Jugando así, fue la crónica de una muerte anunciada...

Los “gajes del oficio” se llevaron un laburante

Con la ida de Frank Darío Kudelka, a quien la historia le dará un merecido lugar entre los mejores DT que tuvo Unión, llegó una prueba de fuego en lo deportivo para Spahn: no equivocarse con el que venga.

Los “gajes del oficio” se llevaron un laburante

La última imagen de un ganador. Algunos nos hicieron creer que la historia en el fútbol la escriben los que ganan, sin entender que todos, absolutamente todos, han ganado y perdido. Kudelka se fue de Unión con cinco derrotas consecutivas, pero el club siempre lo recordará como un ganador. Foto: Matías Nápoli

 

De la Redacción de El Litoral

Los finales de ciclo siempre dejan una marca, pero en este caso la huella se hace triste y grande. Se fue Kudelka. Y como alguna vez ya pasó con otros, esa sensación es la que se percibe. La de tristeza y vacío que provoca el alejamiento de un hombre querido, partícipe de las alegrías más importantes que tuvo Unión en los últimos 15 ó 16 años.

Las cinco derrotas consecutivas, los nueve partidos sin ganar y la imagen paupérrima que dejó el equipo ayer, le pusieron punto final a un ciclo que dejará a Kudelka en la más alta consideración del hincha. Ya el sábado pasado se le dio el veredicto contundente a este proceso, cuando 18 ó 20.000 personas gritaron al unísono “Kudelka no se va”, actitud que prolongó una semana más este verdadero “calvario futbolístico” que el DT vivió desde que arrancó el campeonato y fue acumulando derrota tras derrota.

Estoy plenamente convencido de que hoy el hincha de Unión no se fija tanto en esta serie de tropezones que parece interminable, sino que valora todo lo que Kudelka le dio. Es el primer buen síntoma de que la historia colocará adecuadamente en su lugar a un hombre pleno, que supo meterse en el corazón de la gente, que trabajó como ninguno y que le dio orden y seriedad a un club que venía de sopapo en sopapo y sin un rumbo futbolístico desde bastante antes del último descenso consumado en 2003.

El fútbol termina fagocitando proyectos y devorándose entrenadores. Ellos, los DT, lo asumen como los “gajes del oficio” imposibles de cambiar, salvo convicción plena de la dirigencia de turno. Convengamos que son muy pocos los dirigentes que contra viento y marea defienden un proyecto o la figura de un técnico. De todos modos, en este caso la realidad indica que no fueron los dirigentes quienes le pusieron el cierre a esta etapa de Kudelka como DT, sino el propio Darío que resolvió renunciar bastante antes de que Abal pite el final de la pobrísima actuación de anoche de su equipo.

Kudelka no quedará marginado del sentimiento de la gente. La última imagen no borrará las anteriores, las que marcaron un proceso deportivo tremendamente exitoso. Un ascenso, un plantel que se fue armando con un presupuesto acotado, jugadores que rindieron mucho más de lo que se esperaba de ellos y un equipo que se fue identificando plenamente con el orden y la seriedad que se transmitió siempre desde afuera, aún en los momentos complicados como aquella noche en Tucumán ante San Martín (1 a 1 con un penal errado en el último instante por Avendaño), que marcó un verdadero quiebre positivo en el proceso.

Con poco margen económico, Kudelka supo arreglarse. Armó dos planteles muy serios que le dieron grandes alegrías. Uno logró el ascenso y el otro se quedó con un clásico de visitante y con 50 puntos añorados en el comienzo de la temporada en Primera. Fue, como él mismo lo dijo en varias ocasiones, un verdadero “administrador del plantel”, asumiendo su condición de técnico de club mesurado y con poco margen para los gastos. Esto lo llevó a “exigir” que le den tiempo, que no lo apuren y que todos entiendan que los resultados iban a llegar con trabajo, algo que en definitiva ocurrió.

Las cinco derrotas minaron absolutamente la confianza y la seguridad del entrenador. El desenlace era previsible de su parte. Kudelka quiere a Unión y ya había anunciado que no iba a especular con su trabajo. Amagó hacerlo el sábado pasado pero se rindió ante la evidencia: el apoyo total de la gente y de los jugadores.

“Te aseguro que no tenemos plan B y que deseamos que hoy el equipo gane y que Darío pueda salir a flote. Nosotros no queremos echarlo, es todo lo contrario”, confió un dirigente a El Litoral antes del partido. Se sabe que el respaldo no era absoluto, aunque en el fondo también se tiene que admitir la diferencia de opiniones como algo natural cuando de fútbol se habla. Pero tampoco se puede andar por la vida dudando a cada instante de todo y es muy posible que el semblante haya sido ése, el de desear que el camino de la recuperación arrancara y se consolidara con este entrenador. Pero eso ya está, ya fue.

