Desafío del tercer milenio: la población envejece

Desafío del tercer milenio:  la población envejece
 

Ya somos 7.000 millones de habitantes en el mundo y en cinco años habrá más sexagenarios que niños. Con una marcada feminización de la tercera edad, el país y la provincia no escapan a esta tendencia. Próximos al Día Mundial de la Población, que se celebra el 11 de julio, un aporte en cifras, proyectos y experiencias.

TEXTOS. NANCY BALZA Y AGENCIA EFE. FOTOS. guillermo di salvatore, amancio alem y el litoral.

El fuerte crecimiento de la población se ha visto disparado en la última década. Si en el año 1800 había 1.000 millones de habitantes, en el año 2000 pasamos a ser 6.000 millones, que se convirtieron en 7.000 a finales de 2011. Además, se prevé que en los próximos 40 años los mayores de 60 pasen de 605, que había en el año 2000, a 2.000 millones. Es decir, más del triple. Dentro de cinco años, por primera vez en la historia de la humanidad, habrá más personas mayores de 65 años que niños menores de 5 y se alcanzará una esperanza de vida sin precedentes.

Eso si hablamos de datos globales. Ajustando un poco el foco, se observa que en Santa Fe la población de 65 años y más alcanza el 11,8 %, y si se ajusta un poco más, se verá que en el departamento La Capital esta cifra alcanza al 10,4 %, menos del 15,7 % de Caseros (que registra el porcentaje máximo), y más que 9 de Julio, con 7,4 %, el mínimo en todo el territorio provincial.

El tema está en la agenda de los gobiernos, de las instituciones y de los organismos internacionales: la Cepal ya advertía en un documento de noviembre de 2001 que “en los países desarrollados el envejecimiento está consolidado y seguirá su curso al menos al mediano plazo; los países en vías de desarrollo presentarán situaciones heterogéneas aunque todos, en mayor o menor medida, ya van hacia el envejecimiento”. Y advertía: “La región debe enfrentar el reto que plantea el enorme aumento de la proporción de la población de 60 años y más, que pasará del 8 % en el año 2000 al 14,1 % en 2025 y 22,6 en el año 2050”.

Ese reto al que aludía el documento de Cepal está siendo afrontado desde diferentes perspectivas, tanto desde la difusión como desde la acción. La OMS destinó el último Día Mundial de la Salud a este tema (ver “Más salud, más años”).

Los adultos mayores tienen espacio también en las agendas oficiales y gremiales, no solo en las áreas específicas de asistencia y salud, sino también en deporte, cultura y educación. Los ejemplos son numerosos: Proyecto 3 (Universidad abierta a la vida), alfabetización informática en la Universidad Tecnológica Nacional Santa Fe (a través de un convenio con Pami), talleres, cursos de capacitación y actividades culturales organizados por los gremios ATE y por UPCN, propuestas oficiales tanto del municipio como de la provincia, solo por mencionar algunos, que se suman a las actividades que se concretan en barrios de la ciudad, con recursos públicos o privados.

UNA PRESENCIA NATURALIZADA

El director provincial de Adultos Mayores Daniel Preziuso admite que el envejecimiento de la población -que alcanza en nuestra provincia uno de los índices más altos del país- es un desafío, pero también lo observa como el resultado de una mayor calidad de vida. Y en esto involucra una nutrición adecuada y la medicación correspondiente, pero también el acceso a los bienes culturales “que tienen que ver con las necesidades simbólicas, y la posibilidad de seguir cultivándose y educándose”.

La prolongación de la expectativa de vida es un hecho estadístico que impacta en numerosos ámbitos, no solo el cotidiano: “Las organizaciones gremiales están teniendo cada vez más en cuenta, además de la lucha por los derechos de los trabajadores activos, a los trabajadores jubilados”.

“En la historia, no hay antecedentes de esta situación: es un desafío puntual del tercer milenio. Los niños que nacieron desde el año 2000 en adelante tienen una perspectiva de vida de cien años y más”, señaló el funcionario, y evaluó que los proyectos laborales, familiares y profesionales requieren considerar este dato.

“Esa imagen del adulto mayor, como mero reservorio de la historia, pasó. Ahora es un actor que comparte con las generaciones jóvenes la construcción de la historia actual y la proyección futura”, afirma el funcionario.

