Conflicto en Siria

Tremseh se suma a Hula en la triste lista de matanzas

Marta Rullan - EFE

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La localidad de Tremseh, escenario de la última matanza cometida en Siria, se suma a la de Hula en la triste lista de brutales masacres contra la población civil en el último año y medio que dura ya el conflicto sirio.

Unas 200 personas murieron ayer en Tremseh, ubicada en el bastión opositor de Hama (centro), por bombardeos del Ejército y disparos de matones y otras fuerzas leales al régimen sirio, según la oposición, si bien Damasco culpa del suceso a supuestos grupos terroristas.

Según los opositores, el Ejército cercó la localidad en la madrugada de ayer con tanques y baterías antiaéreas antes de bombardearla, mientras disparaba a quien intentaba salir de ella.

Tras el bombardeo, las fuerzas del orden irrumpieron en Tremseh y respaldaron a los “shabiha” o matones del régimen, que asesinaron con armas blancas a los civiles, incluidos muchos médicos y muchos heridos en los bombardeos.

Por su parte, Damasco ha acusado a supuestos grupos terroristas de perpetrar la masacre, según la agencia oficial siria Sana, que afirma que los atacantes saquearon y destruyeron decenas de casas antes de que llegaran las fuerzas del régimen. Las acusaciones son muy similares a las que se produjeron tras la matanza de Hula, donde el pasado 25 de mayo fueron 165 los muertos, muchos de ellos mujeres y niños, según el último informe de la ONU, que consideró a las fuerzas leales al presidente, Bachar al Asad, como los autores más probables.

Los hechos de Hula fueron condenados enérgica y unánimemente por la comunidad internacional y motivaron que numerosos gobiernos occidentales se pusieran de acuerdo y, cuatro días después, expulsaran de sus países a embajadores y diplomáticos sirios, en una acción conjunta de gran valor simbólico.

Además, esa matanza abrió, aunque tímidamente, el debate sobre la posibilidad de que el Consejo de Seguridad de la ONU se decidiese a aprobar una intervención militar.

“La intervención armada no está excluida a condición de que se haga mediante una decisión del Consejo de Seguridad. Hay que convencer a China y a Rusia”, dijo entonces el presidente francés, François Hollande.

Tras aquellos acontecimientos, la comunidad internacional decidió al final seguir apostando por el plan de paz de su mediador, el exsecretario general de la ONU Kofi Annan, pese a que todos reconocen, aunque sea en voz baja, que su aplicación está resultando un fracaso.

Annan ha sido considerado hoy por la oposición siria como uno de los culpables de la matanza de ayer en Tremseh, que ha focalizado también en la comunidad internacional la responsabilidad de las nuevas muertes.

“Los denominados países civilizados insisten en desestimar la sangre siria y dejar que el monstruo -en alusión a Al Asad- siga matando a los hijos de Siria”, aseguraron los Hermanos Musulmanes en un comunicado, en el que también responsabilizaron a Annan, así como Rusia e Irán, aliados de Damasco, por no evitar el baño de sangre.

Mohamed Sarmini, dirigente del Consejo Nacional Sirio (CNS), el principal grupo de la oposición en el exilio, afirmó a Efe que “no espera nada de la comunidad internacional porque no cumple con sus deberes” y criticó su “silencio e incapacidad”.

Para los Comités de Coordinación Local, “con esta masacre, el régimen desafía tanto al pueblo sirio como a la comunidad internacional”, pues Damasco quiere ver “la capacidad límite del pueblo para sacrificarse” y la de la comunidad internacional para “comprometerse con sus promesas y principios morales”.

En Ginebra, Annan condenó la matanza y acusó al Gobierno sirio de usar armamento pesado en las ciudades, pese a haberse comprometido a no hacerlo, mientras los observadores de la ONU desplegados en Siria se mostraron hoy dispuestos a visitar Tremseh, aunque tienen suspendidas sus operaciones por el deterioro de la seguridad.