Los dirigentes tienen ahora una gran responsabilidad entre sus manos. Spahn nunca echó un entrenador, pero contrató a dos con una fuerte impronta tatengue y localista: Fernando Alí (con Pumpido de manager) y Frank Darío Kudelka. A ninguno los echó, porque ambos se fueron. Ahora tiene que salir a buscar un conductor en el momento más complicado de todo. A Alí y a Pumpido los llevó a Unión en el comienzo de una temporada y con el club en la B. Ahora sale en búsqueda de un técnico con el club en Primera pero con un plantel armado y en descenso directo. Es el primer gran desafío deportivo de Luis Spahn. Y como siempre pasa en estos casos, nadie puede asegurar nada en fútbol, pero Unión precisa inevitablemente que el margen de error se achique al máximo.

82

partidos

Dirigió Darío Kudelka en este segundo ciclo al frente del equipo, con 33 victorias, 20 empates y 29 derrotas. Contabilizando su primera etapa como técnico, también en Primera, son 106 partidos, con 41 victorias, 27 empates y 38 derrotas.

48

por ciento

La eficacia de Kudelka como DT tatengue. Consiguió el ascenso a Primera División y mantuvo al equipo en la máxima categoría en el primer año.

Varios debuts.

En la formación que puso ayer Kudelka, se produjo el debut absoluto de Perafán en el arco y el debut como titulares de Lugo y Franzoia, que ya habían entrado en ambos casos en el partido anterior ante Boca. En el banco, estuvo Guillermo Cosaro, el marcador central zurdo que vino de Talleres de Córdoba, pero no le tocó entrar. También había viajado Bianchi, quien integró el equipo de reserva.

Los “gajes del oficio” se llevaron un laburante

La “bomba” esperancina... Matías Donnet pasó de no estar ni en el banco ante Boca a ser titular contra All Boys. A los 18 del primer tiempo se sacó de encima un rival y metió un “bombazo” impresionante que se clavó en el ángulo superior izquierdo de Cambiasso. Golazo. Foto: Matías Nápoli

Los “gajes del oficio” se llevaron un laburante

... El festejo de la esperanza. Matías corre y espera la llegada de sus compañeros para iniciar el festejo de su golazo. Atrás se observa la imagen derrotada de ese buen arquero que es Nicolás Cambiasso y la alegría de Cristian Nuñez que corre a abrazarlo. Foto: Matías Nápoli

/// SÍNTESIS

All Boys 3

Unión 1

Cancha: All Boys.

Árbitro: Diego Abal.

All Boys: Cambiasso; Grana, Quiroga, Lequi y Soto; Fernando Sánchez, Ahumada, Juan Pablo Rodríguez y Morel; Borghello y Matos. A.S.: De Grazia. Estuvieron en el banco: Coronel, Friedrich y Stefanatto. D.T.: José Romero.

Unión: Perafán; Pérez, Avendaño, Correa y Lugo; Donnet, Míguez, Sarmiento y Alemán; Franzoia y Nuñez. A.S.: Limia. Estuvieron en el banco: Cosaro, Barisone y Montero. D.T.: Frank Darío Kudelka.

Goles: en el primer tiempo, a los 18 min Matías Donnet (U); a los 24 min Morel (AB) y a los 30 min Rodríguez (AB). En el complemento, a los 5 min Borghello (AB).

Cambios: en el segundo tiempo, a los 9 min Alexis Fernández (U) por Sarmiento y Cavallaro (U) por Alemán; a los 24 min Vildozo (AB) por Matos; a los 31 min Toranzo (AB) por Morel; a los 37 min Magnín (U) por Franzoia y a los 45 min Ferrari (AB) por Soto.

Incidencias: en el segundo tiempo, a los 43 min fue expulsado Magnín (U) por codazo a un rival.

Amonestados: en Unión, Perafán, Pérez, Avendaño, Cavallaro y Franzoia.

/// análisis

Nunca tan mal

Enrique Cruz (h)

De los cinco partidos jugados hasta ahora, nunca el equipo jugó tan mal como anoche. En los otros encuentros, más allá de pasajes futbolísticos que no fueron buenos y otros en los que hasta llegó a jugar mejor que el rival, siempre quedó la sensación de que se luchó con lo que había y lo que se podía.

Anoche, Unión pareció un equipo sin alma, sin ningún tipo de reacción, absorbido por la adversidad, maniatado e impotente. Sólo se pueden rescatar los primeros 20 minutos, que fueron parejos y hasta con cierto dominio rojiblanco. Luego, el equipo cayó en la impotencia y la confusión total, con jugadores por debajo de su nivel, sin manejar la pelota en el medio, absorbidos arriba y con problemas defensivos que desembocaron en los tres goles que le propinó el rival.

A Unión le marcaron 10 goles en los cinco partidos que perdió, careció de solidez defensiva (atributo importante en el anterior torneo), sus delanteros todavía no hicieron un solo gol y el indicio de desconcierto más preocupante fue la falta absoluta de reacción que hubo anoche. Sin dudas, fue la crónica de una muerte anunciada.