Para Preziuso, es claro que se va a naturalizar cada vez más la presencia de adultos mayores, tanto en las universidades específicas para ellos como en instituciones educativas comunes: “La gente que se jubila a los 65 tiene una proyección de varios años más, es otra vida y el objetivo es seguir cultivándose y dejar de ser la persona que se resigna a esperar el final”.

“El desafío cultural es hacernos cargo de nuestros viejos, que se naturalice este tema de que cuando aparecen los achaques, cuando el abuelo se desorienta un poco o pierde el pulso, es alguien a quien hay que cuidar”, sostiene el funcionario. Y aporta que es necesario que “cuando pensemos en los espacios públicos, lo hagamos para que puedan ser utilizados por todos: los niños, los jóvenes y los adultos mayores”. En definitiva, se trata de generar espacios “universales”.

EL EFECTO SOBRE EL SISTEMA PRESTACIONAL

La tendencia hacia el envejecimiento de la población y la feminización de este fenómeno se observa también en los datos que registra el Pami (Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados).

Su director para Santa Fe, Marcelo Viola, recuerda que hace un año y medio el organismo relevó que había algo más de 80 afiliados mayores de 100 años, claro que sobre un total de 175 mil del centro-norte de la provincia. Y asegura que es significativo el número de mayores de 90.

Si se observa el gráfico que muestra la población comprendida por ese sistema prestacional, por edades y cantidades, queda en claro la mayor presencia de mujeres, primero porque éstas se jubilan a los 60 años y los hombres a los 65, pero también se destaca que a partir de los 80 años la población de mujeres prácticamente se duplica con respecto a los hombres. Son datos a nivel nacional, pero Viola asegura que se replican en su jurisdicción.

Con una esperanza de vida que en las mujeres alcanza los 78 ó 79 años y en los hombres, los 72, el funcionario aporta una perspectiva interesante: “Es probable que una persona que llega a los 85 años tenga, a su vez, un hijo o hija jubilado. Entonces, la posibilidad de encontrar una respuesta en el núcleo primario familiar para la atención de ese adulto mayor se va complicando. Todo esto va poniendo presión al sistema prestacional”, advierte.

En lo que hace a la atención a la dependencia, el Pami tiene un esquema progresivo: el menor nivel de respuesta es el subsidio para cuidadores domiciliarios; luego, el centro de día, que “en mi opinión es el modelo que se viene y tiene la ventaja de posibilitar un ‘descanso’ a la familia sin una institucionalización del adulto mayor”; luego sigue la institución geriátrica tradicional y por último el psicogeriátrico, cuando hay un deterioro cognitivo avanzado en la persona. Otra alternativa que se abre es la de viviendas tuteladas, opción que es más frecuente en Buenos Aires.

Sin embargo, antes de llegar a una instancia de enfermedad o dependencia, se está haciendo hincapié en un modelo médico con un perfil preventivo: “Está probado que una de las cosas que más enferma a la persona mayor es la soledad y la falta de proyectos. Dentro del programa de seguimiento de enfermedades prevalentes se trata de que el médico de cabecera indique otras actividades (físicas, sociales, de capacitación) y no solamente un control medicamentoso”. Seguramente, en algunos años se verá el resultado de este cambio de modelo.

LA EVOLUCIÓN EN CIFRAS

Los siguientes datos corresponden a la población de la provincia de Santa Fe, de acuerdo con el Censo Nacional realizado en 2010.

- La participación de la población de jóvenes de la provincia de Santa Fe, con respecto a la del total del país, es menor que el 7,96 % general; es del 7,30 %.

- La participación de la población longeva de la provincia de Santa Fe, con respecto al total del país, es mayor que el 7,96 % general; es de 9,17 %.

- La participación de los menores en el año 2010 era mucho menor que en el año 1960 y la de los mayores de 65 años, mucho mayor: en los últimos 20 años, la composición interna de la población marca la tendencia hacia un aumento de los habitantes longevos y hacia una disminución de los jóvenes. De persistir esta tendencia, la población de Santa Fe se dirige hacia una pirámide regresiva, denotando un envejecimiento.

