Camboriú, ejemplo de civilidad y respeto

Camboriú, ejemplo de civilidad y respeto

Transitar por las calles y avenidas de esta ciudad da sana envidia al ver el orden y el respeto que los automovilistas -y el tránsito en general- ofrecen ante los ojos de todos.

TEXTOS. MARIO A. LAGUZZA. FOTOS. EL LITORAL Y GENTILEZA DEL AUTOR.

 

No es la primera vez que visito esta ciudad, pero, ya de veces anteriores, he podido observar la prolijidad y el correcto conducir del tránsito ciudadano, y el respeto total que recibe el peatón.

Todas las calles y avenidas, además de estar en perfectas condiciones, se muestran debidamente señalizadas en sus pavimentos. Todos los vehículos se detienen ante la gruesa raya blanca que se encuentra en cada esquina, haya o no semáforos, y no después o encima de las sendas peatonales, para permitir el paso del peatón que en esta ciudad, creáse o no, tiene absoluta prioridad.

Es más, en las calles y avenidas donde puede no haber semáforos pero sí señales en el pavimento, el tránsito que fluye a muy moderada velocidad se detiene lentamente permitiendo el cruce de los peatones.

De más está decir que todo el mundo usa el cinturón de seguridad y que todos los motociclistas, más su “único” acompañante, usan el casco protector, sin excepción. Todo un ejemplo para esta ciudad.

Otro detalle para destacar en Camboriú es que no existen animales sueltos, los clásicos “callejeros” que abundan en nuestras calles con sus excrementos esparcidos por las veredas. Allá, cada perro tiene su dueño que lo lleva con su correspondiente correa y la bolsita para recoger sus necesidades.

Además, quisiera hacer una referencia que surge sólo con observar el comportamiento de la gente en los lugares públicos y en la calle. He visto que la gente en Camboriú, al contrario de lo que sucede en muchos otros lugares, no es celular-dependiente. y sólo usa el aparato cuando tiene realmente necesidad de comunicarse. Muy saludable.

CIUDAD SEGURA

A un matrimonio santafesino que hace unos pocos años está trabajando en un importante restaurante, le pregunté si no pensaban regresar: rápidamente respondieron que no, que allí estaban bien, muy tranquilos y, sobre todo, seguros. Con énfasis me dijeron que era una ciudad segura y de muy buena gente.

Y, efectivamente, si uno recorre todo el centro comercial, las diversas avenidas, vaya donde vaya, no va a encontrar una sola reja. ¿Que si hay barrios populares? ¡Claro que los hay! Pero no son tan miserables ni son de temer. La policía brasileña recorre muy discretamente la ciudad con sus modernas unidades móviles que ostentan, en sus laterales, las letras de “Policía Militar”. Sus efectivos son muy amables.

ARQUITECTURA DE EXCEPCIÓN

Si alguien es un poco observador y, mientras recorre sus principales calles y avenidas alza un poco la vista, no podrá disimular el asombro ante los edificios de la ciudad.

A aquel que no sabe nada de arquitectura, como quien escribe esta nota, no podrá dejar de llamarle la atención y aún hacer una comparación con los edificios que, de manera rutinaria, uno está acostumbrado a ver

En general, los edificios torre no tienen medianera en común con las construcciones vecinas y se encuentran separados por un espacio de algunos metros, ofreciendo así una mayor aireación e independencia.

También es para destacar el buen gusto en la utilización de los diversos materiales de llamativos tonos, tanto en las diversas fachadas como en el remate superior de las construcciones, que suelen ser muy originales. Allí no se utiliza el ladrillo visto ni la chapa de zinc para culminar una gran construcción.

Muchos edificios tienen ascensores panorámicos externos.

La iglesia matriz Santa Inés, que ocupa la parte central de una plaza, levanta su estructura circular de techo cónico en una original arquitectura ofreciendo a sus feligreses confort y comodidad; sus asientos son butacas pullman, y posee trece grandes aparatos acondicionadores de aire. Para imitar, ¿no?

Estas y otras novedades constructivas, dignas del primer mundo, hablan de los muy buenos profesionales brasileños y de la originalidad e inventiva para ejercer la profesión.

Quien haya conocido Camburiú y regrese después de varios años, realmente no la reconoce.

UNA ATRACCIÓN CERCANA

Ya lo saben miles de argentinos que, a través de los diversos medios de transporte terrestres, públicos y particulares, eligieron ya hace varios años los paisajes, las costas y las ciudades del sur brasileño.

