Crónica política

Santa Fe en la encrucijada

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Policía apresado. Tognoli, expuesto a los focos de las cámaras. Foto: telám

Rogelio Alaniz

Desde los tiempos de Antonio Vanrell y sus juguetes que la provincia de Santa Fe no era noticia nacional por un escándalo relacionado con la corrupción pública. Todo comenzó el pasado viernes cuando el diario oficialista ‘Página 12‘, publicó dos notas firmadas por los periodistas Raúl Kollmann y José Maggi. Una aclaración antes de continuar: ‘Página 12‘ será oficialista, pero los periodistas mencionados son excelentes profesionales y saben de lo que escriben.

Continuemos. De la noticia, el gobernador y los ministros de la provincia se enteraron por los diarios. El gobernador Antonio Bonfatti se quejó por ello y la respuesta del secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni fue cínica, descarnada y realista: ‘¿Qué pretende, que saque un aviso clasificado en el diario?‘. Una buena respuesta, porque se supone que una investigación de ese nivel debe ser reservada. Sin embargo, yo haría una objeción y una pregunta. Preguntaría si el gobernador de la provincia, el señor Bonfatti, no inspira la confianza necesaria para ponerlo al tanto en un tema como el narcotráfico, que cualquiera sabe que combatirlo es una cuestión de Estado. La objeción sería la siguiente. ¿Por qué la reserva que tuvo con Bonfatti, no se hizo extensiva a ‘Página 12‘? Conclusión: muy discretos con un gobernador y muy indiscretos con un diario que vive del subsidio oficial.

Leí con atención las notas de Kollmann y Maggi. Están bien escritas y dicen lo que tienen que decir y sugieren lo que deben sugerir. En definitiva, lo periodistas cumplieron con su deber como profesionales y ciudadanos. En su lugar yo hubiera hecho lo mismo. Con el narcotráfico no se juega. Un periodista no puede ni debe ser ingenuo, pero tampoco puede vivir atenazado por la duda o el temor acerca de las operaciones políticas que se pueden tramar con sus denuncias.

Las notas de ‘Página 12‘ provocaron el previsible escándalo. En ninguna parte del mundo una denuncia que compromete al jefe de la Policía resulta indiferente o neutral. Ahora bien, las denuncias en los diarios son importantes, pero nada más. Si un jefe de policía renuncia o le piden la renuncia por una nota en un diario, estamos en problemas, Y estamos en problemas por dos motivos: o la denuncia es fulminante o el gobierno es muy torpe para afrontar una crisis. En el caso que nos ocupa, la denuncia periodística es seria, pero no es fulminante. Por lo menos, si lo que se sabe sobre este tema es lo que salió publicado. La otra posibilidad alude a la torpeza del gobierno, posibilidad que lamentablemente es la que parece tener más sustento.

Un jefe de policía no renuncia o no debe renunciar por una nota en el diario y, por el mismo motivo, el poder político no le puede soltar la mano tan rápidamente. No fue lo que ocurrió. Tognoli presentó la renuncia o lo dejaron a la intemperie. La pregunta a hacerse en este caso, la pregunta que nos hacemos todos los santafesinos es la siguiente: ¿Tognoli es un policía corrupto, el jefe del narcotráfico en la provincia, el narco-comisario, como titularon algunos diarios? No lo sé. Puedo haber indicios, pero no seguridades. Tognoli debe ser investigado y, mientras tanto, como a cualquier ciudadano le cabe la presunción de inocencia y el derecho a la defensa.

En los hechos, ninguna de estas garantías le fueron concedidas Convengamos que para la opinión pública él hizo lo imposible para que así sea. Las denuncias que le hicieron apuntaban a su línea de flotación, pero podría haberlas refutado. Claro que para hacerlo es más conveniente ser inocente que culpable. ¿Cómo actuó Tognoli? Como un culpable. Su ausencia desde el viernes al domingo fue calamitosa para su causa. Si algún santafesino consideraba que era inocente, esa ausencia terminó por doblegar a su defensor más entusiasta.

Yo no sé por qué Hugo Tognoli tomó semejante decisión. Lo único que sé, es que el argumento del abogado defensor acerca de una imprevista gripe no se lo cree ni Caperucita Roja. Dos días ausente con las tapas y las pantallas de los medios reproduciendo con título catástrofe lo sucedido es equivalente a dos años de fuga. Conclusión: o lo aconsejó el enemigo o es culpable. En cualquiera de los dos casos, su situación es muy comprometida.