- La fuerte asimietría de las pirámides a partir de los adultos, con mayor superficie hacia la zona correspondiente a mujeres, denota la fuerte predominancia femenina a medida que aumenta la edad.

- En el año 1960 la población de mayores de 64 años comienza siendo el 22 % de la de menores de 15 años: hay 22 adultos y longevos por cada 100 jóvenes. Esta relación va creciendo y en la actualidad hay 50 adultos y longevos por cada 100 jóvenes. Por otro lado, si bien la población total de la provincia creció casi un 70 %, los menores solo crecieron el 40 %, mientras que los adultos y longevos se triplicaron (220,70 %).

- Teniendo en cuenta el índice de masculinidad, se observa que en los menores prevalece el sexo masculino, manteniéndose casi constante a través del tiempo: alrededor de 103 varones por cada 100 mujeres. En los mayores de 64 años, a partir del año 1970 sobreviven más mujeres que varones: esta desigualdad se acentúa con el paso del tiempo, y de 89 varones por cada 100 mujeres del año 1970 se llega a 66 varones por cada 100 mujeres en el año 2010.

POR DEPARTAMENTO

En el Departamento La Capital, de acuerdo con el censo 2010, se tiene que la población es de 525.093 habitantes. La variación respecto del censo de 2001 es de 7,3 %, porcentaje que resulta superior al de la provincia que fue del 6 %.

El 10,4 % de la población del departamento tenía 65 años o más en 2010, cifra que está por debajo del nivel provincial y es similar al nacional. En 2001, el 10 % de la población tenía 65 años o más; en 1991, el 8,9 %; en 1980, el 8,6 % y en 1969, el 5,8 %.

Si se compara el porcentaje de adultos mayores por departamentos, se observa claramente una diferencia entre el sur y el norte provincial: entre un 13 y un 16 % de personas de 65 años o más vive en Caseros, Iriondo, San Martín, General López, Constitución y Belgrano, y entre un 7 y un 10 %, en 9 de Julio, Vera y General Obligado. Se suman a esta última franja San Javier y Garay. Es más, si se traza una diagonal desde General López a General Obligado se tienen casi los dos extremos: el primero con un 14,1 % de población de adultos mayores, y el segundo con el 8,1 %.

EN EL MUNDO

Volviendo a los datos globales, se tiene que Italia es uno de los países con mayor porcentaje de población adulta en Europa, y la franja con 65 años o más alcanza el 20,3 %. Cifra aún mayor es la de Japón: con un 22,3 % de su población con 65 años o más, es el “país más envejecido del mundo”.

En Sudamérica tenemos ejemplos de países que se acercan aceleradamente a los porcentajes europeos, como Uruguay, que presenta el más alto de la región con el 13,7 % de su población con 65 años o más; Cuba, que tiene un porcentaje superior al argentino y casi igual al santafesino, con el 11,7 %, o Chile, cuyo porcentaje de población adulta (65 años o más) es del 9,6 %, algo inferior a la media argentina y santafesina. En Venezuela, es el 5,4 %; en Ecuador, 6,4 %; y en Brasil, 6,7 %.

MÁS SALUD, MÁS AÑOS

El aumento de la esperanza de vida que se viene registrando desde el siglo pasado, con una creciente población mayor de 65 años, y la necesidad de asegurar buenas condiciones sanitarias para este sector, motivó el eje que tuvo este año el Día Mundial de la Salud. “La buena salud añade vida a los años” fue el lema elegido por la OMS para el último 7 de abril, y las consignas utilizadas en su campaña se articularon sobre los siguientes puntos:

• Los mayores son valiosos para la sociedad y deben sentirse valorados.

• Gozar de buena salud a lo largo de la vida nos permite disfrutar al máximo de los aspectos positivos de la vejez.

• Las sociedades que se preocupan por sus mayores y promueven su participación en la vida cotidiana estarán mejor preparadas para hacer frente a un mundo en constante evolución.

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El envejecimiento consiste en llegar a una edad avanzada de forma activa y saludable.

+info

FUENTES CONSULTADAS

- Evolución de la población en los últimos 50 años. Provincia de Santa Fe, período 1960-2010, Instituto Provincial de Estadísticas y Censos, octubre de 2011.

