la Asociación Mundo Solidario -con sede en España- se realizan en la ciudad varios trabajos de voluntariado social con los sectores más vulnerables. “Por ejemplo, estamos bregando para que un grupo de adolescentes pueda ingresar al sistema educativo y empezar la secundaria. También tratamos de abrir posibilidades laborales para una treintena de jóvenes que trabajan como limpiavidrios, y que están en un estado de absoluto desamparo. Una de las ideas que propusimos fue hacer varias cooperativas dedicadas al reciclado”, contó Echevarría.

También trabaja en la Villa Centenario, con adolescentes en situación de pobreza. “El otro día estaba tocando la guitarra para los chicos de esa villa, en la franja de pobreza más dramática, y uno de ellos me dijo: ‘Me gustaría poder ser como usted algún día, tocar la guitarra como usted. Poder cantar sin miedo a morir en la calle’. Eso me conmovió”, relató el profesor con los ojos emocionados. “Hablamos de un barrio con chicos desnutridos o malnutridos, que viven a arroz y fideos. Esto tiene que cambiar, de alguna manera tiene que cambiar”, pidió.

“En la ciudad de Santa Fe hay dos sociedades: la sociedad más pobre, y la sociedad de la clase media que ni en broma pisa una villa. Son dos sociedades radicalmente enfrentadas, que parecen estar malconviviendo como si habitaran dos países diferentes. Falta voluntad política de reconocer esa disociación. Esto no se arregla con más patrulleros y policías. Hay que recuperar el sentido auténtico de los derechos humanos”, definió.

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La transformación social se producirá de la mano del voluntariado social, que en Argentina tiene gran potencial, pero no se le da la importancia que se merece”.

Prof. José Manuel Echevarría

Delegado en Latinoamérica Asociación Mundo Solidario

Quién es y qué hace

• Hombre comprometido con la acción solidaria, José Manuel Echevarría -profesor de música, Técnico en Marketing y diseñador gráfico- es delegado de la Asociación Mundo Solidario de España para Latinoamérica. Reside en Santa Fe desde hace muchos años. Y tiene una extensa trayectoria en voluntariados sociales.

• Nació en Santa Cruz de Tenerife (España) y desde muy chico le inculcaron la idea de trabajar para los demás e involucrarse en causas sociales. De joven fue fraile pero decidió hacer su lucha “desde otro lugar, no desde el rezo”. Su primer desembarco en América Latina fue en 1978, en Venezuela. “Allí fue mi primer contacto con la cuestión latinoamericana, que cambió mi percepción de las cosas”, confiesa. Se define como “interlocutor, mediador y facilitador” entre Latinoamérica y Europa, en el campo del voluntariado y la acción social.

• A la ciudad de Santa Fe llegó en la década del ‘80, pero retornó frecuentemente a España. Con la inundación de 2003, regresó para ayudar a los damnificados. “Siempre como voluntario social me he encontrado en Santa Fe con la limitación de la maraña administrativa, que no deja hacer cosas”, declara.