Es que Río Grande do Sul y Santa Catarina no solamente forman parte de lo mejor del país de Pelé, por su gran desarrollo de la economía, la cultura y el turismo, sino porque a los argentinos y, en particular, a los que vivimos en las provincias de la región de nuestro Litoral, nos resulta cómodo y relativamente cercano viajar a esas zonas.

Hace poco tiempo las autoridades brasileñas inauguraron la moderna autopista BR-101, de algo más de 500 km. de extensión, que comunica Camboriú con Porto Alegre

Por eso la inmensa mayoría tiene ya conclusiones excluyentes: si uno busca playas de aguas cálidas las encontrará en este país. Y no solo eso, sino que en Brasil se da la particularidad de que en gran parte del perímetro costero, sobre todo en su región centro-sur, la costa está acompañada por diversas sierras y pintorescas montañas cubiertas por una vegetación tropical, que hacen de sus costas un paisaje muy atractivo y pintoresco. En resumen: el paisaje de montaña y las playas, juntos en el mismo lugar.

A ORILLAS DEL MAR

Las playas constituyen su principal atracción. La Central se extiende en todo el perímetro costero que corresponde a la parte principal de la ciudad, con una longitud de siete kilómetros. Está recorrida en toda su extensión por la Avenida Atlántica que muestra e impacta por sus grandes edificios de departamentos de llamativa arquitectura, hoteles, confiterías y restaurantes, y comercios. Por la noche, la rambla de la playa está profusamente iluminada, realzando la belleza del lugar.

La otra playa importante de la ciudad es la Laranjeiras. Está ubicada en la zona sur de Camboriú, a pocos minutos del centro. Es una playa chica de no más de 900 metros de extensión, flanqueada por cerros bajos de profusa vegetación; es muy bonita y pintoresca, de aguas tranquilas y muy limpias. Cuenta con muy buena infraestructura de bares y restaurantes.

A la playa de Laranjeiras se puede acceder de tres maneras: por tierra, como cualquier otra playa, por vía marítima a través del barco “pirata”, o por aires a través de un teleférico que durante 15 minutos brinda un muy bonito panorama de la ciudad, de ambas playas, los cerros y la frondosa vegetación.

A otras playas fuera de la ciudad se puede acceder fácilmente, a través de la ruta escénica “Interpraias” que bordea el océano brindando un muy hermoso paisaje.

Otro lugar importante para visitar es el “Complejo turístico panorámico Cristo Luz”, que se erige sobre un cerro de 200 metros de altura. Este Cristo de 33 metros fue inaugurado en 1997. Todas las noches se ilumina con luces que varían en diferentes tonos. Este lugar panorámico brinda una excelente vista de toda la ciudad, el mar y los cerros. Posee un restaurante con capacidad para 500 personas y algunos coquetos comercios.

La ciudad cuenta con tres shoppings de los cuales “Balneario Camboriú” fue el último en inaugurarse y es el más importante.

La avenida Brasil es la calle comercial por excelencia y la avenida Central es peatonal a lo largo de varias cuadras de su trayecto. La avenida Atlántica es la que bordea todo el perímetro costero.

Si busca un lugar tranquilo, seguro, con gente amable, que ofrezca bellos paisajes naturales, con un clima y playas de agradable temperatura, no dude en visitar Camboriú, en el Estado de Santa Catarina, en el sur brasileño.

Además, la ciudad cuenta con excelentes hoteles, buena comida y una atención que incluye la sonrisa y el afecto.

EL GIGANTE LATINOAMERICANO

Brasil siempre despertó -y despierta- fascinación en los extranjeros. Es el quinto país del mundo por su superficie.

Junto con México, Brasil es, en muchos aspectos, el líder de América Latina. Su extensión es muy grande, casi tres veces más que la de Argentina, y limita con todos los países de América del Sur, a excepción de Chile y Ecuador.

La población de este “país continente” ya suma más de 190 millones y es una de las más heterogéneas del planeta. Como si esto fuera poco, es la sexta potencia económica del mundo.

El perímetro de este extenso país es enorme. Desde el extremo norte hasta la frontera con Uruguay al sur, suma casi 8.000 kilómetros de los cuales la mayoría son playas. Si uno busca playas de aguas cálidas, nadie dudará de que están en Brasil.

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Vista de la playa Central en alta temporada. Detrás, la moderna arquitectura de condominios y hoteles.

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La iglesia matriz Santa Inés levanta su estructura circular de techo cónico en una muy original arquitectura.

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La playa de Laranjeiras, en una bahía de aguas tranquilas y limpias. Está rodeada de cerros bajos de profusa vegetación.

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Cerros, mar, playas, edificios y la avenida Atlántica, en el tropical balneario Camboriú.