- Estudios en base a los datos del Censo 2010. Envejecimiento de la provincia por departamentos, diciembre de 2011. Ministerio de Gobierno y Reforma Laboral, Instituto Provincial de Estadísticas y Censos.

- Los adultos mayores en América Latina y el Caribe. Datos e indicadores, (Edición especial en ocasión de la II Asamblea Mundial de Naciones Unidas sobre el Envejecimiento, Madrid 2002), Cepal, marzo 2002.

NUNCA ES TARDE

“No hay edad para sorprenderse a uno mismo” es el slogan de la campaña de bien público creada por el Consejo Publicitario Argentino para el Foro de Habitantes a Ciudadanos, que tiene como objetivo resignificar el lugar que los adultos mayores ocupan dentro de la sociedad, promoviendo una visión positiva de la vejez. El slogan central y los avisos y spots muestran distintas imágenes de momentos en los cuales se confirma tal situación.

El punto de partida es, precisamente, el dato aportado por el censo de 2010 que concluye en que -en el país- el 14% de la población tiene más de 60 años y la tendencia es que, en 2040, habrá tantos mayores de 60 como jóvenes de 0 a 14 años. La campaña presentada, de alcance nacional, se difunde en medios gráficos y audiovisuales, vía pública e Internet.

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+ información

www.habitanteaciudadano.org.ar

www.consejopublicitario.org

La vocación intacta

Foto. Pablo Aguirre

Rosa Bereszkoijki de Mutal y Alicia Beatriz Olivieri se jubilaron hace ya varios años. Ambas fueron docentes y supervisoras -Rosa, además, jefa de supervisoras- y las dos ejercieron su profesión en escuelas primarias para adultos. En el año 2000 y en el marco de un encuentro de camaradería coincidieron, junto con sus pares, en que esa amistad que se dispensaban estaba sostenida por una vocación y por la responsabilidad y, haciendo suyo el lema de la Madre Teresa, “el que no vive para servir no sirve para vivir”, decidieron proyectarse en acciones concretas.

Así surgió la agrupación de Educadores de Adultos -ex docentes del sistema provincial de Santa Fe nivel primario y capacitación laboral-, de la que Rosa es presidenta y Alicia, secretaria. “Quizá tengamos más limitaciones que cuando estábamos en actividad porque hay gente muy mayor”, pensaron entonces. Pero concluyeron en que “el que podía, seguiría adelante”.

Formalizaron un estatuto, fijaron una sede -cedida por Turismo y Estudio del Magisterio, en Cruz Roja Argentina 1820-, lograron la colaboración del Club de Leones -que en su momento les permitió distribuir 200 pares de calzados- y el apoyo de comercios en mobiliario, estufas, botiquines de primeros auxilios y otros elementos destinados a las escuelas nocturnas primarias y de capacitación laboral. Todo esto con el objetivo de acompañar la formación con una actividad socio comunitaria.

Luego llegó un homenaje en vida a Pedro Marangoni (Gastón Gori), quien fue director de una escuela nocturna, y a Jaime Streiger, quien ocupó ese cargo en una escuela de Santo Tomé. En 2004 abordaron, ante autoridades de todos los estamentos, la problemática de los niños y jóvenes en conflicto con la ley penal y la manera en que esa realidad se vinculaba con la deserción o el analfabetismo -según el caso-, y la presentación ante el Senado de la Nación con una ponencia que resultó elegida tema de interés educativo nacional.

Con un Premio a la Excelencia en su haber y una fuerte tarea de difusión de materiales destinados al perfeccionamiento docente y a la divulgación de vidas ilustres, acuñaron desde hace años una suerte de consigna propia, y es que el adulto en actividad está enseñando a otras generaciones a pensar en el futuro, a la vez que imaginan un país independiente y culto, donde el lema sea educación y trabajo.

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Alicia Beatriz Olivieri y Rosa Bereszkoijki de Mutal con algunas de las publicaciones de Educadores de Adultos.

UNA HISTORIA

Aprendiendo en la vejez

POR MARÍA LAURA BRACALENTI (*)

Todo está fresco en la memoria. Así que considero mejor escribirlo ahora, antes de que el despiadado olvido lo borre a su pasar.

