Víctimas de maltrato y abuso

Hogares de tránsito: alertan sobre la prolongada estadía de los niños

En toda la provincia hay 15 menores que viven en hogares transitorios en condición de ser adoptados. Desde la Subsecretaría de la Niñez señalaron que los plazos de permanencia “son los necesarios en algunos casos”.

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Madres de pie. Graciela García, Arita Bertoncini, Amelia Boero, Ana Aguirre y Lilia Passeggi conforman la comisión directiva de la organización Hogares de Tránsito de Santa Fe. Coinciden que “a los niños se les va la infancia” esperando una resolución. Foto: Pablo Aguirre

 

Salomé Crespo

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El grupo de Hogares de Tránsito de Santa Fe contiene actualmente 15 niños que están en condiciones de ser adoptados. La ONG volvió a advertir, igual que hace exactamente un año, que la Subsecretaría de la Niñez y Adolescencia y los Juzgados de Familia no resuelven las situaciones para que esos niños encuentren una familia que los incorpore definitivamente. Incluso, en la mayoría de los casos los tiempos de estadía con las familias transitorias exceden ampliamente los 18 meses que fija la ley 12.962.

“Nuestra tarea está basada en el amor pero no podemos con todo. Gracias a Dios esos chicos son recibidos por una familia transitoria pero después de tanto tiempo el despegue es durísimo para todos”, acotó Graciela García.

Hoy en día, el grupo -que se conformó hace 29 años- está integrado por 30 familias de Santa Fe, San Justo, San Jorge, Esperanza, El Trébol, La Guardia, Arroyo Leyes y Santo Tomé, que se anotaron voluntariamente para recibir -de manera provisoria- un niño que puede ser recién nacido o hasta los 8 años aproximadamente.

La mitad de las familias tiene uno a su cargo en condiciones de ser adoptado y hay otros cuatro que se incorporaron a diferentes hogares este año. De los 19 pequeños alojados hay dos nenas de 7 y 8 años que permanecen con una familia transitoria desde 2008, antes que comenzara a regir la ley 12.962 (en julio de 2009) que establecía el límite de tiempo. Igualmente, hoy no se cumple.

“Por entonces intervenía directamente un juzgado de menores, que devolvió las nenas a las familias de origen, pero luego volvieron a la de tránsito. Lo que intentamos explicar es que los chicos no se pueden estar intercambiando como si fueran figuritas, con ellos no se puede probar”, señaló Rita Bertoncini, la coordinadora del grupo de familias, sentada alrededor de la mesa en la que el año pasado plantearon a El Litoral la misma situación.

A partir de la entrada en vigencia de la citada ley, luego de que la subsecretaría de Niñez y Adolescencia de la provincia toma la medida excepcional de separar a un niño de su núcleo familiar de origen y se lo entrega a una familia transitoria, dispone de tres alternativas: si se superan los inconvenientes por los cuales fue separado de su familia se ordena la restitución; sino es entregado al núcleo extendido es decir, una abuela o un tío. La tercera opción es la adopción que debe ser ordenada por un Tribunal de Familia.

“Para llegar a la última instancia, la Subsecretaría determina que están en condiciones de ser adoptados, pero el juzgado comienza a revisar de nuevo todo el caso. Hacen el mismo trabajo dos veces”, remarcó Bertoncini para explicar que -en todo ese proceso- a los niños “se les va la infancia”.

Tanto es así que según las integrantes de la ONG, desde 2009 “ningún niño alojado en una familia de tránsito fue dado en adopción”.

En pocas palabras

Cada niño que ingresa a una familia de tránsito se despega de una realidad hostil marcada por el abuso, la desnutrición y el rigor (en algunos casos extremo) de los golpes.

“Tenemos casos serios de discapacidad por el maltrato que recibieron, incluso con parálisis cerebral. Por eso insistimos en que esos niños necesitan urgente una familia en la cual echar raíces”, dijo Amelia Boero para graficar la inmensa necesidad de acortar los tiempos de la administración.