La escena del jefe de policía de la provincia de Santa Fe, esposado y vigilado por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), es antológica. Antológica y lamentable. Alguien me dijo que Tognoli no se presentó el viernes como había prometido, porque quería arreglar las condiciones de su detención. Los resultados no podrían haber sido peores.

Por supuesto que en el orden nacional, el kirchnerismo tomaba agua y hacía gárgaras con globitos de colores. Poder enlodar a Binner y a Bonfatti, es algo así como un objetivo estratégico. Las declaraciones de Julio De Vido fueron aleccionadoras. Palabras más, palabras menos, sugirió que ahora quedaba claro que corruptos somos todos. Como se sabe, personajes como De Vido no están preocupados por demostrar que son honrados, sino en probar que todos son ladrones. Así se sienten cómodos y respiran aliviados.

Alejandro Ramos, el funcionario nacional salido de Granadero Baigorria, comparó a Santa Fe con México. Así de fácil y sencillo. Para no recordar que esto está dicho por el funcionario de un partido, cuyos dirigentes en diferentes momentos fueron denunciados por sus propios compañeros de ser incapaces de pasar por una rinoscopía. O de ser interpelados por uno de sus caudillos más emblemáticos para que dejen de robar, por lo menos dos años.

¿Qué más hizo Tognoli? Designar al doctor Eduardo Jauchen como abogado defensor. Una aclaración al respecto: se trata de uno de los abogados penalistas más inteligentes de la provincia. En lo personal no hay ninguna objeción que hacerle, salvo el detalle que fue el defensor de Storni, Fendrich y Brusa. ¿Está mal? No, no está mal, pero si yo fuera inocente no lo llamaría a él para defenderme.

La película que estamos contando aún no ha concluido, pero con las escenas que conocemos ya estamos en condiciones de decir que si lo que queríamos era disfrutar de un filme donde hubiera corrupción, operaciones políticas, torpezas insignes y mucho suspenso, no nos hemos equivocado en entrar a esa sala.

Como frutilla del postre, al señor Lamberto no se le ha ocurrido nada mejor que decir que no controla a la policía. ¿Quiénes lo asesoran? ¿Drácula, Frankestein o el Hombre Lobo? El señor Lamberto debería saber que decir que perdió el control de la policía, es equivalente a decir que lo único que le queda por hacer es cerrar la puerta de su despacho e irse a su casa a regar las plantas o a descifrar palabras cruzadas.

Se sabe que en esta vida todos somos aves de paso. Que hoy estamos y mañana nos vamos. Ni Tognoli ni Lamberto son eternos. Pero cuando la humareda y el estruendo de las noticias se disipen y las tapas de los diarios y las pantallas de los televisores se dediquen a otros temas, quedarán pendientes las preguntas de fondo, las preguntas básicas que deberíamos haber tratado de responder desde el principio.

Formulemos estas preguntas y tratemos de esbozar respuestas con puntos suspensivos. ¿Hay narcotráfico en la provincia de Santa Fe? Si. ¿Está creciendo? Está creciendo. No estamos en México, como dice el señor Ramos, pero a esta altura del partido eso no es ningún consuelo. ¿La policía está comprometida con los narcos? Yo no tengo pruebas, pero todos dicen que sí. ¿Todos los policías de la provincia de Santa Fe son corruptos? No lo creo. Y no lo creo, entre otras cosas, porque si así fuera, como dicen los chicos, estaríamos en el horno. No todos los policías son corruptos, pero la corrupción policial existe. El desafío de un gobierno es conducir a un cuerpo armado integrado por más de dieciocho mil personas. No es fácil hacerlo, pero no sería gobierno si no lo hace. ¿Sus altos mandos son los corruptos? Los rumores aseguran que no todos, pero sí muchos ¿El jefe de policía es el jefe del narcotráfico? No lo sé, pero que no lo sepa no quiere decir que no lo sea. ¿El poder político de la provincia, es cómplice del narcotráfico? Los conozco a Bonfatti y a Binner. Y conozco a la militancia socialista. Rotundamente digo que no. No son santos, no son angelitos, pero son personas de bien. Lo que sucede es que a la hora de gobernar, ser persona de bien es un requisito básico, pero no alcanza, porque de nada vale ser el más bueno del barrio si no se sabe ejercer la autoridad convenciendo en algunos casos e imponiendo en otros.

En esta crisis, a muchos de estos requisitos los socialistas no los han cumplido o los han cumplido mal. Un gobierno se puede equivocar al designar un funcionario o puede ocurrir que el funcionario designado en el camino se haya corrompido, pero lo que un gobierno nunca puede dejar de hacer es ejercer su autoridad. Para eso lo eligieron y eso espera la sociedad.