Novedosa iniciativa santafesina

Por los caminos del vino

Por los caminos del vino

En Villa Trinidad, los hermanos Olivero decidieron arriesgar un emprendimiento inédito para la provincia de Santa Fe: duraznos y un viñedo con variedades tannat y cabernet adaptadas a estas condiciones de suelo y clima. Se ilusionan con los resultados en el largo plazo.

 

Federico Aguer

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Iván y Guido Olivero nacieron en Villa Trinidad, al noroeste de Santa Fe. El primero tiene 32 años y su pasión por los fierros los llevó a ser Ingeniero Mecánico. Si bien hoy se desempeña como auditor de una importante empresa nacional, se “escapa” cada 15 días a su campo natal. El menor está a punto de recibirse de Ingeniero Agrónomo en Esperanza. A diferencia de su hermano mayor, Guido no nació en el campo, pero si algo tiene claro es que su lugar en el mundo está ahí: en contacto con la tierra y buscando alternativas productivas. Pero ya llegaremos a ese tema.

Legado productivo

Desde chicos, estos hermanos se criaron a la sombra del legado de su padre, Carlos, y de su tío, Horacio, de quienes aprendieron el amor al trabajo. Ellos, los de la vieja guardia, se hicieron conocidos en toda la zona por trabajar con el cultivo más difundido en el pasado: el lino. De a poco se especializaron en la siembra, hilerado y cosecha a porcentaje.

En una zona marcada por la producción tambera, los Olivero siempre buscaron abrir el arco productivo. En las 300 hectáreas del establecimiento PIFRAN (por los nombres de los abuelos, Pilade y Francisca), apostaron a un planteo mixto basado en la agricultura y la invernada de bovinos.

En el primer rubro, desde hace años desarrollan un planteo basado en soja, girasol y alfalfa destinada a alimentar los animales que reciben con 150 kilos y son llevados hasta los 400 en 3 años de intenso trabajo. La dieta animal se sustenta básicamente en esa alfalfa, salvo en el proceso final de engorde, donde se les suministra maíz molido y algo de yeso para mantener alto el calcio.

Diversificar, es la manera

Un año atrás, con la idea de buscarle alternativas al campo, decidieron apostar por plantas de durazno, merced al conocimiento desarrollado por Guido en la facultad, donde se desarrolla como pasante. Hoy, la finca cuenta con una producción de 30 plantas, que fueron sembradas en 2011, de las variedades “tropic”, “flordeagem”, “floradaking” y “earlygrande”. Las mismas requieren baja acumulación de horas de frío para el cuajado del fruto. “Estas variedades fueron elegidas con el propósito de escalonar la cosecha, la cual empieza en la tercera semana de octubre y termina en la tercera semana de noviembre” explican los hermanos.

El pie de injerto utilizado en las variedades es guaresmillo, el cual fue elegido por la alta resistencia a enfermedades fúngicas de raíz provenientes del suelo, de este modo se logra una duración de 15 años de vida en las plantas, aproximadamente.

Respecto al control químico, destacan que en invierno se realiza una aplicación de sulfato de cobre con una dosis de 3 gramos por litro, con el objetivo de efectuar la desinfección y prevención. “Al inicio de la brotación, si se observan pulgones, se procede a la aplicación de dimetoato. Cuando los frutos se encuentran cerca de la cosecha se realiza un seguimiento para evaluar la presencia de la mosca de los frutos con su respectivo control”, explica Olivero.

Si el vino viene

“Al mismo tiempo nos decidimos a probar con el tannat”, dice Iván, sobre todo, luego de ver el crecimiento de esta variedad en los viñedos de Uruguay, cuyos campos presentan características similares a esta zona de Santa Fe. Por eso, luego de investigar el tema, salieron a comprar las plantas en un vivero de Cuyo, que las mandó con todos los requerimientos sanitarios pertinentes.

Para Guido, a la hora de analizar la vida útil a nivel de producción, se observan tres etapas decisivas. De 1 a 3 años, donde a la planta joven se le hace el manejo necesario para su producción posterior, como -por ejemplo- las podas. Durante estos años la misma es improductiva, ya que no está lo suficientemente madura como para una buena y eficaz cosecha. Luego, de los 4 a 5 años, la planta comienza un rápido ascenso en su capacidad productiva, prediciendo lo que será una vida útil para la vid. Finalmente, desde los 5 a los 20-25 años, la planta está en un período estable de plenitud, comercialmente hablando y su productividad es máxima, acompañada de factores que favorecen su producción, como manejo y clima.