La vida está llena de emociones. Que te inundan, te sacuden, te estremecen, te conmocionan. Eso sentí hoy, 1º de junio de 2012, segundo día de enseñanza sobre las maravillas de Internet y de Facebook a mi abuela. Mi abuela Tula. Ella, con sus 88 años, quiso aprender y yo con mis 23 años me atreví a enseñarle. Digo me atreví no porque haya considerado que era imposible; eso nunca pasó por mi cabeza, nunca dudé ni de su inteligencia ni de sus habilidades. Digo “me atreví” porque justamente admiro a mi abuela, admiro su inteligencia. Ella es una de “las maestras de mi vida” y, para que uno le enseñe algo a uno de sus maestros, hace falta atrevimiento.

Las sociedades contemporáneas excluyen a sus ancianos. Los desamparan, los abollan, los escupen y los tiran. Los estigmatizan: Ya no sirven, ya no pueden, ya no quieren, ya no desean. Los matan simbólicamente, mas siguen en vida. ¿Acaso será porque así tienen el poder de matarlos cuando ellos quieren? Lo bueno de las significaciones imaginarias sociales es que, si bien están instituidas, no son estáticas, eternas, sino que al ser dinámicas siempre puede devenir una nueva, que la sustituya. Frecuentemente oímos decir: “Los niños son el futuro”, y por contraposición, solemos pensar: “Los ancianos son el pasado”. Siguiendo la cadena de pensamiento, al representar el pasado, no tienen ni presente ni futuro. Ahora bien, ¿habrá que redimensionar la importancia del pasado para empezar a valorarlos? Puede ser. Pero lo que también puede ser es empezar a pensar en ellos también como presente y también como futuro. ¿Por qué? Pues volvemos a lo mismo, aún no han muerto. ¡Sí tienen un futuro!

Los ancianos sí sirven, sí pueden, sí quieren, sí desean. Hoy mi abuela lo demostró. Demostró que con amor, paciencia y voluntad, su generación lo puede todo. Nunca dejamos de aprender, entonces ¿cómo podemos llegar a pensar que una persona con 80 años de aprendizaje encima no sería capaz de entender algo tan trivial como Internet? En este punto, creo válido aclarar que muchas veces se asocia la vejez a la demencia o el Alzheimer. Sin embargo éstos son procesos patológicos que, si bien producen muerte neuronal y son más frecuentes en la vejez, pueden aparecer a cualquier edad, no son sinónimo de vejez. Todas las personas -a cualquier edad- podemos lograr nuevas metas cognitivas. Aprendemos del dolor y del amor, de las desilusiones y de los sueños, de las pérdidas y los descubrimientos, del asombro, de la nostalgia y de la felicidad. Aprendemos.

Este camino que, sin buscarlo ni planearlo, decidimos emprender juntas, me está llenando de momentos felices que deseo atesorar. Ella, en mi temprana infancia, me introdujo en el maravilloso mundo de la lectura, con amor, persistencia y paciencia. Yo siento que, a su tardía vejez y bajo el paradigma del siglo XXI, se lo estoy retribuyendo. Le estoy abriendo este nuevo mundo en el que, sinceramente, espero que viva muchos años más. Una de las acepciones de la palabra vida es “cosa que origina suma complacencia”. Pues entonces digo: Abuela, mutuamente, nos damos vida.

(*) 23 años, estudiante de Psicología de la UNR.desaf

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CAMBIOS ESPECTACULARES

TEXTO. ISABEL MARTÍNEZ PITA (EFE)

Julio Pérez. investigador y científico demógrafo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, evalúa que “una cosa es la vejez y otra el envejecimiento. Es decir, la gente tiene la salud que tiene cuando llega a los 80 años por cómo vivió desde el momento en que tiene 24 horas de vida. El envejecimiento consiste en llegar a la vejez de forma activa y saludable”.

Si la tasa de personas mayores de 65 años se dispara en detrimento de los niños que nacen, es fácil preguntarse, en un mundo con un grave problema de recesión económica, cómo se va a poder mantener a esa población en alza demográfica. “Que el envejecimiento se mezcle con la desocupación es bastante subjetivo. El problema es la desocupación, que a su vez es un problema de cómo se distribuye la riqueza. Es una situación muy paradójica: vivimos en una de las sociedades más opulentas que ha visto la historia de la humanidad y, sin embargo, estamos hablando de las dificultades para mantener a las personas mayores”, subraya el científico.

