La pintura poética de Chagall

Mila Trenas

(EFE)

La exposición que el Museo Thyssen de Madrid dedica a Marc Chagall propone un viaje de casi cien años por el mundo fabulado, colorista y único de uno de los artistas más destacados del siglo XX. Ciento sesenta y nueve piezas han viajado desde los principales museos y colecciones públicas y privadas de todo el mundo para formar una de las exposiciones más completas de las que se han organizado del artista nacido en la ciudad bielorusa de Vitebsk, donde disfrutó de una infancia feliz.

Entre estas obras se encuentra el importante préstamo realizado por los herederos de Chagall, artista que desarrolló un estilo pictórico muy personal, expresivo y colorista, muy vinculado a sus experiencias vitales y a las tradiciones religiosas y populares de la comunidad judía rusa.

Las experiencias que adquirió en sus viajes a lo largo de sus casi cien años quedan reflejadas en la obra de uno de los artistas más destacados del siglo XX; un creador singular, con un estilo personal e inconfundible, que ocupa un papel clave en la historia del arte.

“Pintores hay muchos, pero el mundo de Chagall es completamente irrepetible. Difícilmente se puede encuadrar en un movimiento artístico ya que su deslumbrante personalidad brilla con luz propia”, opinaron los curados. “Pocos han vivido un siglo con tanta intensidad, manteniendo siempre presentes sus raíces”.

Cuando se habla de Chagall es común opinar que se trata de un poeta; siempre rodeado de escritores y poetas sorprendió a todos ellos porque aportó algo nuevo “que era esa vida que había conocido, su felicidad y compartió con ellos el mundo de lo cotidiano que no se conocía”.

En las salas del Thyssen, que cuenta en su colección con cuatro obras del artistas: “La Virgen de la aldea”, “El gallo”, “La casa gris” y “Desnudo”, se han reunido piezas de sus inicios en Rusia, su estancia en París y su exilio forzoso en Estados Unidos. “La habitación amarilla”, “El violinista”, “Dedicado a mi prometida” o “La boda”, son algunos de los ejemplos de su trabajo en París, mientras que obras como “Bella sobre el puente”, “El tratante de ganado”, “La novia de las dos caras” o “El violinista” reflejan gentes y paisajes de Vitebsk.

La segunda sede en que se ubica la exposición se centra en la evolución artística posterior a 1950, con grandes temas que centraron el interés del artista como la Biblia o el Circo.

La pintura poética de Chagall

“El judío rojo” (1915), de Marc Chagall.