De 30 a 40 años, la planta se considera “vieja”, por la cantidad de años de productividad que tuvo; y su utilidad es cada vez más escasa.

Ciclo vegetativo

La vid tiene en la época de primavera a verano un crecimiento vegetativo pronunciado, que comienza 15 días antes de la brotación, con la emisión del “lloro” que es una sustancia, rica en minerales que expulsa por las hendiduras de la anterior poda invernal. “Esto nos indica la renovación del sistema radicular y el incremento de la absorción por parte de la planta”, explica Guido. También ocurre otro fenómeno como es el del “desborre”, donde se cae una capa que protege las yemas, permitiendo su libre desarrollo. “Luego comienza el agostamiento a partir del mes de febrero en plena estación de verano, que consiste en la acumulación y almacenaje de sustancias de reserva como el almidón, donde también se ve una notoria lignificación del sarmiento”, agrega con entusiasmo.

En la época de invierno se da el reposo invernal, donde las sustancias orgánicas que se encuentran en la hoja migran hacia el sistema radicular para una posterior caída de las hojas. Debido a las bajas temperaturas externas, la planta durante este periodo se encuentra en un reposo donde no se desarrolla su crecimiento y donde las sustancias de reserva como almidón y hemicelulosas se convierten en azúcares simples.

Respecto de la conducción de la plantación, decidieron adoptar un sistema de conducción de espaldera semi parral. “El objetivo de usar este sistema es abrir la espaldera para facilitar la entrada de luz solar y movimiento de aire entre los órganos fructíferos, para lograr mantenerlos secos y disminuir el riesgo de ataque por patógenos”, explican. Con respecto a la poda, se va a utilizar un sistema mixto que consta de una poda corta para la formación de pitón y una poda larga para la formación de cargadores.

Requerimientos hídricos

Los requerimientos de agua neta en plantas adultas fluctúan entre 7.800 a 9800 m3/ha/año. Los mayores requisitos se dan en estado vegetativo hasta cuajado de grano. Ese período va desde la segunda quincena de setiembre hasta diciembre aproximadamente. En la finca PIFRAN, cuentan con un sistema de riego por goteo, el cual entrega 9 litros/hs. por metro lineal.

A futuro, el emprendimiento presentará nuevos desafíos. A la hora de producir las primeras uvas, los Olivero ya tienen estudiado el mercado industrial para pymes vitivinícolas, que provee de la maquinaria necesaria, tales como prensas, barricas y embotelladoras, para darle continuidad al proceso. “Queremos hacer las cosas bien desde el inicio”, se entusiasman. Y se nota, porque no han dejado detalle librado al azar. Han empezado a transitar el camino noble del vino, y a paso firme piensan reafirmar su convicción.

/// EL DATO

Sorpresas te da la uva

Guido planificó un mayor porcentaje de uvas tannat, mejor adaptadas a la zona, pero piensa aplicar un trabajo de selección genética para el cabernet (curiosamente sus yemas nacieron antes que las de tannat ), con la idea de desarrollar en el tiempo una variedad que sobreviva y produzca sin inconvenientes en el clima de Santa Fe.

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Desde el pie. El sarmiento ya sembrado recibe riego por goteo, lo que le garantiza un suministro parejo del recurso hídrico.

Foto: Gentileza

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Innovadores. Los hermanos Olivero se entusiasman con los resultados de su proyecto vitivinícola.

Foto: federico aguer

El contexto para el tannat

La finca se ubica a 10 km. de la localidad de Villa Trinidad, al noroeste de la provincia de Santa Fe. Los suelos predominantes son argiudol típicos. La profundidad del horizonte A es de 30 cm., y con respecto a los demás horizontes no presenta impedimentos físicos para el desarrollo radicular. Son suelos moderadamente bien drenados con una pendiente de 0.2% y una profundidad de napa freática de 3,5 m.

La limitación principal de la zona es el déficit hídrico invernal, con un promedio de lluvias de 900 ml. anuales, los cuales se concentran desde diciembre hasta marzo. El clima que predomina en la zona es de transición entre subtropical con estación seca y templada. Allí, los suelos poseen un porcentaje de MO en los primeros cm. de 3%, C orgánico 1.9%, N total 0.14%, CIC 21. El fósforo disponible es de 50 ppm., con un índice de productividad de 72. La unidad geográfica de la zona es lama extendida y planos de pendientes muy suaves.