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La crisis da alas al racismo en Grecia

Takis Tsafos - DPA

Decenas de policías cierran una calle en el corazón de Atenas y observan los rostros de los peatones. Todo el que tenga tez oscura y hable con acento es sospechoso. Quien no pueda identificarse, es detenido. Las redadas contra inmigrantes ilegales están a la orden de día y son una válvula de escape para muchos ciudadanos que culpan a los extranjeros de la penosa situación económica en la que se encuentran.

Y es que la crisis de deuda provocó el racismo en el país heleno, que además es una de las puertas de entrada a Europa para los inmigrantes ilegales.

Cerca de 1,5 millones de extranjeros no comunitarios han llegado a Grecia con la esperanza de conseguir una vida mejor. En el pequeño país mediterráneo viven cientos de miles de ciudadanos sin papeles, que no consiguen trabajar legalmente. Por otro lado, casi uno de cada cuatro griegos está desempleado y a muchos les molesta el gran número de extranjeros. La prensa griega advierte de una “ola de racismo” en el país, de 11 millones de habitantes. Además, en los últimos tres años el partido de extrema derecha Amanecer Dorado pasó de ser prácticamente irrelevante a lograr 18 diputados en el Parlamento. Las encuestas le dan incluso un 10 por ciento en la actualidad.

A muchos de los afectados por la crisis les gustaría creer la tesis de la extrema derecha de que todos los griegos volverían a tener trabajo sólo con que los extranjeros se fueran. Los fascistas consideran un “enemigo de la nación” a quien contrata a extranjeros y reparten comida entre los griegos en apuros.

El propio primer ministro, el conservador Antonis Samaras, habla de una “situación increíble”. “Si se incluye la crisis económica y la inseguridad unida a ella, entonces tenemos una mezcla explosiva”, apuntó. La escalada de racismo ya se cobró su primera víctima mortal en agosto, cuando hombres vestidos de negro apuñalaron a un joven de color de 19 años, que murió desangrado. Y no es un caso aislado. Las organizaciones de defensa de los inmigrantes hablan de más de 200 agresiones sólo en septiembre.

En el resto de países del sur de Europa, también en crisis, no se han dado este tipo de ataques. En España, con un desempleo similar al de Grecia, no se conocen apenas casos de ataques a inmigrantes, y los partidos de extrema derecha tampoco registraron un fuerte incremento en las últimas elecciones. Sin embargo, a partir de ahora los inmigrantes sin papeles tendrán que pagar en España como mínimo 711 euros anuales para recibir asistencia sanitaria. Y muchos decidieron volver a sus países de origen ante la situación provocada por la crisis.

La gravedad de la situación en Grecia tiene mucho que ver con su situación geográfica. Al estar situada cerca de zonas en guerra y en crisis, como Cercano Oriente, los ciudadanos huyen a Grecia, considerado desde la distancia como un país seguro y próspero. Pero una vez llegados, les invade el desencanto, y no es extraño ver en casi todos los barrios de Atenas a inmigrantes rebuscando comida en los cubos de basura.

En un primer momento, las autoridades hacinaron a los inmigrantes en los barrios de trabajadores venidos a menos. Pero la criminalidad aumentó y alcanzó entretanto a las zonas más acomodadas. “Ahora es demasiado tarde”, se lamenta Aristarchos Giannakos, dueño de un bar. Su local se encuentra en el medio de la zona de inmigrantes de Kypseli. Y aunque hay una temperatura ideal para tomar algo, casi todas las mesas están vacías.

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