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Nueva lectura, alta calidad

Roberto Schneider

Cuando se estrenó la misma obra en 2006, sosteníamos en estas mismas columnas que en un ámbito reconocible, “lleno de empleados públicos”, reina un rey que se está muriendo. “El Rey, las Reinas, el Médico y Ella”, la obra de Gustavo Guirado, cuenta la historia de ese rey, de su territorio y de esos personajes, inmersos en un mundo de crueldad y destrucción. Ese rey tiene atributos humanos: amor a la agresión, amor al lenguaje, amor a la belleza. Pero en la plenitud de su vida no ha entendido aún la verdadera importancia de la libertad, la que disfruta de un modo tan violento. Sólo cuando está a punto de morir parece capaz de llegar a transformarse en un verdadero ser humano.

Con este texto de múltiples lecturas, Guirado abarca desde elementos sociopolíticos hasta connotaciones existenciales. El desarrollo de la trama permite construir personas más que personajes y tratar las formas específicas de relación entre ellos. En un principio, pueden aparecer en términos realistas, pero se advierte que detrás del mundo concreto existe otro plano de realidad que enriquece mucho más el punto de partida. La necesidad de orden, de forma y de contención que siente el hombre contemporáneo no es más que la otra cara de su carácter caótico. El temor y la angustia que produce la erupción del caos, conducen a querer contenernos a través de la forma.

Vimos en Rosario su nueva lectura de la obra. Es la misma, pero es otra. La mirada de Guirado hace crecer ahora las pústulas de la sociedad española. “El rey fue a cazar elefantes”, dice alguien, y la mirada de este notable hombre del teatro argentino adquiere una dimensión perfecta. Ahora son los elefantes, antes, en Santa Fe, fue el agua con toda su fuerza. La misma agua que no puede apagar el incendio que provocan los políticos estúpidos.

El elenco es estupendo: Manuel Solás, Albert Requena, Sarah Anglada Vergés, Iraida Sarda e Ilona Muñoz Rizzo demuestran cabalmente haber entendido el discurso del director, que los atraviesa.

La cama que se utiliza en esta puesta es la misma de entonces. Los reyes son distintos. Y el teatro gana.