Denuncia

Playa Norte está en jaque

Playa Norte está en jaque

Antes y después. Lo que años atrás fue uno de los sitios más atractivos de la ciudad hoy se ha convertido en un escenario donde se impone la “ley del revólver”. Foto: El Litoral/archivo

 

Danilo Chiapello

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“...estaba en el living escribiendo en la computadora cuando de repente veo a dos tipos encapuchados que estaban en el patio de casa...”;

* “...llegué de correr a la tarde y encontré que habían saqueado mi casa...”;

* “...tuve que levantar paredones de más de dos metros de altura para protegerme de los tiros...”.

Las frases corresponden a algunos de los vecinos residentes en la zona de Playa Norte los que tomaron contacto con este diario para denunciar la situación que están viviendo.

Por cuestiones que hacen a su propia seguridad quienes tomaron contacto con la prensa pidieron la reserva de identidad. “Aquí las represalias están a la orden del día”, dijeron.

Apenas uno circula por calle Riobamba hacia el norte, a la altura del 8000 (donde se ubica el camping de Luz y Fuerza) dos realidades quedan expuestas.

El recorrido (que años atrás era motivo de orgullo para muchos santafesinos) hoy termina abruptamente en una patética montaña de basura. Obstáculo que impide, entre otras cosas, la circulación de los móviles policiales cuando se suscitan hechos de violencia.

Vivir con miedo

Una de nuestras entrevistadas refirió lo que es vivir bajo el imperio del miedo. “La semana pasada yo estaba aquí en este living escribiendo en mi computadora. De repente miro hacia la playa y veo a dos tipos encapuchados que están en mi patio. Por supuesto que empecé a gritar y a llamar a la policía. Los intrusos salieron corriendo y desaparecieron”.

Otro de los vecinos agregó que “hace unos días yo regresaba de correr por la Costanera. Apenas ingresé a mi casa la encontré toda dada vuelta... la habían saqueado”.

Más adelante indicaron que debido a los constantes hechos de violencia que se dan en la zona muchos de los vecinos debieron levantar paredones de más de dos metros de altura. “Las paredes las hice construir para protegerme de los tiroteos que se arman a cada rato.

“Ni qué decir de los constantes asaltos y robos callejeros que se dan a toda hora. Los amigos de lo ajeno hacen de las suyas no sólo por calle Riobamba, sino también en la zona de playa. Además quien se anime a dejar un auto estacionado ya sabe lo que va encontrar...”.

Poca policía

Los vecinos precisaron también por la delicada situación que atraviesa el destacamento policial Nº 4, existente en la zona, cuyo personal (ni infraestructura) no da abasto para semejante demanda de seguridad.

“Los policías que allí están hacen lo que pueden... pero no alcanza. Ellos se preocupan sobre todo por cubrir todo lo que ocurra por calle Riobamba. Sin embargo muchos de los delincuentes ya se dieron cuenta de esta “jugada” y se nos vienen desde la playa.

“En los últimos episodios siempre se ganan dentro de una casa ingresando desde la playa. Después van saltando los tapiales medianeros y así arremeten contra viviendas linderas.

Los vecinos aseguran que la precariedad con la que trabajan los policías de ese destacamento es alarmante. “Lo poco que tienen se los dimos nosotros”, dijeron. “Les compramos una cocina, una estufa, un televisor, les instalamos un baño de primera, en fin, toda la logística corrió por cuenta de los vecinos porque estaban prácticamente desmantelados”.

Encima basura

Como corolario de esta pesadilla los denunciantes precisaron las penurias que les depara una empresa privada que tomó la decisión de descargar contenedores con toneladas de basura en el lugar, lo que provocó la interrupción del camino.

Para esta parte los vecinos señalaron que al fin de calle Riobamba hoy existen “montañas” de basura que impiden la circulación de personas y vehículos, además de atraer todo tipo de alimañas.

“De esto también ‘tomaron nota’ algunos sujetos que una vez que delinquen fugan a la carrera hacia el basural, porque saben que ningún vehículo los puede perseguir”.

El último reclamo los vecinos lo apuntaron hacia las autoridades municipales.

“Aquí no tenemos alumbrado público, tampoco tenemos cloaca ni nos vienen a retirar los residuos. Yo personalmente tengo que cargar mi bolsa de residuos en un auto y llevarla hasta la casa de unos familiares donde sí pasa el camión recolector.

Sin embargo a la hora de pagar los impuestos... sí existimos para la Municipalidad”, sentenciaron.

Robos domiciliarios, pago de “peajes” y diversos hechos de violencia se reiteran sin solución. Precariedad en el destacamento policial.

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