Mesa de café

Presupuesto y otras yerbas

Remo Erdosain

Mañana agradable, alejada de los sofocantes calores de otros años. A eso de las diez nos encontramos en el bar de siempre los muchachos de siempre. La rutina habitual. La lectura de los diarios, el café o el té con facturas y la charla. Hoy el tema es el Presupuesto. Abel es el primero en plantearlo y en ponderar la conducta del gobierno.

Así se hace en democracia, se informa lo que se va a gastar y cómo se va a gastar.

-Es lo que hacemos nosotros en el orden nacional responde José-, pero con una diferencia. En la provincia analizamos las propuestas y apoyamos lo que es razonable, mientras que ustedes, empezando por los socialistas, en el orden nacional lo único que hacen es bloquear y trabar. Si nosotros pagáramos con la misma moneda, esta provincia sería ingobernable.

-Es lo que les gustaría hacer responde Abel-, lo que pasa es que no pueden hacerlo.

-No estés tan seguro- replica José.

-Yo creo que está bien que haya controles y que la oposición discuta los números.

-Es que como dice Perón interrumpe José-, la gente es buena, pero si se la controla es más buena todavía.

-¿Y quién lo controlaba a Perón?, pregunto con tono de francotirador.

-El pueblo- responde José.

No me hagás reír reacciona Marcial, que hasta ese momento estaba ocupado con su taza de té-, no me hagás reír que tengo los labios paspados agrega impostando la voz-, yo creo que a todos los gobernantes hay que controlarlos, a todos sin excepción, pero también creo que a los peronistas hay que controlarlos dos veces, porque con una nunca alcanza...son muy ligeros concluye.

-Y vos sos muy gorila señala José.

-Volvamos al Presupuesto digo- según leo, el casi el 38 por ciento está destinado a Educación.

-Yo no puedo creer que con una cifra tan grande tengamos una educación tan deficiente.

-Lo que pasa acota Marcial-, es que con todas las suplencias que se deben pagar no hay partida presupuestaria que alcance.

-Yo creo que el problema es más complejo, digo.

-Todo es complejo refuta Marcial-, pero empecemos por ir resolviendo lo simple. Que las maestras trabajen, y si faltan que justifiquen la inasistencia. Basta de viva la Pepa. Resolvamos eso y después pasemos al otro problema.

-Es que con el uso de la palabra “complejo”, se pretende justificar todo, más que una palabra se trata de una coartada -emfatiza Abel-; sin ir más lejos, en estos días se acaba de decidir, por ejemplo, que las clases empiecen antes. El objetivo es sencillo, que los chicos tengan más días de clases. Y allí los tenés a los sabios de los gremios docentes diciendo que el problema de la educación es más complejo y que no se resuelve con más días de clases.

-El recurso retórico es clásico puntualizo-, se dice una obviedad para justificar las faltas. Chocolate por la noticia que la educación que queremos no se arregla solamente con más días de clases, pero tampoco con menos días de clases.

-Es que el argumento de que con más días de clases la educación no se arregla, termina siendo una coartada para trabajar menos subraya Abel.

-Es como decía mi abuelo interviene Marcial-, al buen trabajador lo defiende el patrón, al mal trabajador lo defiende el sindicato.

-En mi vida escuché una frase tan reaccionaria exclama José.

-Reaccionaria, pero verdadera responde Marcial-, los sindicatos, y particularmente los sindicatos docentes, dan vueltas y vueltas pero siempre terminan defendiendo a los vagos, a los que quieren faltar, a los que desean pasarla de arriba, a los que no se hacen cargo de la responsabilidad de educar.

-Yo no estoy tan de acuerdo con lo que decís observa Abel-, creo que no se puede generalizar a la ligera.

-Pero tampoco se puede desconocer la verdad. Tenemos uno de los presupuestos más altos del país, el presupuesto de educación en Santa Fe duplica a los de seguridad y salud juntos, pero la plata no alcanza y vuelta a vuelta los maestros te abollan a paros.

-¿Lo que hay que preguntarse es por qué la plata no alcanza? digo.

-Por lo que ya te dije responde Marcial-, porque está casi toda destinada a pagar sueldos.

-Tampoco se puede volver a la época de las cavernas, a los tiempos en que los maestros iban a trabajar enfermos porque si no les descontaban. O a los tiempos en que no había vacaciones pagas, aguinaldo y licencia por maternidad

-Yo no pido eso expresa Marcial bajando el tono de la voz-, exijo que los que estén enfermos se queden en su casa, pero los que estén sanos que vayan a trabajar y no se hagan pasar por enfermos. Y todo eso se arregla imponiendo exigencias, reclamando certificados médicos bien extendidos, porque si no hasta Sarmiento empezaría a faltar a clases.

-Esto no se arregla de un día para el otro comenta José.

-Esa es también una buena coartada insiste Marcial-, como no se arregla de un día para el otro, dejamos que no se arregle nunca. Algo parecido ocurre con la seguridad. Por supuesto que no se arregla de un día para el otro, que al delito no se lo elimina de la noche a la mañana, pero el problema es que acá no sólo no se mejora sino que se empeora todos los días.

-Sos un exagerado acusa Abel.

-Puede ser, pero no tanto -responde Marcial.

-El Presupuesto para 2013 planteo- incrementa en más del veinte por ciento los recursos para seguridad.

-Los números están todos muy lindos reacciona José-, pero yo quisiera saber cómo se van a ejecutar esos números. El año pasado hablaron de la obra pública, dieron cifras y anunciaron proyectos, pero después no se hizo nada.

-Algo se hizo, se hizo lo que se pudo, sobre todo en una provincia a la que el Estado nacional le roba recursos.

-Sigan macaneando exclama José-, sigan macaneando que total es gratis.

-¿Acaso vas a negar que Santa Fe es discriminada? pregunto.

-No sólo lo niego responde José- sino que afirmo que Santa Fe es privilegiada, como lo demuestra el hecho de que en el presupuesto nacional las obras públicas en la provincia están detalladas y con los procesos de ejecución en marcha.

-Ustedes tienen una cara de piedra se enoja Abel-, yo creo que a Rossi lo largás de punta contra la cordillera de los Andes y la parte por la mitad.

-Dejen de mirar a Buenos Aires y háganse cargo de los compromisos que tienen en la provincia.

-Los compromisos los estamos cumpliendo -afirma Abel.

-La gente no piensa lo mismo responde José.

-Eso lo vamos a verificar el día de las elecciones -manifiesto-, por lo pronto, me da la sensación de que la gestión de Bonfatti está siendo aprobada por la mayoría de la gente.

-Yo pienso exactamente lo contrario dice José-, acá se habla mucho, pero se hace poco.

-¿Estas hablando del gobierno provincial o del gobierno nacional? pregunta con sonrisa malévola Marcial.

-Estoy hablando de lo que no comparto -responde José.