Además, explica Pérez, “lo que ha cambiado es la eficiencia con la que nos reproducimos. Antes, de los niños que se traían al mundo, la mitad había muerto antes de cumplir 15 años”. Para el demógrafo, “se ha modificado el papel de la mujer, que se ha liberado de la carga ancestral reproductiva, han cambiado los roles de género, los lazos familiares y cómo se relaciona”.

Pero el experto advierte: ‘El envejecimiento demográfico no se ha acabado, va a acentuarse más porque la proporción de personas mayores va a seguir en aumento. La OMS alerta sobre este asunto y habla en términos globales, no solo sobre los países occidentales. También advierte del impacto que va a tener el envejecimiento en los países menos desarrollados que no tienen los sistemas básicos que tenemos en los países más ricos”.

“No puedo aceptar que se califique como un problema el progreso demográfico que hemos experimentado, que se basa principalmente en que la vida quede asegurada durante todas las etapas que la componen”, enfatiza el científico. Su propuesta, al igual que la de muchos de sus colegas, es hacer que se vea a “la demografía como un terreno en la evolución de nuestras sociedades en que las mejoras han sido espectaculares. No tiene sentido que estemos hablando de una crisis demográfica cuando nunca hemos estado mejor”.

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ALIMENTOPARA EL ALMA

Foto. Amancio Alem.

A 5 cuadras hacia el oeste de la Av. Presidente Perón, el paisaje de la ciudad cambia y se intuye que la realidad que se vive en las casas sencillas que están a uno y otro lado de la calle es diferente que en las arterias céntricas. Y la forma, las posibilidades y la edad para envejecer, también.

Lo saben los propios vecinos, los voluntarios que participan de tareas comunitarias, y también Marisel Somaglia, Lic. en Servicio Social, y Manuel Ochoa, sacerdote de las parroquias Cristo Obrero y de San Francisco Solano, quienes dialogan con Nosotros en el comedor ubicado en Padre Catena al 4500, donde hace más de dos décadas se asiste pero también se acompaña a los ancianos y ancianas de Villa del Parque, Villa Oculta y Barranquitas Sur.

Al luminoso y prolijo salón van asomando desde temprano rostros curtidos por el tiempo y por la vida dura. Hombres y mujeres responden al indispensable llamado de un plato de comida caliente, pero también a la necesaria compañía que a esa edad cura, casi tanto como un medicamento.

El comedor depende del servicio de Cáritas parroquial y allí se ve, como ocurre en otros barrios vulnerables, que “el anciano a veces queda olvidado y en algunos casos ni existe una familia para acompañarlo”, cuenta Somaglia. Por eso es que, además de una asistencia alimentaria, se busca que la persona tenga el apoyo del servicio de salud de Villa del Parque, como también se gestionó con Anses la tramitación de jubilaciones y pensiones para los abuelos y abuelas, de manera que nadie quede afuera del beneficio. Además. desde hace varios años, a partir de un convenio con la carrera de Terapia Ocupacional de la UNL, se realiza laborterapia.

La soledad y la necesidad de un oído atento aparecen como las mayores carencias del grupo. “Hay que escucharlos”, responde sin dudar el padre Ochoa cuando se le pregunta por dónde pasa el acompañamiento espiritual. “A todas las personas, pero a los ancianos más”, agrega. Y es que el sacerdote insiste en que “detrás de cada anciano hay una historia, más pesada o más liviana, según el caso”. Y en no pocos casos esa historia está construida en apenas 50 ó 60 años que parecen muchos más: “A esa edad en que serían personas laboralmente activas en otros contextos, mucha gente ya no puede trabajar por las enfermedades asociadas a la pobreza y la mala alimentación, además de la escasa capacitación que recibieron. Entonces -afirma Somaglia-, una es la edad cronológica y otra la edad del alma, porque son verdaderas luchas las que han tenido que soportar”.

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La población no ha crecido porque la natalidad fuese alta, sino por el descenso de la mortalidad.

Dentro de cinco años, y por primera vez, habrá más personas mayores de 65 años que niños menores de 5.

Se prevé que en los próximos 40 años los mayores de 60 años pasen de 605 millones a 2.000 millones, es decir, más del triple.