Para la familia que recibe el niño, las dificultades son igual de duras. “Hay padres que nos dicen que se sienten culpables por tenerlos, porque cada vez que un niño tiene un gesto amoroso tienen que aclararle que no se van a quedar ahí”, explicó Graciela García en referencia a lo que ocurre, puerta adentro de cada hogar de tránsito, cada vez que uno de los niños dice “mamá o papá”.

A medida que las madres contaban las dificultades que enfrentan desde hace tantos años, una pregunta tomó forma: mientras la subsecretaría y el juzgado a cargo de cada caso cumplen con su parte del proceso, excediendo los tiempos legales de permanencia en las familias de tránsito, ¿dónde suponen que permanecen los niños?

“Saben que están con nosotros y con eso se quedan tranquilos. En tantos años, muchas veces pensamos en pararnos frente a la Casa de Gobierno con los changuitos para que nos atiendan o sentar a los chicos en las oficinas de los funcionarios para hacernos escuchar”, recordó tan en broma y tan en serio Lilia Passeggi hasta que Graciela García le salió al cruce con tono resignado: “Pero nunca lo hicimos porque queremos una solución definitiva para ese chico al que ya abandonaron una vez. Además los funcionarios no los conocen, los chicos son expedientes a los que se les resuelve el destino en un escritorio”.

Después de cada embestida con la realidad en la mano, la charla se interrumpió con un silencio reflexivo, con las miradas clavadas en la misma mesa donde hace un año reclamaron lo mismo: atención para los niños. Lo cierto es que mientras el tiempo pasa, cada pequeño conoce lo que es sentarse alrededor de una mesa, un documento de identidad, un pediatra amigable que regala caramelos, un juguete, un hermano, el ajedrez, el fútbol, un regalo de navidad, el reto de una mamá, compañeros de escuela, una mascota y la penitencia por una travesura. “Pero el Estado se ocupa de coartar su infancia, de vulnerar nuevamente sus derechos porque nadie resuelve nada”.

Las explicaciones

Sobre el reclamo de la ONG “Hogares de Tránsito de Santa Fe”, El Litoral consultó al subsecretario de Niñez y Adolescencia de la provincia, Cristian Allende.

— ¿Cómo se explica que los niños pasen tanto tiempo en las familias transitorias?

— Diría que en el 70 % de los casos que contemplan las familias de tránsito la intervención de la Subsecretaría está concluida. A partir de ahí los juzgados hacen el procedimiento judicial que corresponde, se le da intervención al Registro único de aspirantes a guarda con fines adoptivos y continúa el trámite de adopción. En ese tiempo los chicos siguen estando en nuestra órbita de trabajo pero está terminada la intervención.

— En ese contexto ¿de qué se ocupa la subsecretaría?

— Continuamos monitoreando el alojamiento del niño en las familias de tránsito o en las instituciones. Aguardamos que el juzgado declare el estado de adoptabilidad lo que implicaría la búsqueda de una familia.

— ¿Las dilaciones entonces se dan en los juzgados?

— No quiero hablar de dilaciones porque hay procedimientos que llevan un tiempo necesario. Desde afuera se puede ver como una demora pero en algunos casos es así y en otros casos se están cumpliendo los procedimientos que corresponden.

— Pero la ley establece que no pueden pasar más de 18 meses en los hogares de tránsito y algunos llevan 4 años. ¿Dónde debe permanecer el niño ese tiempo?

— Exactamente eso dice la ley y es lo que queremos acatar pero hay dos cuestiones: cuando la subsecretaría culmina la intervención e ingresa el juzgado se cumple un año y medio. Después hay un plazo que no contempla la ley, que es el judicial para iniciar la adopción. Entonces, es necesario evaluar cada caso en particular por eso nuestra tarea es trabajar con los juzgados para que el procedimiento se cumpla lo antes posible. En algunos casos tenemos mejor respuesta que en otros pero no quiero generalizar ni puntualizar porque no contribuye al tema. Nos queda aceitar con el poder judicial ese último tramo del proceso, que es importantísimo porque es parte de la vida del niño.