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“Reflexiones sobre el gusto japonés”

Kuki Shûzô se centra en algunos puntos claves de la identidad de la cultura japonesa al estudiar La estructura del iki, subitulado Reflexiones sobre el gusto japonés, que acaba de publicarse en castellano en la traducción de Lil Sclavo.

En primer lugar el autor estudia el término iki en relación con la etnia. La dificultad por explicarlo estribaría precisamente en que despliega un saber y sentir propio del pueblo japonés, es decir que está teñido de fuertes tonalidades étnicas. Si se ensayaran algunos acercamientos a palabras de otras lenguas, podría recurrirse a “chic”, “coquet” (coqueto, que viene de coq, gallo, y alude a cuando el gallo está rodeado de gallinas, por lo tanto con una carga semántica afín al de seducción), “raffiné” (refinado). Pero ninguna tiene exactamente el mismo valor que iki, aclara.

Luego Kuki Shûzô se entrega a la tarea de la aprehensión del iki en tanto fenómeno de conciencia. Y allí están las marcas distintivas del iki como vínculo de “atracción entre los sexos”, como “disposición de ánimo, valentía”, como “resignación, indiferencia del que se ha liberado de todo apego gracias a una comprensión profunda de su destino” Lo iki “debe ser franco, simple, lleno de cortesía y de un estilo elevado.

“La resignación que adopta en el iki un aspecto de impasibilidad, anida en un corazón pleno de cortesía, fortalecido por el sufrimiento experimentado en este mundo flotante y en esta vida de amargura, corazón impasible que posee el estilo elevado de quien desechó todo inútil apego a la realidad. Esta es la razón por la que la gente tosca se convierte en iki luego de ser vapuleada por la vida”.

Y también: “Cuando percibimos detrás de una sonrisa embaucadora leves rastros de lágrimas ardientes y sinceras, estamos en condiciones de captar la verdadera naturaleza de iki”.

Kuki Shûzô estudia después el iki como forma de existencia, en forma natural o artística. En los movimientos, posturas, miradas, maquillaje, peinado, vestidos: “En su expresión objetiva, lo esencial de su forma natural reside claramente en la elección de una forma que sugiera la dualidad, quebrando levemente el equilibrio monista. La atracción, elemento material del iki, se cumple cuando el equilibrio se rompe y permite aceptar la dualidad, mientras que el idealismo irrealista, elemento formal del iki, se reconoce en lo específico del medio empleado para la ruptura”.

En cuanto a su expresión artística, el autor analiza las líneas, colores y motivos pictóricos para decidir cuándo son iki y cuando no, los espacios arquitectónicos y la música. Publicó El Cuenco de Plata.

“Reflexiones sobre el gusto japonés”

“La cortesana Urazun de Leizetsuro escribiendo una carta”, de Kitagawa Utamaro.