Tras las movilización por el 8N

Cacerolazo: la oposición pidió al gobierno que escuche los reclamos

Cristina Fernández ratificó el rumbo del modelo. Los principales referentes de la oposición exhortaron a la mandataria para que interprete y lea el mensaje que dejó la sociedad a través de las concentraciones masivas. Exigieron que se respete la Constitución.

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Rodeada. La presidenta ignoró la protesta en los dichos -salvo algunas chicanas indirectas- y en los hechos, y reemplazó su habitual soledad en el atril para mostrarse rodeada de colaboradores.

Foto: DyN

 

 

DyN - De la redacción de El Litoral

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Mientras Cristina Fernández ratificó, pese a los masivos cacerolazos, su compromiso con el actual modelo, la oposición instó a la jefa del Estado a que escuche e impulse cambios en las políticas respecto del dólar, la inflación y la inseguridad.

La presidenta fue la primera funcionaria en hablar tras el cacerolazo, aunque no lo mencionó en forma directa. Admitió “muchos errores”, pero enseguida cuestionó la “falta de una dirigencia política que presente un modelo alternativo” para representar a esos manifestantes, y en una nueva crítica a los medios de comunicación, denunció “un aparato cultural, que generó ideas distorsionadas en los argentinos” sobre el país.

Desde la oposición, el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri; el gobernador de Córdoba, José Manuel De la Sota; el líder del FAP, Hermes Binner; los diputados Ricardo Alfonsín (UCR), Francisco De Narváez (Frente Peronista), y el ex jefe de gabinete kirchnerista, Alberto Fernández, entre otros, salieron a pedir a la mandataria que “escuche los reclamos”.

Reacciones

Un día después de las masivas protestas, Cristina ratificó que profundizará el modelo; defendió las medidas del gobierno respecto de controles al dólar, pero evitó hacer referencias a los reclamos puntuales que se resaltaron en los cacerolazos sobre la inflación, la inseguridad, la corrupción, el impuesto a los salarios y la re-reelección.

También desde el oficialismo, el senador Aníbal Fernández; el gobernador riojano, Luis Beder Herrera, el filósofo Ricardo Forster y el diputado bonaerense Fernando Navarro, entre otros, salieron a minimizar los cacerolazos argumentando que los manifestantes eran de un “sector minoritario” de la sociedad relacionado a “clases altas” o a la “derecha”, y que el mensaje de los reclamos “no estuvo claro”.

Desde la oposición, el primero en referirse a la protesta fue Macri. El líder del PRO calificó al cacerolazo como una “fiesta cívica sin precedentes”, y advirtió a la presidenta que debe escuchar y cambiar porque “la gente no quiere esperar tres años más” hasta las elecciones presidenciales de 2015.

El gobernador de Córdoba, José Manuel De la Sota, también pidió al gobierno que “escuche” las protestas a las que calificó de multitudinarias, y señaló: “Son millones de personas que buscan diálogo, que quieren ser escuchadas”.

Binner, en tanto, juzgó “muy impresionante la marea humana” que se concentró frente al Obelisco y llamó a “escuchar a la gente” en sus demandas por la “inseguridad, el no robar” y el “respeto a la Constitución”.

Más voces

Alberto Fernández, por su parte, evaluó hoy que las “cientos de miles de personas” que se movilizaron expresaron que “ya no creen más en el país idílico del que habla el gobierno”, y con ironía, advirtió que si la protesta fue convocada por un “grupúsculo de ultraderechistas, es la ultraderecha más exitosa del mundo”.

“Cuando uno intenta mentirle a todos, todo el tiempo, un día lo descubren. Gobierno, te descubrieron”, lanzó el ex funcionario kirchnerista, y manifestó su esperanza de que la Casa Rosada “pueda leer que lo que ha pasado ayer no es un tema menor, y que hay un gran segmento de la sociedad que le pide que advierta los problemas que existen y que los atienda”. Fernández le pidió al poder central que “vuelva sobre sus pasos, que revise lo que no está haciendo; no lo que está haciendo mal, sino lo que no está haciendo porque lo niega” y, en tal sentido, mencionó el aumento de la inflación o el problema de la inseguridad.