Al margen de la crónica

Navegar hacia la educación

Dos hermanos holandeses de 15 y 13 años, inteligentes pero con una dislexia severa, se lanzaron hoy al mar en una gira en velero por Europa con el fin de poder estudiar, tras dos años sin que ningún colegio de secundaria los aceptara.

A pesar de que en Holanda la educación es obligatoria hasta los 16 años y de que la dislexia es un problema de aprendizaje que en teoría asume la enseñanza regular, Enrique y Hugo Claassen han visto como única alternativa para su educación lanzarse a navegar y poder ingresar así a un sistema alternativo que ofrece aprendizaje a bordo por internet.

Los hermanos empezaron la secundaria en un instituto, pero éste los rechazó hace dos años aduciendo que no podía atender las necesidades especiales de los niños, que a pesar de ser disléxicos tienen un coeficiente de inteligencia superior.

Según la abogada de la familia, Katinka Slump, los recursos en contra de la decisión del colegio no prosperaron porque la dirección puede rechazar alumnos legalmente si constata que no tiene los medios para ofrecer una educación adecuada.

“Nos pareció increíble que nuestros hijos no fueran aceptados por ninguna escuela cuando la dislexia es un problema que entra en las competencias de la enseñanza regular”, indicó la madre de los adolescentes, Annelies Schillemans.

Las instancias de la Inspección de Educación han mantenido a la familia bajo control, pero los tribunales han decidido exculpar a los padres de los menores de que sus hijos no vayan al colegio, al considerar que han hecho todo lo posible para que accediesen al sistema.

Cansados de la espiral en la que se encontraban, los dos hermanos se decidieron a preparar una gira en velero por Europa, en la que su padre les acompaña en otro barco, para protestar por su situación y a la vez poder seguir sus estudios en la llamada “Escuela del Mundo”, un sistema holandés que permite que los menores estudien mientras se encuentran en el extranjero.

“Tengo completa confianza en mis hijos y en que su aventura sirva para conocer cómo los sistemas educativos de otros países atajan este problema”, dijo la madre de los adolescentes, que además de comunicarse por Skype con su marido e hijos, intentará “ir en su busca a algún puerto” en los que hagan escala.

El caso de los hermanos Claassen pone de manifiesto, según varios analistas, que el sistema educativo holandés no es capaz de garantizar el derecho a la educación a pesar de que formalmente obliga a seguirla y a adaptarla a las peculiaridades de los alumnos.

La situación de Enrique y Hugo no es excepcional en Holanda. Se estima que en el país unos 14.000 niños no están recibiendo enseñanza, en algunos casos por problemas de criminalidad pero en otros porque las atenciones especiales que los niños requieren, por ser superdotados o bien por problemas de aprendizaje, no siempre pueden ser asumidas por los centros.

Enrique y Hugo iniciaron ayer su viaje tras recibir el visto bueno de un tribunal de la ciudad de Haarlem, que rechazó el recurso de una instancia de protección de menores que quería mantener a los niños bajo su cautela.