al margen de la crónica

Un triunfo para las palestinas

Las mujeres palestinas podrán pedir el divorcio a sus maridos si no consuman el matrimonio, o si saben de antemano que van a tomar una segunda esposa, según una nueva legislación que entró en vigor esta semana en Cisjordania.

La ley supone un auténtico triunfo para la mujer palestina, que durante años ha visto pisoteados sus derechos por tradiciones que daban al marido plenos poderes sobre la vida familiar.

“Algunos casos de divorcio se prolongan durante años porque la mujer no tiene posibilidad de presentar pruebas del maltrato que sufren de sus maridos o de convencer a testigos para que presten testimonio”, explicó el jeque Yusuf Dais, jefe de los tribunales de la Sharía, la ley islámica que rige los asuntos familiares en los territorios bajo control de la Autoridad Nacional Palestina.

Tanto el matrimonio, como el divorcio, la custodia de los niños, pensiones o herencias están regulados por tribunales religiosos en Cisjordania y Gaza.

Al entrar en funciones hace un año, Dais se encontró una situación en la que la mujer que aspiraba a divorciarse se enfrentaba ante una espera de años y debía gastar grandes sumas en abogados y en agrias batallas legales y familiares con sus maridos.

Bajo la ley palestina, el hombre podía divorciarse de su mujer en cuanto quisiera sin tener que probar nada ante los jueces, mientras que la mujer, por el contrario, no podía presentar una demanda de divorcio sino pedirle a su cónyuge que lo hiciera, o demandar por malos tratos.

Ahora, por ejemplo, podrá pedirlo ella misma si el matrimonio no ha sido consumado, como ocurre con los acuerdos entre distintos clanes y familias, y para lograrlo deberá devolver la dote y los regalos recibidos.

Algunas parejas musulmanas eligen firmar un acuerdo matrimonial tras el que no conviven inmediatamente después. Esto otorga a los contrayentes una libertad social mayor para salir juntos sin ir acompañados de familiares, que las parejas comprometidas

En estos casos, en los que la pareja no ha mantenido relaciones sexuales, las mujeres pueden solicitar el divorcio a sus maridos bajo la nueva legislación, que sólo se aplica a musulmanes, pues la Iglesia rara vez concede la nulidad a los cónyuges cristianos.

Otra de las leyes que ha sido enmendada es la que permite al marido tomar una segunda, tercera o cuarta mujer, según los preceptos más arraigados del islam.

En este caso, se introdujo una enmienda, según la cual el marido está obligado a informar a su mujer de la intención de contraer un nuevo matrimonio, para que ella decida si desea pedir o no el divorcio.

También se modificó una sección de la ley de herencia relativa a la mujer que hasta ahora servía a los hombres para aprovecharse de ellas.

A partir de ahora la mujer podrá recibir el valor real de las propiedades que herede, en lugar de un “valor estimado” que familiares aprovechaban para desvalorizarlas y quedarse con ellas por precios muy reducidos.

La nueva legislación ha sido recibida con beneplácito por las féminas, aunque no así entre numerosos hombres que estaban acostumbrados a tener la última palabra en las cuestiones familiares